Monday, September 07, 2015

Los chicos guays de la izquierda israelí (Unión Sionista) decepcionan a sus amigos árabes: Un miembro árabe de la Knesset condena a la izquierda israelí por ser "ricos racistas" que fingen ser "pacifistas" - Tzvi Ben-Gedalyahu - Jewish Press y otros



Un diputado árabe de la Lista árabe en la Knesset, Jamal Zahalka, descargó este lunes todo un ridículo discurso condenatorio y teatral contra uno los miembros vedette de la izquierda en la Knesset, diciendo que los izquierdistas en realidad desearían declarar lo que dicen los miembros derechistas pero se lo impide la corrección política.

De hecho calificó a los izquierdistas con varios adjetivos, como "asquenazíes", "consentidos", "snobs" y "racistas". Y les inquirió por su agenda de paz diciendo que era "basura". "Ellos son los que nos dicen que os hemos traído la paz. Pero son los ingenieros del racismo, de la expropiación, de la expulsión. Qué vergüenza".

El discurso de Zahalka se produjo durante un debate sobre la propuesta del Gobierno para ultimar un acuerdo sobre los royalties (regalías) sobre el acuerdo del gas.

La diputada laborista Stav Shaffir, una de las vedette izquierdistas del viejo partido Laborista, ahora fusionado con la facción de Tzipi Livni en una agrupación con el curioso nombre de "Unión Sionista", había pedido al fiscal general que investigara los informes de que el primer ministro Binyamin Netanyahu había prometido destinar casi 250 millones de dólares al sector árabe si los diputados árabes no votaban en contra del acuerdo de gas natural.

Esto encendió la mecha bajo los pies de Zahálka, y puso en marcha cerca de 4 minutos de arrebatos de ira que podrían haberle hecho rico, con los ingresos de sus electores, si hubiera vendido entradas para su actuación.

Shaffir fue su blanco perfecto porque ella representa al sector de "Paz y Amor" que nos trae a la mente al sector liberal de los judíos americanos que en la década de 1960 estaban por la integración de negros y blancos, pero que tenían dudas si eso debía significar que dicha apertura debía llevarse a cabo en sus propios barrios.

Un ejemplo más actual es la campaña que desarrollan activistas izquierdistas israelíes procedentes de los barrios ricos del norte Tel Aviv en en favor del asilo de los inmigrantes ilegales. Claro está que estos activistas reivindican su presencia en la zona relativamente pobre del sur de Tel Aviv.

El ex diputado ultraderechista Michael Ben-Ari reveló su truco hace un par de años cuando llevó a un grupo de inmigrantes ilegales a una piscina del norte de Tel Aviv, algo que enfureció y conmocionó a una población tan liberal y progresista.

Shaffir, quien con sus 30 años es la diputada más joven en la historia de la Knesset, tiene unos credenciales impecables como perfecta izquierdista.

Ella fue uno de los líderes de la protesta de hace tres años por el "queso cottage" y luego se unió al show de las mujeres del Muro. Obviamente apoya el asilo para los inmigrantes ilegales que dice que deben ser clasificado como "refugiados" y, por supuesto, respalda las demandas del LGBT.

A principios de este año, atacó a los derechistas y les dijo:
No nos prediquen a nosotros acerca del sionismo, porque el auténtico sionismo significa dividir el presupuesto en partes iguales para todos los ciudadanos del país. El sionismo real es cuidar de los débiles. El sionismo real es la solidaridad, no sólo en la batalla, sino en la vida cotidiana.
Entonces, ¿por qué cuestionó algunas de las regalías que el acuerdo del gas podría llevar al sector árabe? Buena pregunta, y no hay una respuesta sencilla: Shaffir y el resto de la oposición en la Knesset solo tienen una ideología: echar abajo la coalición gubernamental, sobre todo cuando está encabezada por el primer ministro Netanyahu.

Hasta que a Zahalka le saltaron los fusibles (parece ser que en La Lista Común Árabe también están enojados con la Unión Sionista por votar a favor de la ley antiterrorista que, entre otras legislaciones, perciben como anti-árabe):
"Miss Justicia Social Stav Shaffir nunca me ha dirigido al palabra. Ella nunca me ha dicho 'Hola'. Yo he sido transparente para ella. Para ella los árabes no existen. Eres una racista, una racista por tú silencio y por ignorarnos.  
Te diré que estás ignorando la existencia de una persona. Desde que estás en la Knesset nunca me has hablado, nunca me has dicho hola. Me he dirigido a tí y tes has dado la vuelta y no me has dicho hola. Racista!"
Pero Zahalke prosiguió con su requisitoria llamando al partido Laborista, la mayor parte de la Unión Sionista, la "madre y el padre de racismo".
"Los derechistas son menos humanos, pero al menos te sonríen y saludan. Incluso los miembros de la Knesset de Yisrael Beytenu nos sonríen. Vosotros... vosotros inventásteis el racismo. Fuisteis las personas que tomaron nuestra tierra, que nos expulsaron. Sí, vosotros no cantáis 'Muerte a los árabes',  pero fuisteis quienes nos dijeron 'os estamos trayendo la paz'. !Vergüenza! Ustedes deberían estar avergonzados por su racismo y discriminación... Ustedes son gente condescendiente, ricos, acomodados asquenazies. Devuélvanos la tierra que nos quitaron... en nombre de vuestros valores universales".
Y prosiguió:
"¿Quién nos hizo mayor daño, el Likud o los Laboristas? Los Laboristas, por supuesto. El Likud construyó asentamientos junto a los residentes árabes. Usted construyeron sus kibutz y su socialismo sobre las ruinas de nuestras ciudades. Sus caras son feas y desagradables. Los izquierdistas nos orinaron desde arriba".
Shaffir, visiblemente dolida y molesta por las acusaciones, lo llamó mentiroso, pero Zahalka le respondía a casi todo lo que decía con "La culpa es tuya".

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