Wednesday, September 17, 2014

En la Tierra de Israel - Dror Eydar - Israel Hayom



Hace dos semanas, se publicó el libro "Catch the Jew (Atrapa al judío)". Escrito por el periodista israelí-estadounidense Tuvia Tenenbom, el cual escribe para periódicos alemanes, el libro trata de la incitación, el odio y la deslegitimación de Israel entre los palestinos, las organizaciones radicales de izquierda (incluidas las israelíes) y los grupos de derechos humanos israelíes. Tenenbom escribió su libro haciéndose pasar por un periodista alemán pro-palestino.

Inculta y grosera resultó su presentación en un programa de televisión, donde cosechó un elevado nivel de críticas, con el uso denigrante y estigmatizador del término "propaganda", sin que por otro lado hubieran leído una sola página de él. Y encima se jactaban de ello. Y todo sin pestañear o ni siquiera ruborizarse. ¿A qué se debió esto? ¿A un exceso de confianza? ¿A una auténtica falta de conciencia? ¿A un suicidio televisado en beneficio de unos donantes europeos, y sus beneficiarios israelíes, cuyo auténtico colorido antisemita había quedado expuesto? ¿A la creencia equivocada de que la estupidez se transferiría desde la pantalla a los espectadores, y que estos al final se dirían: "Sí, qué demonios, nos han convencido de no leer este libro"?

Luego vino el argumento justificador, y no hay palabras para describir lo despreciable que resultó ser, como por ejemplo que las citas incriminatorias y comprometedoras en el libro estaban dichas "off the record" al autor, y como, de hecho, éste había "engañado" a los que hablaron con él porque éstos no sabían "exactamente" con quién estaban hablando en realidad.

Pero ese es el punto central del libro: exponer lo que esas personas piensan realmente, y no lo que ocultan cuando alguien no es de su confianza. Estos no son por lo tanto lapsus linguae, ni son palabras dichas en un calentón o en una situación de estrés emocional. Las entrevistas filmadas y grabadas nos muestran que hay una metodología, y que las cosas que se dicen son pronunciadas con calma y con gran consideración.

Después de todo, un ignorante que ni siquiera ha leído el libro ha estado tratando de convencernos de que “debemos creer en la pureza y en la integridad” de la parte palestina, de que debemos arriesgar nuestra seguridad y destruir a nuestra patria siguiendo el camino que nos proponen. Por lo tanto, va en nuestro propio interés comprobar sobre todo los hechos. No creer porque sí, y de manera ciega, en la pandilla de ladrones procedentes de Túnez (la OLP estableció su sede allí en 1980). Pues cuando una casamentera trata de unir a una pareja, y una de las partes oye rumores bastante comprometedores acerca de la otra parte, ¿no sería natural que al menos comprobara si los rumores son ciertos?

Pero, de hecho, las cosas son diez veces peores en el nuestro caso y precisamente por lo que descubre el libro de Tuvia, ya que una de las partes ha proclamado sin pudor que tiene la intención de casarse con la otra parte solamente para heredar su propiedad después de matarla.

Luego vino el tontorrón que tampoco leyó el libro, pero que se "enteró" de su contenido por una tercera y cuarta persona. En la televisión en directo, desestimó el libro como mera propaganda que era tan inútil y zafia que ni siquiera era necesario perder el tiempo en refutarla. ¿Ustedes lo entienden? Así es como la izquierda israelí construye su plataforma para la paz. Durante 20 años hemos estado agitándonos como un barco en medio de una tormenta ante los diversos experimentos que la izquierda nos ha impuesto a través de los Acuerdos de Oslo. Veinte años después de haberlo intentado todo, incluso la retirada de la Franja de Gaza y la demolición de las prósperas comunidades judías allí existentes; unos 20 años de bombardeos, de sangrienta intifada y cinco guerras - Escudo del Desierto, Segunda Guerra del Líbano, Plomo Fundido, Pilar de Defensa y Margen Protector -.

Mientras tanto, el mundo árabe que nos rodea se ha vuelto tempestuoso. Las naciones se están derrumbando, los pueblos se están rompiendo en tribus, los psicópatas islamistas se están convirtiendo en las fuerzas principales en un buen número de sociedades musulmanas, y ahora tenemos el grupo Estado Islámico, al-Qaeda, Hamas, el Nusra Front, Hezbollah y un enorme lío por casi todos los sitios. Los únicos musulmanes tranquilos en todo el Oriente Medio están aquí, dentro de Israel. Pero la izquierda israelí sigue hablando de la paz y de un Estado palestino y de una solución diplomática.

Ahí afuera nos están gritando con mil decibelios que no están interesados en hacer la paz con nosotros y que no van a estar satisfechos con un pequeño estado palestino, y de todos modos, ellos no pueden someter a las lunáticas células islamistas durmientes. Irónicamente, los únicos que mantienen la Autoridad Palestina viva somos nosotros, Israel, con nuestras fuerzas de seguridad. Pero la izquierda no se apea de su sinrazón.

