Saturday, March 22, 2014

Gran, gran artículo: Mejor que huir de lo deprimente es ser consciente de su existencia - Daniel Gordis


Ante un mundo deprimente, qué mejor que la propaganda de Benetton como metáfora. Siempre jóvenes, siempre bellos, siempre tan felices y siempre tan multilaterales. Mucho mejor que las creencias, ideologías e identidades, la solución es el marketing publicitario (lastima que los modelos envejezcan y sean tan fácilmente sustituibles)


Hace unas semanas, Jeremy Ben-Ami de J Street y yo debatimos entre sí en Atlanta. Fue calificado de "conversación", pero en realidad era un debate. Muy civil, más un poco de humor, quizás una conversación y todo eso, pero siguió siendo un debate.

Ben-Ami expuso sus opiniones, yo las mías. La mía era muy simple: Él y yo queremos lo mismo. Él quiere (yo estaba dispuesto a asumirlo por el bien del argumento) un seguro Estado judío de Israel. Yo también. Él quiere (no hay duda acerca de esto) un Estado palestino como solución al conflicto palestino-israelí, y yo sería feliz de ver tal estado (y votaría por un compromiso territorial significativo) si significaría poner fin al conflicto.

Aunque estamos de acuerdo en muchas cosas, hay un punto importante de discusión que fue más significativo que el resto. Él está convencido de que un acuerdo para una solución de dos estados está a nuestro alcance, y yo sigo pensando, y estoy casi del todo seguro, que es absolutamente imposible.

Por eso, durante una buena parte de mi tiempo expuse mi argumento de por qué el presidente de la Autoridad Palestina Mahmoud Abbas no va a firmar dicho acuerdo. Él nunca renunciara al derecho de retorno. Su negativa a reconocer a Israel como un Estado judío es un síntoma de la triste realidad de que los palestinos odian a Israel (y seamos honestos, parece que bastantes judíos también) mucho más de lo que se preocupan por si mismos.

Ahí está el problema de Hamas y Gaza, y la preocupación de Abbas por si Hamas potencialmente toma el control. Ahí está el desagradable hecho de que, incluso si Abbas estuviera de acuerdo, ¿qué sucederá cuando él o su sucesor sea derrocado?, ¿qué sucederá cuando Ramallah se convierta en la plaza Tahrir?, ¿dónde estaremos entonces? Nada nuevo en todos estos argumentos, sólo un resumen de lo que la mayoría de las personas que piensan en ello ya saben.

Y después me callé.

Llegó el turno de Ben-Ami de responder, y él realizó el comentario más importante de toda la noche. "Yo encuentro lo que has dicho tan deprimente", me dijo. En muy pocas palabras, él estaba diciendo que "no puede aceptar un mundo en el que las opciones sean tan sombrías, así que elige creer que hay una salida".

Y debido a que mi punto de vista es deprimente, debo estar equivocado y ser malo.

Fue el comentario más importante de la noche, pensé, porque era también el más honesto. Lo que define la posición de Israel en el mundo de hoy es una división, y esa división no es entre quienes se preocupan por los palestinos y los que no (aunque hay lamentablemente muchos de estos últimos), ni entre aquellos que toleran a los judíos y los que no pueden soportarlos (y hay trágicamente un número creciente de estos últimos), y tampoco entre quienes están comprometidos con un Israel seguro y los que estaría felices de ver a Israel derrumbarse (y hay muchos de esos también).

La división real es entre aquellos que pueden aceptar la realidad tal como es (con toda la tristeza que ello pueda generar), y aquellos que no pueden tolerar tal desolación, y lo por tanto, prefieren optar por el engaño.

Tomen por ejemplo a todas esas personas, aparentemente justas y razonables, que sostienen que la negativa de Abbas a reconocer a Israel como un Estado judío es legítima, de hecho noble, porque él está tratando de proteger la situación de los no judíos en Israel. Es un argumento ingenioso, pero también es malevolente y deshonesto. Israel se ha definido a sí mismo como un Estado judío desde que se adoptó la Declaración de la Independencia en mayo de 1948, y una Ley Básica de 1985 añadió la noción de "judío y democrático" (curiosamente, la Declaración de Independencia no dice nada acerca de que Israel sea una democracia, pero eso es un tema para otro momento). ¿Pero Israel ha dejado de nombrar a árabes para la Corte Suprema? ¿De tener tres partidos árabes representados en la Knesset? ¿De que las mujeres beduinas se conviertan en médicos en Israel? Es evidente que hay bastantes cosas sobre la situación de los árabes y otros ciudadanos no judíos de Israel que pueden y deben ser mejoradas, pero ¿alguien cree en serio que Abbas está defendiendo y sosteniendo realmente eso? Cualquier persona imparcial entiende que Abbas no va a reconocer a Israel como un Estado judío porque una vez que lo haga, socava el argumento de que los refugiados deben regresar a Israel. Y Abbas necesita el regreso de los refugiados para destruir a Israel.

Pero ese deseo significa que no puede existir un acuerdo, porque Abbas no va a renunciar a la lucha, e Israel no cometerá suicidio.

Y eso debería ser deprimente para aquellos que desean más un acuerdo que tener en cuenta la realidad.

Así que ahora el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, le está diciendo a Israel que debe renunciar a esa demanda. ¿Por qué? Porque así será más fácil y será menos deprimente, por eso Kerry prefiere decirle a Israel que sea flexible - aun a riesgo de su propia razón de ser - en lugar de admitir la realidad y pensar deprimentemente que va a fracasar.

Las máscaras y fingimientos son propias de Purim, pero Purim está detrás de nosotros.

El mundo en que vivimos es un lugar cada vez más sombrío. Pero eso no quiere decir que la solución sea pretender que las cosas son diferentes de lo que son. Los EEUU fingen que van a impedir que Irán obtenga un arma nuclear, pero está claro que no será así.

La comunidad internacional pretende que tiene la suficiente fuerza de voluntad para detener el expansionismo del presidente ruso Vladimir Putin (cuyo punto final, no puede ni siquiera comienza a imaginar), cuando es evidente que los Estados Unidos bajo la presidencia de Barack Obama se encuentran inmersos en una política de retirada a toda velocidad del liderazgo mundial.

Y mientras la comunidad internacional insistiendo en que si Israel cede un poco sobre este tema, y un poco más sobre ese otro, y sobre aquel..., los palestinos van a favorecer un acuerdo, cuando es evidente que esto resulta absolutamente miope.

Es mucho lo que Israel ha hecho mal en los últimos años, y el gobierno de Israel ha contribuido sin lugar a dudas al carácter solitario del Estado judío en el mundo actual. Pero seamos honestos sobre al menos una cosa, incluso de cara ante la aleccionadora - aunque sí, deprimente - realidad que enfrentamos.

La principal razón de que Israel sea tan calumniado es que - y él solo - simplemente se niega a formar parte de esa farsa.

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