Saturday, August 21, 2010

¿Cómo y cuando se extravió el hasidismo? - Arthur Green - Forward


Hitbodadut (meditación) en Zefat - Yaacov Kaszemacher

Durante el último medio siglo, he estado leyendo y estudiando las fuentes del hasidismo con cariño y respeto. He trabajado en tanto historiador del pensamiento hasídico y, más recientemente, como teólogo tratando de construir un judaísmo contemporáneo sobre la base de mis conocimientos hasídicos. Al igual que el maestro hasídico de Pinhas Korzec, quien una vez le dio las gracias a Dios "porque su alma había venido al mundo después de que el Zohar fuera revelado, porque el Zohar me mantuvo judío", sé que debo mi propio judaísmo principalmente al Baal Shem Tov y a sus seguidores.

Sin embargo, durante este mismo período de tiempo he contemplado con consternación creciente al hasidismo contemporáneo y las distintas posiciones que ha adoptado sobre asuntos de interés para todos los judíos. La última, y la más ridículamente degradante, el incidente sobre la integración asquenazí-sefardí que esta convulsionado a Israel. En el centro del escándalo actual está la escuela ultra-ortodoxa de Beit Yaakov, en la ciudad cisjordana de Immanuel, donde la mayor parte de las niñas sefardíes estaban literalmente separadas por una valla, en la pista de recreo de la escuela hasídica, de las otras chicas mayoritariamente asquenazíes, y con las diferencias religiosas ofrecidas como justificación.

Me reí y lloré al leer que, con el fin de asistir a la escuela hasídica, las niñas sefardíes debían, inclusive en casa, utilizar la pronunciación asquenazí del hebreo. ¿Cuántos recuerdan que los hasidim (muy mayoritariamente askenazíes) una vez fueron ferozmente denunciados por adoptar las versiones sefardíes de las oraciones judías, las cuales pensaban que reflejaban un nivel más elevado de santidad?

¿Qué le ha ocurrido al hasidismo? ¿Cómo un movimiento audaz e innovador de regeneración espiritual del judaísmo ha retrocedido hasta conformar un núcleo duro de defensores amargados de un pasado perdido, peleando constantemente entre sí, produciendo llamativas violaciones de las normas éticas judías, y contemplando el mundo exterior como totalmente contaminado y hostil?

Para comprender cómo se ha extraviado el hasidismo, tenemos que conocer su historia, inclusive algunos defectos que estuvieron presentes desde el principio.

El objetivo de los seguidores del Baal Shem Tov fue una vida judía centrada en los aspectos esenciales, como el amor de Dios, la alegría de vivir los mandamientos de Dios y la fe en una divinidad que se encontraba en todas partes. La tarea del judío consistía en buscar las chispas de santidad en toda la creación y devolverlas a sus raíces, celebrando por su parte el privilegio de esta vida de santidad. La divinidad se encontraba en los campos y en los bosques, en las letras de la Toráh y en el corazón judío.

Lo que dejaron de lado en esa ecuación fue a la comunidad no judía en medio de la cual vivían los hasidim. Es fácil decir que sólo le devolvían el favor a ese cristianismo polaco y ucraniano repleto de estereotipos antisemitas deshumanizadores de los judíos. Pero la historia siempre es más compleja. La idea de que los no judíos tenían sentimientos menos humanos que los judíos, se llegó a decir que les faltaba el alma divina, tenía antiguas raíces en la tradición cabalística. Lamentablemente, esas briznas de folclore judío racista están aún vivas entre los hasidim (y entre algunos de nosotros) de hoy en día. A pesar de que no debería tener nada que ver con las divisiones internas judías, ya que la unidad de los judíos siempre ha sido un principio fundamental, sabemos que la mancha del racismo tiende a extenderse.

Dos otros acontecimientos han conducido a la decadencia y a la degeneración del hasidismo, y pueden atribuirse a las decisiones tomadas en el curso de su historia.

El primero es el liderazgo dinástico. La idea de que un hombre santo pudiera transmitir su carisma a hijos y nietos - en lugar de lo más obvio e intrínsecamente judío, la elección del maestro al discípulo (y la inversa) - se inició en unas pocas familias claves del linaje hasídico en el umbral del siglo XIX. Los nietos y bisnietos de los tzadikim hasídicos comenzaron a pelearse entre sí en busca de lealtades a causa de las querellas doctrinales, pero también y sobre todo a causa del dinero. A medida que el número de candidatos a la jerarquía dinástica se incrementaba e inflaba, al movimiento se le caracterizaba por una mezcla de mezquindad, debilidad creciente y liderazgo poco inspirado. Si bien algunas de las figuras hasídicas de los últimos días fueron excepciones, lo habitual era que la calidad y la originalidad de las personas al mando del hasidismo estaba ya en franco declive desde hacía más de cien años.

El segundo acontecimiento fue la respuesta del movimiento hasídico a la modernidad.

Cuando el nuevo movimiento hasídico hizo su aparición sobre la escena de la historia, los dirigentes rabínicos de la Europa oriental, y comprendido el famoso Gaon de Vilna, se sintieron indignados. Durante unos 30 años, desde 1772, los mitnagdim – el mundo rabínico opuesto al naciente hasidismo -, quisieron excomulgar a todos aquellos que tuvieran que ver con el hasidismo. Pero en 1810, los dirigentes rabínicos comenzaron a sentir la presión de un enemigo bastante más peligroso, la Haskalah, o el movimiento de las Luces (Ilustración) judío. Entonces, los dirigentes rabínicos hicieron causa común con los hasidim en la lucha contra la modernidad.

