Friday, August 22, 2014

El antisemitismo al viejo estilo de los pensadores progresistas - Ben-Dror Yemeni - Ynet



La crítica a Israel no es antisemita. Lo hemos dicho una y mil veces, y debemos decirlo mil veces más. Pero para entender la diferencia entre la crítica legítima y el antisemitismo, podríamos remontarnos un tanto a un artículo, uno de muchos, publicado en contra de Israel. No se trataba de una crítica a Israel. Se trataba de una crítica a una "comunidad que asesina a niños". Y no se publicó en una revista neo-nazi de Baviera. Estas obscenas palabras fueron escritas en el diario The Independent de Gran Bretaña. Un periódico cuyo público lo conforman personas ilustradas, es decir, un artículo para un público ilustrado y progresista.

¿Qué ocurrió exactamente para que Israel se convirtiera en una "comunidad que asesina a niños"? Bueno, de acuerdo a la versión más extremista, y la más manipuladora, se basaba en fuentes que operan bajo los auspicios de Hamas - las estimaciones del servicio de Salud de Gaza - y que afirma que cerca de 1.800 civiles perdieron la vida durante la operación Margen Protector. Supongamos que esa cifra no es una mentira. De esa cifra, el 24%, según se afirma, eran menores de 18 años Se trata en todo caso de una proporción bastante más baja que la proporción de menores de edad dentro de la población real (el 44% de la población tiene menos de 14 años), pero digamos que esto es cierto también. Sigamos pues con los datos de Hamas. De acuerdo con los cálculos publicados por el The New York Times, el 16% de los muertos en Gaza tenían menos de 15 años.

¿Cómo se ha comportado la propia Gran Bretaña en su último gran conflicto? Bueno, las tropas británicas participaron en la invasión de Irak en 2003 y, según la revista médica británica "The Lancet", tan aceptable para las fuerzas progresistas británicos, dicha guerra, y no la posterior ocupación que duró muchos años, causó unas 100.000 muertes de civiles. Y de acuerdo con la misma publicación médica, el 46% de esas muertes eran de menores de 15 años. Eso hace unos 46.000 niños. No hablo de jóvenes, hablo de niños. En otras palabras, y basándonos en el servicio de Salud de Gaza y el Lancet, hubo una tasa de mortalidad de niños del 46% para los británicos, y otra del 16% por parte de Israel.

En el caso del Reino Unido, que forma parte de la OTAN, podemos ir un poco más atrás y recordar lo que sucedió en el bombardeo de Belgrado en 1999, durante la guerra de Kosovo (Operación Fuerza Aliada). Los resultados son semejantes. Aproximadamente 500 soldados murieron, y fallecieron además entre 1.200-1.500 civiles, cientos de ellos niños. Y mientras Belgrado se quejaba del grave daño causado por la OTAN a personas inocentes y a los niños, el fallecido Robin Cook, el entonces ministro de Exteriores le respondió : "¿Cómo se atreven ahora a emitir lágrimas de cocodrilo por las personas que murieron en un conflicto del cual ellos mismos son los responsables?"

Ni los ejércitos iraquí y serbio utilizaron a los niños como escudos humanos, ni tampoco anunciaron oficialmente que utilizarían a los niños (al 44,7% de su población) como escudos humanos, como si lo hizo Hamas. Tampoco emitieron un manual de instrucciones exigiendo a sus combatientes que utilizaran para sus actividades bélicas las concentraciones de civiles, lo que si hizo Hamas. En Bagdad, Basora y Belgrado no dispararon cohetes contra Londres y Manchester desde sus escuelas, como si lo hizo Hamas. Sin embargo, los británicos, junto con los estadounidenses, provocaron un número mucho más alto de muertes de niños, tanto en términos relativos como absolutos.

Sin embargo, el diario británico The Independent ha determinado que hay una comunidad en el mundo que es factible de llevar la marca ignominiosa de ser una "comunidad que asesina a niños". Esta no es la primera vez que esta frase se ha dejado caer en Europa. La melodía es muy familiar. Las críticas a Israel, vale la pena decirlo de nuevo, no suponen antisemitismo. Pero este diario británico progresista ha demostrado claramente que, a veces, sólo a veces, su crítica no es meramente una crítica, o inclusive, no se trata del nuevo antisemitismo. A veces, es el "viejo antisemitismo el que florece con todo su esplendor dentro del pensamiento progresista".


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