Tuesday, May 12, 2009

Un imbécil y un cretino: el corresponsal de El País y un concejal israelo-argentino de Jerusalém

Quizá a consecuencia de un titular donde la limitada contundencia del Papa Benedicto XVI ("El Papa clama contra el antisemitismo") choca con otros titulares de la prensa del país del buen rollito (como ese que entrecomilla que al Papa le "repugna" el antisemitismo, sin especificar si las comillas tienen como objeto el recalcar un exceso por la utilización de tal verbo), el corresponsal más lamentable de toda la prensa española opta por entrevistar a un concejal del Meretz de Jerusalém como guía para sus lectores (3 diputados de un total de 120 en la Knesset).

Sí, han oído bien, es como si un corresponsal de la prensa israelí eligiera entrevistar a un concejal de Madrid, y de un partido minoritario al estilo de Izquierda Hundida, como única voz representativa del supuesto sentir nacional israelí ante la delicada visita del actual Papa (el sistema israelí es mucho más representativo, por lo que la comparación sería muy discriminatoria para Izquierda Hundida). Y es que hasta ahí debe llegar un corresponsal "repleto de objetividad" para poder oír repetido su propio discurso, el único que realmente le interesa hacer llegar, en una señal meridiana de su gran profesionalidad, sin duda limitada en este caso por no poder echar mano, como en él es habitual, de algún portavoz de Hamas que le proporcione los mensajes apropiados. Esta vez tocaba el israelí "comme il faut".

Y ha elegido bien, el concejal está a la altura de las circunstancias. Luego algunos, dentro de la blogosfera hispano-israelí, se pondrán estupendos y se la cogerán con papel de fumar por la subida de Lieberman. Y es que algunos parecen no querer ver como anda su patio de progreso.

Pregunta el inefable corresponsal al concejal israelo-argentino de Jerusalém, Meir Margalit, honorable miembro del Meretz y utilizado, y parece gustarle, para la ocasión:

P - ¿Israel quiere la paz?

R. El conflicto tiene muchas causas. La política es una de ellas, pero la religión aquí no es santa. La tecnología militar y la industria de seguridad son fundamentales. Con el alma digo que mi país quiere la paz. Con la cabeza pienso que la guerra es irreversible.

P. ¿Nadie denuncia eso?

R. Hay un 80% de fundamentalistas. Ha crecido el número de jóvenes que elude hacer el servicio militar. El descontento está rugiendo y puede explotar.

O sea, que sólo los partidos árabes israelíes y el Meretz, que no llegan ambos al restante 20%, parecer ser los "no fundamentalistas" (recuerden que la pregunta es "si Israel quiere la paz" ... ¿y los palestinos, se preguntarán ustedes? ¿a quién puede interesarle si ellos la desean?) .

Además, nuestro concejal nos asegura que el "descontento está rugiendo y puede explotar"..., y es cierto, parece ya haber explotado, observen si no el enorme batacazo del Meretz y de la izquierda israelí tonti progre al gusto del corresponsal de El País. Comprueben su enorme descalabro en sus habituales caladeros de votos. Sólo falta un esfuerzo más y el "rugido" les dejará más mudos en casa pero más parlanchines para los corresponsales del mundo global.

Pero la joya de la entrevista es la siguiente:

P. ¿Acabará Israel pareciéndose a un Estado fascista?

Si, han leído bien, no osarían ni pronunciarlo ni escribirlo con respecto a Cuba, Venezuela, Corea del Norte, Rusia, China... y la totalidad de las "democracias musulmanas" y ahí lo tienen... adjudicado a Israel, una nación con 61 años de democracia, bastantes más que los del país (plural) del buen rollito.

Pero el concejal está listo para responder, de hecho lo desea ardientemente, se lo han puesto a pedir de caramelo:

R. Si un país habla como fascista, camina como fascista y actúa como fascista, es un país fascista. Nos estamos comportando así. Muchas cosas recuerdan a la Alemania de 1933. Sólo nos salvaremos si lo reconocemos.

Tiene razón, si un partido como el Meretz está compuesto de cretinos, y caminan, actúan y se comportan como tales, la cosa está clara. El problema de ellos, cuya insignificancia interna ya sólo anhela una cierta relevancia externa, es que ni saben ni quieren reconocerse como lo que son, es decir, que no "desean salvarse", así se gustan más y su clientela externa es más abundante.

Lo que es inconcebible es que gente como Oz, Yehoshúa y Grosmann todavía den "cuartelillo" a gente que dice tales cosas y no les mande a la mierda de una vez por aparentar, parecer, ser, una izquierda lamentable, irresponsable y "exportable".

Luego algunos, dentro de la blogosfera hispano-israelí, se pondrán estupendos y se la cojerán con papel de fumar por la subida de Liberman (es un bis). ¿Pero que coño esperan que vote la gente cuando esta banda del Meretz que, a falta de cualquier admisión de su propia realidad, sólo son presa de un delirio autojustificador y autoadulatorio ante el exterior para esconder su propio fracaso interno?

Porque no se trata de odio de sí o de auto odio, sino de vanidad y de autoadulación como única justificación ante su evidente falta de relevancia.

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