En su libro, Tenenbom ha logrado obtener unas claras confesiones que indican exactamente lo que la otra parte quiere hacer con nosotros, y lo que los europeos, esos que parecen estar a favor de la paz, piensan realmente, y eso es, según sus propias palabras, “avivar las llamas del conflicto palestino-israelí”. Pero el secretario general de Peace Now, Yariv Oppenheimer, no quiere escuchar nada de lo que le han dicho a Tenenbom. Y no se trata solamente de él, es todo un grupo de engreídos izquierdistas que piensan que lo saben todo y que son mejores que los demás. Así es como se las arreglaron para vender Oslo y el resto de la ingeniería de sueños que se inventaron. Porque, ya saben, todo que no se acomoda a sus ideales es propaganda.

En su libro, Tenenbom también escribe sobre esa suerte de especies socio-políticas progresistas. Una de las veces que cenó en un "restaurante bastante caro" con un grupo de "intelectuales de la izquierda", una de estas intelectuales dijo tener una especialización académica en "psicología política". Su especialidad, u obsesión, según dijo, era el extremismo religioso, especialmente entre los colonos judíos.

Los colonos, declaró ella solemnemente con la mayor confianza y autoridad, “son estúpidos”. Cuando Tenenbom le preguntó si había leído alguna vez la literatura de los colonos, sólo para asegurarse de que su “estupidez” era de hecho certificable, ella le contestó diciéndole que no tenía por qué, ya que había leído muchas citas de sus oponentes y "sin duda eso era más que suficiente".

Ahora que la guerra en Gaza ha terminado, y sobre la base de esta ignorancia y de este odio ideológico corrosivo, los medios de comunicación han reanudado su campaña de basura contra su enemigo preferido: los colonos. El martes, la conocida comentarista Yael Dan, de la Radio del Ejército [N.P.: a pesar del nombre, es un medio de comunicación refugio de bastantes miembros de la izquierda], comunicó a su audiencia un informe terrible (compilado por la organización izquierdista Adva Center), alegando que el gobierno israelí estaba discriminando a los pueblos del sur de Israel (los que principalmente sufren los cohetes desde Gaza) a favor de los asentamientos.

El propio informe adolecía de grandes fallos metodológicas que debían ser discutidos, pero Dan ni siquiera lo leyó. Ella tampoco invitó a un experto académico imparcial para que verificara y ratificara las conclusiones del informe. Era obvio que no estaba realmente interesada en sus conclusiones, sino solamente en la "culpabilización del judío", o en este caso, "del colono judío". Así que invitó al diputado laborista Eitan Cabel, que tampoco había leído el informe de marras, para amenizar su show. Recitó los gastados mantras izquierdistas de la década de 1980, y su criticismo de los modernos pioneros y constructores del Estado de Israel.

Luego invitó al alcalde de la ciudad sureña de Dimona para reforzar su espectáculo, en un intento de conseguir enfrentar a los pioneros del sur contra los pioneros de los asentamientos. Para su sorpresa, el alcalde de Dimona habló muy bien del gobierno y de su apoyo a su ciudad, y citó diferentes cifras que el propio informe ya sugería.

Dan y Cabel, sorprendidos, se vieron totalmente desmentidos, y trataron de convencer al alcalde de que él lo tenía muy mal y que debía unirse a ellos en su ataque a los colonos. Eso no sucedió, así que antes de despedir al alcalde decepcionados, Dan se aseguró de mencionar su afiliación política al partido del primer ministro. Al final del espectáculo, dejó que un miembro del consejo de colonos de la Yesha dijera unas pocas palabras en defensa de los colonos.

Este espectáculo me hizo pensar en ese otro "asentamiento", el de Yael Dan y sus camaradas en la Radio del Ejército, y su evidente uso adoctrinador de las ondas públicas para incitar al público contra un grupo de población en su mayoría idealista y esforzado, que sirve como un escudo defensivo militar y moral para nuestra protección.

Así que corrí a la librería más cercana y compré un ejemplar de "Catch the Jew". Es un buen libro, de ritmo rápido y de fácil lectura, lleno de humor. No me reía tanto en voz alta desde hacía bastante tiempo. Mientras lo leía, me acordé del libro de Amos Oz, "En la tierra de Israel" (1983), en el que describía sus impresiones de un viaje que hizo a través de Israel. El libro de Tenenbom no era menos profundo, pero estaba libre de la pomposidad profética que dominaba el esfuerzo de Oz.

Treinta años han pasado desde que Oz se embarcó en su viaje, y ahora Tenenbom ha realizado su propio viaje hacia la Izquierda, la Derecha y los palestinos. La mayoría de las veces las personas que lo rodeaban no sabían que él era judío, o bien que hablaba y entendía el hebreo y el árabe. El resultado es entretenido e inquietante a la vez. Pensando que él era una persona distinta de la que realmente era, las personas a las que entrevistó se quitaron sus máscaras oficiales políticamente correctas, esas que normalmente llevan ante las cámaras israelíes, y dijeron la verdad en la que realmente creían. Este libro es una necesidad para cualquier persona que quiera formular una opinión independiente sobre la realidad en esta región. Entonces podremos debatir las conclusiones.

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