Saturday, April 18, 2009

Una verdadera solución de 2 estados es problema de Fatah y de Hamas - Khaled Abu Toameh - JPost

La administración de Obama, a través de su enviado especial en Oriente Medio, George Mitchell, ha lanzado lo que parece ser una agresiva campaña destinada a presionar al nuevo Gobierno de Israel a aceptar la solución de dos Estados.

Pero incluso si el Primer Ministro Benjamin Netanyahu y el Ministro de Asuntos Exteriores Avigdor Lieberman finalmente sucumben a la presión americana, ellos, junto con Mitchell, se encontrarán con que los propios palestinos están todavía muy lejos de un estado viable e independiente.

De hecho, los palestinos ya tienen dos entidades políticas, o mini-estados - uno en Cisjordania y el otro en la Franja de Gaza. Estas entidades rivales, controladas por Fatah y Hamas respectivamente, están actuando y haciéndose frente el uno al otro, como dos países diferentes.

Representantes de Fatah que participaron en la última ronda de conversaciones par la "reconciliación" con Hamas en El Cairo, dijeron a su regreso a Cisjordania que sentían como si estuvieran llevando a cabo negociaciones con los representantes de otro país y no con los palestinos de la Franja de Gaza.

Los repetidos intentos en los últimos meses por parte de Egipto y Arabia Saudita para persuadir a las dos partes para poner fin a sus diferencias y formar un gobierno de unidad palestino no lo han conseguido, incitando a Riad y El Cairo a barajar la idea de crear una confederación entre los dos "mini - estados".

Sin embargo, tanto Hamas como Fatah han rechazado categóricamente la idea de una confederación por temor de que se consolide y perpetúe la división entre Gaza y Cisjordania.

Funcionarios de la Autoridad Palestina dijeron que el Presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, solicitó a Mitchell durante su última reunión en Ramallah que ejerciera presión sobre el gobierno de Netanyahu para que aceptara la solución de dos Estados como base para una "paz justa, global y definitiva" en el Oriente Medio.

Abbas, dijeron los funcionarios, también aclaró, durante su reunión con el enviado de los EEUU, que no tenía sentido la reanudación de las conversaciones de paz con Israel mientras el gobierno israelí siguiera oponiéndose al establecimiento de un Estado palestino independiente con Jerusalém oriental como su capital, continuara con las actividades de los asentamientos en Cisjordania y con la demolición de casas construidas ilegalmente en los barrios árabes de Jerusalén.

Abbas, agregaron, también informó brevemente a Mitchell sobre el fracaso de los intentos de persuadir a Hamas para formar un gobierno de unidad con Fatah.

Portavoces de ambos partidos palestinos han dicho en los últimos días que sólo un milagro podría llevar a obtener un acuerdo entre las dos partes. La brecha entre ellos sigue siendo tan amplia como siempre, señalaron, añadiendo que los egipcios están considerando la cancelación de los planes de acogida a otra ronda de conversaciones de reconciliación que se celebrará en El Cairo a finales de abril.

Por ahora, parece que los palestinos (y el resto del mundo) tendrán que vivir con el hecho de que la división entre Cisjordania y la Franja de Gaza no es un fenómeno pasajero o temporal.

Si la administración de Obama fuera seria sobre la promoción de la solución de dos Estados, en primer lugar debería centrar sus esfuerzos en ayudar a los palestinos a resolver la controversia entre la entidad controlada por Fatah en Cisjordania y la controlada por Hamas en la Franja de Gaza.

Las divisiones entre los palestinos, así como la omisión a la hora de establecer unas instituciones adecuadas y dignas de crédito, son el principal obstáculo para la realización de la solución de dos Estados.

Menos de la mitad de Cisjordania está controlado por un Fatah dominado por la corrupción, el cual parece haber perdido gran parte de su credibilidad entre los palestinos, en gran parte debido a su incapacidad a la hora de reformarse a sí misma a raíz de su derrota ante Hamas en enero de 2006 en las elecciones parlamentarias.

La Franja de Gaza, por otra lado, está totalmente controlada por el movimiento islamista radical, el cual, a través de su ideología extremista, ha causado estragos entre la mayoría de los palestinos que viven allí.

La administración Obama se equivoca si piensa que la lucha por el poder entre estos dos grupos es una lucha entre buenos y malos. Se trata de un enfrentamiento entre malos y malos, ya que no están luchando por la promoción de la democracia o el fortalecimiento de la economía, sino por el dinero y el poder.

Netanyahu y Lieberman no tienen por qué preocuparse por aceptar la solución de dos Estados, porque Fatah y Hamas no parecen estar encaminados hacia el logro de las aspiraciones nacionales de su pueblo.

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