Friday, June 21, 2013

Es pequeño (40 páginas y apenas 4,70€) pero valiente. Promete



¿El antisemitismo puede ser de izquierdas? La cuestión es, por supuesto, completamente escandalosa. Tabú. No puede, ni debe ser planteada. Porque la izquierda y sobre todo la extrema izquierda, están marcadas para la eternidad de antifascistas y antirracistas. Un certificado de virginidad indiscutible. De otra parte, tanto más indiscutible cuando los derechos de autor, inalienables, en el ejercicio del papel de antisemita pertenecen, para la eternidad, a Hitler, a Pétain, a los Le Pen y a sus descendientes y seguidores.

Esos monstruos que la izquierda nunca amará. ¿Pero ama la izquierda a los judíos? Hace unas semanas, el ministro de Interior francés, Manuel Valls, un miembro de la izquierda, dijo muy alto lo que antes no se osaba más que susurrar en voz baja: "Un nuevo antisemitismo ha visto el día tanto en la extrema izquierda como en la extrema derecha". Algo obvio para todo aquel que quiera oír los ruidos odiosos que suben desde las ciénagas donde a la izquierda de la izquierda le gusta chapotear.

Toda una parafernalia verbal ha sido puesta al servicio de esta pasión anti-judía: se odia a los sionistas, pero no a los judíos. Se desea la desaparición de la entidad sionista, pero no de Israel. Se manifiestan por Palestina con grupos llegados desde los "barrios sensibles" de la emigración que gritan en árabe "!Muerte a los judíos!": pero como la izquierda no habla el árabe... Se detesta a los bancos, todos los bancos, pero es con una delectación especial que siempre se cita a Goldman Sachs.

El izquierdista, como vemos, no puede, en ese peligroso dominio (el antisemitismo), más que avanzar enmascarado. Si no está perdido, se ahoga. Y adios entonces a sus boyas de salvamento que llevan los nombres malditos de Hitler, Petain y Le Pen. Es por esta razón que él "no puede" ser antisemita. Por otro lado, cuando se le interpola sobre esta cuestión, enarbola un salvoconducto que le autoriza a denigrar un tanto a los judíos. En ese precioso bálsamo figura la palabra "antifascista".

El izquierdista, así pues, no es antisemita. No más en todo caso que ese barón húngaro al que reprochándosele un día su odio hacia los judíos. replicó indignado: "¿Yo, un antisemita? Nunca. Un antisemita es alguien que odia a los judíos más de lo razonable". La extrema izquierda francesa es como el barón. Razonable.

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