Sunday, July 10, 2016

Mario Vargas Llosa encuentra a los "justos isralíes" entre los miembros de las élites asquenazíes privilegiadas - Seth Frantzman


La extraña y estereotipada imagen de un judío religioso que acompañó el artículo sobre los "Justos israelíes".

 "Hay una ininterrumpida tradición en la historia judía a lo largo de los milenios que la une a la justicia y a la rectitud". Así escribe Mario Vargas Llosa, el escritor y Nobel peruano en El País  en un artículo sobre los "Justos de Israel". Siempre hay algo de mal gusto cuando personas que no son judías escriben acerca de quienes son y dónde se hallan los "buenos judíos". Por supuesto, otros grupos pueden ser objeto de la mismo, de hecho algunos extranjeros encuentran a "buenos árabes moderados y liberales", esa tendencia entre los occidentales, sobre todo liberales, de encontrar a los tipos adecuados de personas entre los nativos. Son sus interlocutores preferidos para informarles del quid de la cuestión, y representan a una especie de nobles salvajes admirables.

Pero al escribir sobre los judíos, los europeos y los escritores occidentales tienden a mantener una relación extraña. Ellos escriben acerca de los "buenos judíos" que inalterablemente son intelectuales críticos, como dice Vargas Llosa, esos judíos que emergen en las crisis y que se muestran "indiferentes a la (falta de) popularidad entre los suyos" para así hacer algo bueno, y que se suponen hablan de justicia y poseen el tipo de moralidad con la que Vargas Llosa se ​​identifica.

La lista de los "justos judíos" de Vargas Llosa tiene sus precedentes. Alguien incluso creó una web donde aparecen una lista completa de "buenos judíos", todos ellos progresistas, por supuesto y donde pueden encontrar por ejemplo a Illan Pappe. Es de suponer que no existe por ahí una lista de "buenos británicos" o "buenos rusos" o de "justos musulmanes", solamente parece ser necesaria para los judíos.

John Mearsheimer, un académico y co-autor del libro sobre el "lobby pro-Israel" que parecer ser que dirige a los Estados Unidos y al Sistema Solar, también se obsesionó con la búsqueda de los "justos judíos". Para darles una mejor idea de lo que quiero decir cuando él utiliza el término "justos judíos", dejaré caer algunos nombres de personas y organizaciones que identifica con esa categoría. La lista incluiría a Noam Chomsky, Roger Cohen, Richard Falk, Norman Finkelstein, Tony Judt, Tony Karon, Naomi Klein, MJ Rosenberg, Sara Roy e inclusive Philip Weiss, de la web anti-Israel Mondoweiss, sólo para nombrar unos pocos. Incluso escribió un largo ensayo afirmando que los judíos sólo tenían una opción, o bien podría estar en la lista de "justos" o bien serían "nuevos afrikaners".

Ningún otro grupo de personas pertenecientes a un determinado pueblo suele aparecer en estas extrañas listas. No las hay para "o bien justos americanos o bien nuevos nazis". No. Sólo para personas judías.

El artículo de Vargas Llosa se completa con una caricatura de un estereotipo de "judío", el cual en realidad es un hombre judío ultra-ortodoxo con un sombrero de copa, como en esas caricaturas que uno pudiera haber visto en la primera parte del siglo XX.

Ostensiblemente el artículo es sobre Israel y como en Israel hay muchos "justos judíos" que defienden los derechos palestinos. Él también redacta su propia lista de unos pocos "justos judíos" pertenecientes al mundo del activismo en Israel.

Sin embargo, leyendo su lista me di cuenta de que parece consistir únicamente en judíos asquenazíes de ascendencia europea y miembros de la élite económica, social y cultural. Aquellos que como Vargas Llosa repiten como loros estos mismos puntos de vista, nos están diciendo básicamente que solamente si perteneces a las élites privilegiadas asquenazíes tienes posibilidades para trabajar como voluntario en Palestina, o para conseguir un trabajo en una ONG, y de paso considerarte como uno de esos "justos o buenos judíos".

Realmente son estándares muy altos para poner los límites para ser un "justo" reconocible (sobre todo en el exterior). Aquellos que son judíos pobres, que ganan unos 5.000 NIS al mes y pagan 3.500 NIS en alquiler y 1.000 NIS para la guardería, y que lógicamente tienen deudas, viven sin las necesidades básicas y comen en los comedores populares, esos no pueden ser "justos" a los ojos de los progresistas occidentales. Y ello debido a que son pobres y no pertenecen a las élites asquenazíes más progresistas y acomodadas.

Todo esto crea una reforzamiento de esa profecía autocumplida. Los más privilegiados y acomodados en Israel nacen a menudo en familias que ya tienen conexiones con el "buen Israel". Papá es juez y mamá trabaja en una universidad, y el tío es un periodista conocido. Con esas bases, una carrera como activista de la "justicia social" es cosa hecha para los vástagos.

Esa profecía autocumplida también se cumple con respecto a los valores proporcionados por una educación de privilegiados. Los privilegiados tienen una mejor educación, y entonces es posible la lectura de Noam Chomsky, Ahad Haam y de otras voces "justas judías". Uno entonces puede leer las "voces correctas", hablar el "idioma correcto", unirse al "club adecuado" o enrolarse en la "unidad del ejército correcta" (la que te facilita unos conocimientos que tendrán una gran repercusión en el futuro laboral, además de conocer a la gente adecuada que luego te podrá ayudar).

