Saturday, March 01, 2014

El Monte del Templo - Editorial del JPost


Kotel y Monte del Templo en el s. XIX

Sólo hacía falta una discusión Knesset para incendiar el mundo árabe. Más de 30 diputados de todo el espectro político intervinieron en una reunión plenaria el martes titulada "La pérdida de la soberanía de Israel en el Monte del Templo".

El diputado derechista Moshe Feiglin (Likud) inició el movimiento, considerado como la primera vez en la historia que en la Knesset se examina la prohibición en contra de los judíos y otros no musulmanes de entrar en la zona del Monte del Templo - conocida como Haram al-Sharif por los musulmanes - para orar o realizar cualquier otro acto exteriormente religioso.

Aunque no se aprobó ninguna resolución o no se tomaron acciones, el mismo hecho de que la Knesset se atreviera a discutir el tema fue suficiente para sacar de quicio al mundo árabe. Representantes de la Liga Árabe se reunieron el mismo miércoles en lo que llamaron una "reunión extraordinaria" en El Cairo para discutir el asunto. El secretario general adjunto de la Liga Árabe, Ahmed Ben Helli expresó su preocupación por "esos extremistas judíos que querían asaltar el lugar sagrado". El  embajador de la OLP en Egipto, Barakat al-Farra, afirmó que "si Israel continúa con esta política, demuestra que no quiere la paz y que sigue violando el derecho internacional". Y en Jordania, 47 de los 150 miembros de la Cámara Baja del parlamento del país firmaron una moción para que el tratado de paz de 1994 entre Jordania e Israel fuera anulado. El Parlamento jordano aprobó una resolución no vinculante para expulsar al embajador de Israel en Jordania, Daniel Nevo y llamar a su propio representante en Israel en señal de protesta.

Históricamente, Israel ha sido muy sensible - y servicial - a las sensibilidades religiosas de los musulmanes conectados con el Haram al-Sharif. Poco después de que el entonces coronel Mordechai "Motta" Gur, comandante de la Brigada de Paracaidistas que conquistó la Ciudad Vieja durante la Guerra de los Seis Días, declarara que "el Monte del Templo está en nuestras manos", el entonces ministro de Defensa Moshe Dayan entregó esencialmente las llaves del Monte del Templo al Waqf de Jerusalén - el fideicomiso islámico -. Hoy en día, las banderas de Hamas y de la Autoridad Palestina vuelan sobre esa zona. La bandera de Israel no lo hace. Las autoridades musulmanas han emprendido unilateralmente proyectos de construcción y excavación, incluyendo una enorme mezquita en una zona del monte conocido como los Establos de Salomón.

Sin embargo, no menos preocupante desde una perspectiva liberal es la represión por parte de los musulmanes de la expresión religiosa judía en el Monte del Templo. Los judíos - y los restantes no musulmanes - no pueden recitar ni murmurar sus oraciones en el Monte del Templo, el lugar más sagrado del mundo para el pueblo judío. Los judíos que visitan el Monte del Templo en los días y horarios establecidos para los visitantes no musulmanes van acompañados por un funcionario del Waqf y un policía israelí. Si algún visitante muestra signos externos de oración - como el movimiento de los labios o la lectura de un libro de oraciones - él o ella es inmediatamente echado por la fuerza, y a veces incluso arrestado.

Los funcionarios de la policía de Jerusalén, los líderes políticos, e inclusive nuestros tribunales de justicia, han argumentado en el pasado a favor de un "status quo" que impide a los judíos orar en el Monte del Templo a fin de evitar fricciones innecesarias.

Subir hasta el Monte del Templo y orar es una "provocación", nos dicen. Los musulmanes son sensibles a lo que ven como una invasión judía de su lugar santo, y algunas figuras que apoyan el derecho de los judíos a orar en el Monte del Templo también tienen una agenda más amplia, desde arrebatar el control sobre toda la zona a los musulmanes a instalar un lugar de culto judío.

Quizás. Pero es incomprensible para nosotros qué la recitación o murmuración silenciosa de oraciones judías incendie de esa manera a los musulmanes.

En cualquier caso, el mantenimiento del statu quo es la política oficial de la Oficina del Primer Ministro. En nombre de la paz y en el ínterin hasta que se logre una solución al conflicto palestino-israelí, nuestro gobierno está pidiendo a los judíos que no se "provoque" a los musulmanes orando en el Monte del Templo.

Aun así, la controversia que rodea el Monte del Templo es otro recordatorio de que la búsqueda de un modus vivendi en Jerusalén, un nombre que incorpora irónicamente la palabra hebrea para la paz, sigue siendo un importante obstáculo para la paz entre Israel y los palestinos. Es uno de los muchos obstáculos que deben superarse antes de que se logre la paz.

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