Sunday, September 14, 2014

La guerra de Obama, que "no es una guerra", contra los islamistas del Estado Islámico, que "no forman parte del Islam" - Debka


- En 2014, Obama conforma una amplia coalición.
- En 2015, Obama formula un plan militar
- ¿Y de que se preocupará en el 2016? Bueno, ya será otro el presidente

 "Vamos a construir el tipo de coalición que nos permita liderar, pero también no totalmente dependientes de lo que hacemos", dijo el presidente de Estados Unidos Barack Obama en un evento para recaudar fondos en la casa del ex antiguo jefe de la AIPAC Howard Friedman, en Baltimore, este viernes 12 de septiembre. Un bromista tradujo el sentido de lo que dijo como que "el Oriente Medio podría seguir su propio camino con tal de que mantuviera un cierto 'sabor a los Estados Unidos' ".

Esa fue una manera de definir las turbulentas contracorrientes que dividen el Oriente Medio ante el lanzamiento por parte del presidente de Estados Unidos, el miércoles pasado, de su estrategia para derrotar al Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIL o IS) con una amplia coalición.

Ese también era exactamente el tipo de comentario ambiguo que el gobierno de los Estados Unidos está cortejando para que se unan a su coalición y que resulta tan desagradable. La respuesta de los 10 líderes árabes y musulmanes al intento de reclutamiento por parte del secretario de Estado John Kerry, en Jeddah, el pasado jueves 11 de septiembre, fue por lo tanto igual de equívoca.

Los "estados participantes acordaron contribuir en la lucha global contra la ISIL, incluyendo... unirse a muchos de los aspectos de una campaña militar coordinada contra el ISIL" dijeron.

Obama habló de un "rayo de luz" en la descripción de cómo los vecinos árabes se centraron por primera vez en la "necesidad de distanciarse completamente de una manera efectiva y de tratar de neutralizar esa marca particular del extremismo islámico".  Pero el revestimiento no resultó tan brillante.

Irak no tiene un ejército propiamente hablando después del auge del ISIL, y su pequeña fuerza aérea apenas puede marcar diferencias en la lucha territorial contra los islamistas.

Turquía ha optado por no colaborar y no sólo con las operaciones militares contra los yihadistas. Ankara ha cerrado sus bases territoriales y aéreas al tránsito de las fuerzas estadounidenses y de la coalición para los ataques contra los islamistas en el norte de Irak.

Jordania ha renunciado a tomar parte en las operaciones militares contra el Estado islámico, y también lo ha hecho Egipto, como Kerry conoció antes de aterrizar en El Cairo el sábado 13 de septiembre.

Alemania, mientras envía armas al ejército kurdo que lucha en la línea del frente contra los islamistas, se niega a participar en acciones de combate en Irak o Siria.

Gran Bretaña, que envió un cargamento de ametralladoras pesadas y media tonelada de municiones a Irbil para los Peshmerga kurdos, se niega a unirse a los EEUU en los ataques aéreos sobre objetivos del IS en Siria.

El presidente francés, Francois Hollande, quien voló a Bagdad el viernes con cuatro envíos de armas y 60 toneladas métricas de equipo humanitario, será la sede de la fundación de la coalición en París el próximo lunes 15 de septiembre, en competencia con la iniciativa estadounidense. Ha molestado a Washington invitando a Irán.

Kerry dijo públicamente que sería "inapropiado" que los funcionarios iraníes sean invitados a la conferencia de París, ya que Irán es "un estado patrocinador del terrorismo" y "respalda el brutal régimen de Siria".

El viernes, Obama nombró el general John R. Allen, ex comandante en Afganistán y el oeste de Irak, para liderar las fuerzas de la coalición en la guerra contra el Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIL).

Es difícil saber con que tipo de fuerzas de combate contará, a la vista de las respuestas mixtas internacionales existentes hasta ahora a los llamamientos de Washington para una coalición mundial para combatir el terrorismo.

En los años 2006-2008, el general Allen mandó la II Fuerza Expedicionaria de Marines de los Estados Unidos, la cual  luchó con éxito contra la Al Qaeda bajo el liderazgo de Musab Zarqawi en la provincia occidental iraquí de Anbar. Lideró lo que entonces se denominó el proyecto "Despertar", que reunió a las tribus suníes de la región para la lucha.

El presidente Obama parece querer que el general Allen repita ese éxito en su campaña contra el nuevo flagelo islamista.

Los expertos militares consultados por Debka encuentran las perspectivas de que esto vuelva a ocurrir en 2014 bastante escasas, ya que las circunstancias son muy diferentes:

1. Para apoyar la campaña Despertar sunita, el presidente George W. Bush autorizó la famosa "oleada" que colocó adicionalmente a 70.000 soldados estadounidenses en el campo de batalla iraquí. Sin embargo, Obama se ha comprometido a no enviar tropas de combate a Irak en unos números significativos, y solo ha aprobado a no más de unos pocos cientos de militares estadounidenses.

2. En 2006, los sunitas iraquíes confiaban en las promesas estadounidenses. Estuvieron de acuerdo en cambiar de bando y luchar contra sus antiguos compañeros sunitas de Al Qaeda después de que Washington les asegurara de que no perderían su estatus y derechos en Bagdad, y que los EEUU les darían armas y salarios.

En el 2009, se dieron cuenta que la administración Obama no cumpliría con las garantías dadas por la administración Bush. Su desilusión con los Estados Unidos, y el surgimiento de un régimen dominado por los chiíes en Bagdad, los empujó a los brazos de ISIS.

3. Desde entonces los líderes sunitas de Irak han aprendido a no confiar en nadie.

Hoy, ellos están calibrando sus apuestas y sus líderes tribales se han dividido en dos campos opuestos: Arabia Saudita, por una parte, y el Estado islámico, por el otro. Por primera vez desde la invasión estadounidense de Irak para derrocar a Saddam Hussein hace 11 años, los líderes sunitas de Irak se mantienen sentados esperando y en posición de establecer un alto precio por su apoyo.

Todo esto deja al presidente Obama y el general Allen ante el umbral de una guerra contra el terrorismo islamista, una que todos están de acuerdo en comenzar sin demora, pero sin la suficiente influencia política para ir hacia adelante o con las suficientes posibilidades de reunir a las tropas adecuadas para conducir incluso la primera batalla.

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