Los hasidim, deseosos de complacer por una vez a sus anteriores perseguidores, les abrieron el camino con entusiasmo (contra la Haskalah). El legado del Baal Shem Tov que abrazaba a todo el mundo se convirtió entonces en un arma contra aquellos que se atrevieran a desviarse, ya sea de la práctica religiosa, de las teorías educativas o incluso del estilo de vida y vestimenta, del normativo del siglo XVIII.

Este es el hasidismo que se transmitió a las generaciones venideras. A medida que la lucha se hizo más feroz, especialmente cuando se trataba de presiones gubernamentales, los hasidim anti-modernistas se volvieron más rencorosos, justificando sus técnicas de resistencia con no cierto orgullo.

En el siglo XX, la batalla ya estaba perdida pata la mayoría, y los hijos de los hasidim salieron en manada hacia diversos movimientos seculares judíos, incluyendo el sionismo. El movimiento hasídico que sobrevivió se volvió hacia la política, creando el movimiento Agudat Israel y otras organizaciones que trataron de evitar esa marea que se alejaba cada vez más del control hasídico y ultra-ortodoxo.

La Primera Guerra Mundial, los terribles pogromos que la siguieron y los estragos provocados por la sovietización devastaron al hasidismo en la Europa del Este. Hitler hizo el resto. En 1945 parecía no haber quedado casi nada.

A continuación, el período más notable de la historia hasídica comenzó a desarrollarse. De las cenizas del Holocausto, la comunidad comenzó a reconstruirse.

El rabbi ferozmente antisionista de los Satmar, Joel Teitelbaum, recreó una gran parte de la Hungría de antes de la guerra en Williamsburg y Jerusalém. El vástago que sobrevivió de los Bobover, Solomon Halberstam, quien había perdido a casi todos sus seguidores, tendió la mano a todos aquellos hasidim supervivientes que habían perdido a sus propios Rebbes para reconstruir una Galitzia, en primer lugar en Crown Heights, y posteriormente en Boro Park. Los Lubavitchers por su parte habían mantenido una activa red clandestina en la Unión Soviética, lo que les permitió mantener activas algunas chispas de la Toráh. Los Lubavitchers - seguidos eventualmente de los Bratslavers - extendieron la mano, a menudo con cierto éxito, a los hijos de los judíos modernos y no religiosos. Los Rebbes de Gerer y Belzer, ambos rescatados en medio del Holocausto, reconstruyeron sus imperios en torno a sus grandes fortalezas en Jerusalém, conquistado cada vez mayores franjas en Israel.

Todo esto ocurrió con el apoyo de otros judíos muy prominentes, y entre ellos el gobierno de Israel. Todos estaban profundamente conmovidos e impresionados por la fe y energía desplegada por esta comunidad judía "antigua y nueva", comprometida con su reconstrucción en un ambiente nuevo e incómodo. Su impresionante crecimiento natural, en contraste con el resto de nosotros, judíos estériles en comparación, ayudó a los hasidim de la post-guerra a recuperar su representación numérica con respecto a la población judía mundial. Las leyes militares israelíes y las que les permitieron estar exentos del trabajo les permitieron crear una gran sociedad de hombres ociosos hasídicos, estudiosos de la Toráh supuestamente a tiempo completo, un fenómeno completamente diferente de todo lo que había acontecido anteriormente en la historia hasídica.

Con los hasidim acostumbrados a ver a todos los extranjeros a través de la lente de las hostilidades y sufrimientos en la Europa del Este, el hasidismo que había surgido de una extraña combinación de amor auto-interior y de alegría, una herencia del primer período del movimiento, se combinó con un descomprometido y a menudo histérico extremismo ultra-ortodoxo, a lo que habría que añadir sus continuas y estridentes denuncias de todos los otros judíos, sobre todo de aquellos cuya procedencia se vinculaba a una segunda era de la historia hasídica (y su abandono del movimiento), y un absoluto desdén por el mundo no judío, legado de antiguas y recientes persecuciones.

Por supuesto, todavía hay chispas de santidad que se encuentran entre los hasidim. Hay jóvenes en los límites del hasidismo que siguen concernidos por luchar por el Avodat Hashem, el verdadera culto. Pero la mayor parte del movimiento consiste en una mera imitación y en un atrincheramiento en el pasado. Como el Rabbi Kotzker enseñó hace ya mucho tiempo, un Hasid a fuerza de mera imitación sólo es una imitación de un Hasid.

¿Cómo vamos nosotros que amamos el hasidismo, que aún estudiamos minuciosamente textos como el "Levi Kedushat" o el "Sefat Emet", a encontrar la inspiración si nos referimos a un relato exclusivista, lleno de superioridad moral, en suma, una versión intolerante del judaísmo tal como es el rostro actual del hasidismo contemporáneo? La respuesta es que tenemos que rescatar al Baal Shem Tov de sus últimos seguidores. La religión de los hasidim de hoy, ellos mismos víctimas de una trágica y compleja historia, no puede presentarse como el único legado del hasidismo.

Fuente: Forward

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1 Comments:

Blogger Renton said...

Wow...

:|

3:28 PM  

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