Obviamente, con un privilegiado pedigrí familiar los hijos no serán destinados a las unidades de la policía de fronteras ("los matones", como los designan esas misma élites), sino a una unidad agradable y poco expuesta, con los necesarios "valores comunes de justicia". Tras el ejército la senda parece clara, y será el "movimiento justo, y apropiado, para una comunidad ya de por si justa": la justicia social comunitaria, pasando sin problemas por los comités de aceptación, que sólo permiten a aquellos que posean estos "valores pre-existentes".

En resumen, se trata de unos valores compartidos y de un trasfondo privilegiado compartido, con un origen asquenazi similar, y luego, eventualmente, un trabajo en una ONG que lucha por los derechos de los palestinos.

El resto de la sociedad judía israelí (mizrahim, rusos, etíopes, sionistas religiosos, haredi, colonos...) está excluida de esta vida, y por lo tanto casi todos ellos son excluidos de este "club cerrado de justos segregados", y lo son por su origen y por su comunidad de procedencia. Ellos no pueden asistir a las escuelas secundarias segregadas de las élites porque en sus localidades o bien no existen o bien no las pueden pagar. Por lo tanto, empeoran sus calificaciones en las pruebas estandarizadas y van a las unidades del ejército donde van sus amigos de la escuela y del barrio, y eligen por lo tanto las carreras disponibles para ellos.

Así pues, desde que uno nace ya sabe si posee un trasfondo de "justo" o de "mal judío" en base a su propia clase o su etnia. Y es que luchar por la justicia social como voluntario es una forma de privilegio reservado generalmente para gente acomodada y asquenazi. Los pobres, esos que estarían siendo "salvados" por los activistas de la justicia social, no pueden unirse a las filas de los "salvadores": los asquenazies procedentes de las élites y las clases privilegiadas.

Hay algo extraño acerca de esta "superioridad moral y ese crédito" que se otorga  a esos "salvadores asquenazies procedentes de las élites" sobre todos los demás. Y es que el "salvador" es doblemente privilegiado, pues no solamente es un privilegiado por el entorno en que nace, sino que además luego se le otorga crédito por salvar a otros, y ello es producto exclusivamente de un privilegio preexistente. ¿Por qué la gente debería admirar y dar palmaditas en la espalda a unos "salvadores" que solamente cumplen con un trabajo y una profesión a la que ya estaban destinados, de una manera tal que su propia actividad es autocomplaciente y autojustificadora?

Uno pensaría que tal vez los propios palestinos merecerían más crédito de Vargas Llosa que sus "salvadores". Pero al igual que los judíos pobres en Israel, ellos tampoco son los auténticos "justos". "Justo" es una palabra código para "los que se nos parecen", para "los de mi clase o ideología", para "los de mi origen étnico", para "los que piensan como nosotros".

La naturaleza de la pobreza es tal que uno no puede ser un "justo", no puede "buscar la justicia" o ser un "valiente" como esos "justos progresistas de la élites acomodadas asquenazíes", y por lo tanto nunca podría ser considerado como alguien que "hace el bien y ayuda", y nunca será reconocido en el extranjero o se le dará un premio. Sin embargo muchos pobres, muchos mizrahim, rusos, etíopes, sionistas religiosos, haredi, colonos... son tan justos como los privilegiados activistas procedentes de las élites. Muchos de ellos no abusan de los palestinos y roban sus derechos. Trabajan y viven una vida normal. Por alguna razón un kibbutz que quizás fue construido encima de una aldea palestina destruida por la guerra de 1948 y cuyos residentes son refugiados en Gaza, representa la "justicia social" por la ideología de sus componentes y porque tienen "talleres de convivencia", mientras que los pobres judíos mizrahim, rusos, etíopes... que viven cerca y que quizás trabajan en la construcción, no pueden representar la "justicia social" .

¿Por qué Vargas Llosa no ha encontrado a ningún "justo judío" entre el resto de las comunidades israelíes? El dibujo que acompaña el artículo es el de un judío religioso cuya boca y ojos mantiene cerrados, como si los judíos religiosos no pudieran ser "justos". ¿Tampoco hay judíos mizrahim, rusos o etíopes en la categoría de "justos israelíes". ¿Por qué? Pues porque en las ONG no reclutan a los judíos de las comunidades pobres, sino que tienden a contratar a personas de su mismo medio ideológico y social, y porque aquellos que tienen el tiempo para ser voluntarios a tiempo completo son esos judíos asquenazíes privilegiados procedentes de las élites acomodadas que si pueden ir a Cisjordania para hacer "justicia" para los palestinos. Los pobres no pueden.

Vargas Llosa nos dice que encontró a "justos israelíes", pero parece que nunca miró más allá de una pequeña y privilegiada burbuja, nunca se reunió con los trabajadores, con las personas que limpian los baños en Israel, la gente que trabaja como cajeros, las madres solteras, las personas que trabajan en profesiones vulgares, aquellas que cambien el aceite de los coches pero que a pesar de su aspecto normal o vulgar son "justos". Gente acomodada y privilegiada por sus orígenes, miembros de la élite asquenazí, que viaja a Cisjordania en viajes de ida y vuelta y que vive en comunidades acomodadas disfrutando de una buena vida, no se merece tantos elogios por hacer lo mínimo para hacer justicia. Ellos hacen lo mínimo. Hacen menos justicia que los pobres y las víctimas, que los marginados, aquellos a los que Vargas Llosa no da voz, aquellos para quienes la vida diaria es una lucha, para los que una cuenta bancaria con un saldo positivo a final del mes es una victoria.

Si usted dice estar con las víctimas y los marginados, y encima espera obtener crédito por ello, entonces usted no es un "justo", sólo está buscando un reconocimiento sobre las espaldas de los demás. Eso no ser un "justo". Es probable que sea un inmoral.

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