Friday, October 09, 2015

Netanyahu en apuros: el boomerang del Monte del Templo y los apuñalamientos palestinos en Tel Aviv - Debka



El primer ministro Binyamin Netanyahu y el ministro de Defensa Moshe Yaalon parecían creer que la orden dada a los ministros del gabinete y a los miembros de la Knesset de dejar de visitar el Monte del Templo sería un elemento ganador para una desescalada en los actuales ataques terroristas con rocas, bombas incendiarias y cuchillos por parte palestina.

Pero ellos estaban equivocados. Tan pronto como fue liberada la orden se convirtió en un boomerang. Los diputados árabes israelíes anunciaron inmediatamente que iban a visitar el Monte del Templo y la mezquita Al Aqsa independientemente de esa orden. En Jerusalén, en cuestión de minutos, otro israelí fue apuñalado y herido de gravedad cerca de la sede nacional de la policía y, unas horas más tarde, una mujer soldado y otros cuatro civiles judíos fueron atacados en Tel Aviv por un palestino que empuñaba un destornillador aguzado. Un oficial de la fuerza aérea que pasaba por allí persiguió al asaltante y lo mató a tiros.

La orden del primer ministro de prohibir a los diputados judíos y árabes el acceso al Monte del Templo otorgó a los líderes políticos de la comunidad árabe-israelí la posibilidad de unirse a la campaña llevada a cabo en nombre de los palestinos por el Movimiento Radical Islamista israelí - su rama norte, encabezada por el jeque Raad Saleh -, para convertir al Monte del Templo en un escenario de flamante confrontación anti-israelí y anti-judía. La cuestión del Monte del Templo ha dado a estos líderes árabes israelíes el pretexto legítimo para demostrar su solidaridad con los palestinos en su campaña de terrorismo contra Israel.

Si Netanyahu esperaba que los legisladores árabes serían lo suficientemente responsables como para echar una mano en un movimiento destinado a apagar las llamas de la violencia y salvar vidas, ha demostrado ser un ingenuo y un pardillo.

El diputado árabe israelí Jamal Zahalke, presidente de la Lista Árabe Unida, se fue directamente hacia el Monte del Templo sólo para ser detenido por la policía en la Puerta de los Leones (el escenario de dos ataques mortales con cuchillo contra judíos israelíes) y encontrar su entrada obstruida.

Acto seguido, sacó un comunicado de prensa y entonó: "Estoy en la Puerta de los Leones después de haberme sido impedido ilegalmente el acceso al Monte del Templo. Me importa un comino Netanyahu y sus decisiones".

Otro diputado árabe de la Knesset, Ahmed Tibi, anunció que iría con un gran grupo de prominentes árabes de Israel a visitar el Monte del Templo al día siguiente, para asistir a la oración del viernes en la mezquita de Al Aqsa. Y calificó la orden del primer ministro como "loca".

Por tratar de conseguir un papel principal en la actual campaña palestina de terror, con todas sus dimensiones asesinas, los representantes políticos de la comunidad árabe de Israel han cruzado una línea roja que hasta ahora habían evitado traspasar prudentemente. Una vez que se presenten ante las puertas del Monte del Templo, el reloj ya no podrá dar marcha atrás. Zahalke y Tibbi se habrán convertido en parte de esa calle palestina que arrasa todo aquello sobre lo que nadie parece tener el control.

Los siete batallones de seguridad de la Autoridad Palestina afirman tener solamente un control limitado sobre ciertos segmentos de la calle palestina, pero nada más. Nadie en la sede de la Autoridad Palestina en Ramallah tiene algo que decir en la calle palestina. Tampoco tienen nada que decir cualquier gobernante árabe en la región.

Esto deja de manifiesto la falsedad de los llamamientos de los líderes de la oposición israelí como Yitzhak Herzog, Tzipi Livni, Yair Lapid y Amos Yadlin a buscar una "adaptación regional" para la resolución de la cuestión palestina. Los reyes de Arabia Saudita y Jordania y el presidente egipcio están sobrecargados con sus propios candentes problemas, y han dejado claro que no tienen tiempo para la cuestión sin fin palestina.

Así que todo se reduce a Israel. El gobierno de Netanyahu tiene que actuar en conjunto y cambiar su enfoque para poner freno a la violencia palestina mediante una estrategia eficaz de lucha contra el terrorismo palestino. Y esa estrategia tiene que obviar medidas contraproducentes que traten de disuadir a los judíos y evitar toda esperanza de que el arreglo pueda llegar de manos de diplomáticos extranjeros.

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