Thursday, October 15, 2015

Notas desde la escena del terror: Una mañana, dos ataques, cuatro dilemas - Shmuel Rosner



Fue un terrible día para Israel. Terrible debido a los muchos muertos y heridos - hubo ataques por la mañana en Raanana y en Jerusalén -, y queda todavía mucho día mientras escribo. Los helicópteros están volando sobre Tel Aviv en busca de algo. La carretera de Tel Aviv a Jerusalén está bloqueada por una razón no especificada. En Givataim, los residentes de un área determinada fueron llamados a quedarse en casa. En la intersección, en mi camino a una corta visita a mi oficina en Raanana, hubo una manifestación de jóvenes que pedían medidas más duras contra los atacantes. Todo el mundo es sospechoso, todo el mundo parece estar paranoico. Los dilemas que enfrentan los líderes, los ciudadanos, los padres, los empresarios están aumentando. Ninguno de ellos tiene una respuesta fácil.

Éstos son cuatro dilemas:

1. El dilema del líder: ¿Un castigo colectivo?

Incluso con los dos ataques con cuchillos en Raanana, los de Jerusalén, donde hubo disparos, cuchilladas y atropellos, representan la zona cero de la nueva "situación". Jerusalén fue siempre difícil, entre otras cosas porque es una ciudad mixta de judíos y árabes, de israelíes y palestinos. Cisjordania y Gaza pueden ser sometidas a cierre. El cierre no será hermético, pero puede ser muy eficaz a la hora de prevenir que algunos atacantes potenciales entren en Israel. El cierre de Jerusalén será mucho más difícil de conseguir, tanto operativa como conceptualmente. Operativamente, porque Jerusalén es una mezcla de barrios de muchos tipos. Conceptualmente, porque poner a los barrios de Jerusalén bajo cierre es una admisión de que la ciudad no está muy unida, que no está toda realmente bajo el control "israelí". Si usted trata a las áreas de Jerusalén como trata a las zonas de la Ribera Occidental se promoverá la idea de que Jerusalén - partes de ella - son más "territorios" que "Israel". Y sin embargo, el alcalde de Jerusalén, Nir Barkat, cree que es necesario cerrar algunos de los barrios bajo su propia jurisdicción.

2. Un dilema de los padres: ¿Autobús o compartir el viaje?

Los veteranos de la segunda Intifada están familiarizados con los dilemas que la "situación" trae consigo. Lo sé de primera mano y lo escucho a mí alrededor. ¿Debemos dejar que nuestros hijos vuelvan de la escuela en autobús, tal como están acostumbrados a hacerlo diariamente, o dejar la oficina para ir a buscarlos? ¿Debemos dejar que nuestra hija adolescente vaya al cine con sus amigos, o encontrar una manera de convencerla de quedarse en casa? El padre israelí sabe que no se puede vivir en un lugar frecuentado por un temor constante. Él sabe que no es bueno para él y para la salud mental de sus hijos estar en un constante estado de ansiedad. Sabe que, estadísticamente hablando, los accidentes de tráfico son más peligrosos que el terrorismo de los cuchillos. Él sabe que es esencial para Israel demostrar a sus enemigos que no puede ser fácilmente ahuyentado. Y aun así… ¿quieren que su hijo vaya el colegio en autobús?

3. El dilema del transeúnte: ¿huir o pelear?

En Ra'anana, esta mañana, un hombre con un paraguas salvó el día. Él estaba en su oficina, oyó a la gente gritando, se dio cuenta de que era un ataque, identificó al atacante, agarró la herramienta que estaba más a mano - un paraguas y con esta ola de calor - y se fue a por él. Lo hemos visto en los últimos días en todo Israel. Ciudadanos persiguiendo atacantes, enfrentándose a ellos, salvando a otros. Israelíes valientes. Muchos de ellos podrían haber huido, de hecho, muchos otros lo hicieron, y es difícil culpar a nadie porque decidiera huir cuando un hombre o una mujer con un cuchillo está tratando de matarlo. Pero decidieron luchar. Jóvenes y mayores, fuertes y débiles. Los héroes accidentales de Israel salvaron la "situación". No pueden prevenir el terrorismo. Ellos no pueden salvarnos a todos. Pero salvaron a muchos, y también, hasta cierto punto, a nuestro sentido colectivo de ser herido.

4. El dilema del empresario: ¿Mantener a su empleado palestino o despedirlo?

El segundo ataque en Raanana fue llevado a cabo por un trabajador de la construcción, el cual estaba empleado no muy lejos de la escena del apuñalamiento. Uno de los atacantes en Jerusalén  trabajaba para la compañía de comunicaciones Bezeq. Cuanto más árabes de este tipo - empleados y trabajando en Israel, y personas aparentemente corrientes - lleven a cabo los ataques, más duras serán las consecuencias para muchos otros árabes.

No hay que subestimar la dificultad: Estaba en el supermercado esta mañana. La cajera era una persona de aspecto claramente árabe y llevaba un hijab en la cabeza. El carnicero es árabe. Yo los conozco. No tengo ninguna duda de que no quieren hacer nada malo. Pero incidentes como los que teníamos esta mañana tienden a erosionar rápidamente la confianza de la gente en otras personas. Si esta "situación" se mantiene a largo plazo, los árabes bien intencionados, los ciudadanos inocentes, esos ciudadanos decentes israelíes y no israelíes, van a perder sus puestos de trabajo. Y no porque deberían perder sus puestos de trabajo, sino porque esa es la forma en que se comportan las personas en situaciones muy tensas. Pensando en el llamado "ciclo de violencia", también tenemos que tomar en cuenta esas posibles tendencias. La desconfianza lleva a los despidos injustos. Los despidos llevan a la frustración. La frustración lleva a sentimientos de odio, e incluso a la violencia.

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