Sunday, October 11, 2015

Recomendable: El ciclo de la violencia y el terror palestino: La (ilusa) esperanza no ayudará - Ben-Dror Yemini - Ynet


Intifada para la prensa occidental políticamente correcta: jóvenes activistas palestinas fashion, y del otro lado gente desagradable y poca moderna: soldados, colonos y judíos religiosos

Existe una delirante escuela de pensamiento que afirma que si solamente concedemos a los palestinos un horizonte político y algo de esperanza, no tendríamos esta violencia y este levantamiento y que, tal vez... no tendríamos otra Intifada.

La ola más dolorosa del terror palestino se produjo durante la década de 1990. Esos fueron los años de Oslo. Años de esperanza. Ahí aún existía un horizonte político, había un gobierno que luchaba por la paz. Parecía que la solución estaba a la mano. ¿Pero eso trajo la tranquilidad?

No digan tonterías, por favor. Lo que conseguimos fue terror sin pausa. Y todavía está sucediendo. Una ola aún más grande de terror comenzó con la Segunda Intifada. Sucedió precisamente cuando Israel aceptó por primera vez no solamente un Estado palestino, sino también la división de Jerusalén. Pero en lugar de paz obtuvimos un festival de sangre.

Así que por favor, paren de exponer esa creencia delirante de que "si sólo les diéramos esperanza, no habría una Intifada".

Y todo esto porque ninguno de esos jóvenes violentos palestinos que lanzan piedras, provocan disturbios y cometen asesinatos lo hacen con el fin de reiniciar el proceso político. No son precisamente miembros de una rama palestina de una "Paz Ahora palestina". Ellos no tienen ningún interés en cualquier tipo de proceso de paz, o en cualquier paz o solución de dos estados para dos pueblos.

Pertenecen a un campo ideológico que no quiere poner fin a la ocupación, sino más bien poner fin a Israel. En el momento en que les parezca que la paz está cercana, de que algo está en marcha, pisarán el pedal con el fin de destruir cualquier avance hacia la paz. Esto es exactamente lo que hicieron en los años 90 y eso es exactamente lo que hicieron durante el año más esperanzador de todos para la paz: el año 2000, cuando el gobierno de Barak, Ben-Ami, Beilin y Sarid gobernó Israel [N.P.: los últimos, notables miembros de la izquierda y defensores del entreguismo a los palestinos]

Toda esta violencia resulta de la incitación, del nacionalismo más extremo, del odio religioso. del deseo de destruir a Israel.

Las olas de violencia, al menos en las primeras etapas, son cuestión de una minoría. No hay necesidad de más que unos pocos cientos, o de unos pocos miles. Estos agitadores necesitan de Israel con el fin de reclutar a decenas de miles más para impulsar el levantamiento. No hay nada como consignas y acciones tales como un "castigo colectivo" para servir a los intereses de gente de "mano dura" como Raed Salah (del movimiento islámico israelí pro-Hamas) y de Hamas. Así es precisamente cómo se llega a que miles y miles se unan al ciclo de violencia y de error.

Los colonos, como siempre y por su parte, demandan cada vez más "construcción en Judea y Samaria" como parte de una "respuesta sionista apropiada". ¿Pero esto es lo que va a calmar las cosas? ¿Están hablando en serio? La mezcla de poblaciones hostiles nunca ha calmado los ánimos.ç

Pero eso es exactamente lo que quiere la derecha ideológica más radical. No un Estado judío, sino más bien un gran Estado en el que los derechistas vivan en Silwan, el barrio musulmán de Jerusalén, y en puestos de avanzada en el corazón de las zonas con pueblos árabes.

Y si hoy sólo un 3% de los palestinos participa activamente en la actividad violenta, la extrema derecha ya está estudiando cómo puede convertirlo en un 30%. No parará hasta que nos hayamos convertido en Siria.

Y en el otro lado está Ayman Odeh, el famoso y tan publicitado líder "moderado" de la Lista Árabe Unida, quien se negó a condenar los recientes actos de asesinato perpetrados por palestinos. Odeh aclaró durante una entrevista esta semana que "no está listo para dibujar las líneas rojas" en la lucha palestina.

Las condenas de este tipo suelen ser, hay que reconocerlo, simplemente de boquilla. Una muestra más de hipocresía. Pero esta hipocresía puede tener un valor importante, y debido a que incluye bastante vergüenza. De hecho, todos podemos a veces tener opiniones prejuiciosas. Vistas ocasionalmente, puede incluso ser racistas. La gente civilizada se supone que debe ser consciente de que estas opiniones son inaceptables. Se supone que no deben están orgullosos y que deben avergonzarse de ellas.

Pero el chico guay árabe-israelí o palestino de la izquierda israelí, Ayman Odeh, ha perdido su sentido de la vergüenza. A él ya no le importa ser un hipócrita, pero tampoco es ese individuo guay y civilizado que nos vende la izquierda.

PD. El "dolor y desconcierto" de la izquierda israelí ante el asesinato de judíos por sus ídolos

En  la web antisionista israelí +972 un artículo que se titula "¿Por qué es tan difícil para los izquierdistas pronunciarse en medio de los ataques terroristas?", de Haggai Matar, comenzaba así:
Cada mañana intento, o al menos me lo parece, despertarme con la esperanza de que esta ronda de violencia ha terminado. Que no habrá más ataques, que "ninguna de las partes tendrá ningún interés en una escalada", como les gusta decir en la televisión, y que en un momento dado las nubes enfriarán las cosas, la lluvia lavará todas las lágrimas y habrá un poco menos de derramamiento de sangre y de dolor. 
Pero por ahora, hasta que eso ocurra, siento que no tengo nada que decir. Nada. Sólo depresión y  mutismo. Parcialmente, después del asesinato de los dos padres judíos frente a sus hijos. Sobre todo, después del apuñalamiento mortal en la Ciudad Vieja, y el desconcierto ante esas personas árabes que se negaron a ayudar a la mujer judía herida. Simplemente, no tengo palabras. 
Y eso es una muy mala cosa para un periodista y un blogger de izquierdas, para quien las palabras forman parte integrante de la vida, y que ahora no tiene nada que decir. Y parece que no se trata sólo de mí. Miro a mi alrededor, a otros escritores de la izquierda  y de 972 Magazine, y me doy cuenta de que no estoy solo. Actualizo mi feed de Facebook y encuentro el mismo silencio. ¿Y qué mejor cura para el silencio que escribir sobre ese silencio? 
¿Por qué resulta tan difícil para nosotros los izquierdistas? Entre otras cosas, parece que a veces se nos olvida, sólo un poco, por qué y para qué estamos luchando. Voy a tratar de describirlo a través de las cosas en que pensé escribir. En primer lugar, yo estaba seguro de que no iba a jugar el juego de la condena de las disculpas procedentes de la derecha. 
Yo no he hecho nada malo y toda nuestra lucha - todos los días y en todos los frentes - es por la paz, la igualdad, la justicia social, y como norma básica que estamos luchando claramente por la vida y por oponernos al asesinato de civiles. Así que no,  realmente no necesitamos "condenar" cualquier cosa.

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