Friday, April 18, 2014

¿Por qué los palestinos no tienen excusas para no reconocer al Estado judío - Adi Schwartz - i24news



Ahora está claro que de los muchos temas sobre la mesa en las negociaciones entre israelíes y palestinos, el reconocimiento de Israel como el Estado-nación del pueblo judío es quizás el más polémico. Tanto es así, que la Liga Árabe incluyó un rechazo absoluto de dicho reconocimiento en la declaración de clausura de su cumbre anual celebrada hace unas semanas.

Si bien parece una cuestión teórica, sin ningún significado práctico, todavía podría arruinar todo el proceso de negociación. Pero ¿por qué? ¿Cómo es que el reconocimiento de la naturaleza de Israel (el cual, tal como acertadamente señaló el secretario John Kerry, fue reconocido por la comunidad internacional en el Plan de Partición de 1947) es tan difícil para la parte árabe? ¿Realmente tiene que ser tan difícil?

Desde la perspectiva israelí, es una petición justificada y legítima. Si se espera que Israel renuncie a un territorio estratégico y a llevar su frontera a una distancia de 22 kilómetros de su principal metrópolis, tiene que estar seguro de que a cambio de un acuerdo de paz con los palestinos se pondrá fin a todas las futuras demandas. Si la parte árabe sigue soñando con el desmantelamiento del Estado judío, actuando en consecuencia no tiene sentido que Israel abandone territorio.

El debilitamiento de Israel después de un acuerdo - y su no reconocimiento como un Estado judío - se puede lograr ya sea por los intentos de inundarlo con refugiados palestinos y sus descendientes, o por fomentar el malestar, exigir la autonomía y más tarde la independencia de la minoría árabe en Israel, o bien utilizando la fuerza.

Sólo un mensaje muy claro de la parte árabe de que el conflicto ha terminado, da méritos a ceder el territorio. Tal mensaje meridiano significaría reconocer que Israel es el Estado-nación del pueblo judío, y lo seguirá siendo.

Los funcionarios árabes, sin embargo, han expresado su preocupación y negativa. Ellos observaron correctamente que este reconocimiento significaría aceptar la narrativa israelí respecto a los derechos judíos sobre parte del territorio de la Tierra de Israel. De hecho, un acuerdo de paz y un proceso de reconciliación precisa una actualización de la narrativa árabe que ve todo el territorio, incluso Israel, como exclusivamente árabe y musulmán.

Ya que la narrativa judía ha evolucionado a lo largo de los años, lo que resta es la evolución de la narrativa palestina. Ya en 1919, cuando el primer presidente de Israel Chaim Weizmann expuso las reclamaciones del sionismo en Versalles, el mapa que presentó incluía todo el territorio al oeste del río Jordán (y ciertas áreas del Líbano actual). Los judíos veían toda ese territorio como suyo, pero tan pronto como en 1937 el movimiento sionista estaba dispuesto a aceptar un territorio mucho menor.

El mismo proceso de acomodación de Israel se puede rastrear en sus opiniones acerca de un Estado palestino independiente, el cual representaba un anatema para los dirigentes israelíes hasta bien entrada la década de 1980. La primer ministro israelí Golda Meir, incluso dijo la famosa frase de que no había tal cosa como un "pueblo palestino". En los últimos 15 años, sin embargo, todos los primeros ministros israelíes han aceptado, a regañadientes o no, la idea de un Estado soberano palestino en los territorios.

Otro argumento de los palestinos contra el reconocimiento de Israel como un Estado judío es que pondría en peligro la situación de la minoría árabe en Israel. Sin embargo, un reconocimiento palestino no dañaría ni mejoraría su situación. El liderazgo palestino no es el custodio de los derechos de los árabes israelíes; de hecho, sus derechos como miembros de una minoría están protegidos en la Declaración de Independencia de Israel, en la ley israelí y en las sentencias judiciales. Independientemente del reconocimiento palestino, Israel se ve a sí mismo como un Estado judío, lo que no impide la preservación de los derechos de sus ciudadanos árabes. En otras palabras, es necesario el reconocimiento palestino de las relaciones bilaterales con Israel, pero no tendrá ningún efecto en los asuntos internos de Israel.

Por último, pero no menos importante, los funcionarios palestinos afirman que el reconocimiento significaría renunciar a su demanda de que millones de refugiados y sus descendientes regresen a Israel. Eso es absolutamente cierto: los palestinos deben decidir si quieren transformar a Israel con el acuerdo en otro estado árabe, o vivir pacíficamente al lado de Israel. Si su elección es la última, no deberían tener problemas a la hora de reasentar a los refugiados y a sus descendientes en otros lugares. Y en ese caso, no deberían tener ningún problema con el reconocimiento de Israel como el Estado-nación del pueblo judío. Sólo este reconocimiento significaría que el conflicto ha terminado.

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