Sunday, January 07, 2018

La nueva falacia de los antisionistas judíos: Ahora, "como judíos", reivindican la ley judía que desprecian habitualmente para argumentar que amar a Jerusalén representa una ideolatría - Elder of Ziyon



Hace un año, critiqué un importante ensayo en la sección de filosofía del New York Times de Omri Boehm, quien enseña en The New School. Usando argumentos que no aprobarían un curso de lógica de primer año, argumentaba que el sionismo equivalía a racismo.

Ahora se ha dedicado a criticar el judaísmo en sí mismo.

En un artículo en Los Angeles Review of Books, rápidamente traducido y publicado por el principal diario alemán Die Zeit , Boehm argumenta que los "miles de años de apego judío a Jerusalén son realmente falsos", y que cualquier judío que piense que los judíos deberían controlar Jerusalén son equivalentes a idólatras.

El artículo se titula "Jerusalén, nuestro becerro de oro".

Sí, se trata de una lección sobre el judaísmo de una persona que odia el judaísmo.

Desde luego, esto debería ser divertido:
El corazón de nuestro corazón es la Torá, y Jerusalén no se menciona en ella ni siquiera una vez. Otros centros juegan en el libro importantes roles teológicos: Hebrón está fuertemente asociado con la figura de Abraham; Shchem, más familiar hoy en día como Nablus, funciona como la puerta de la Tierra Prometida; y es en Beit El donde Jacob es renombrado, muy simbólicamente, como "Israel". Claramente, Moisés nunca ha oído hablar de Jerusalén, y José nunca soñó con él en sus sueños. A medida que se desarrolla la teología literaria de la Torá, Jerusalén permanece llamativamente ausente.
Bueno, ¿quizás Omri Boehm no se ha dado cuenta de que el papel de Jerusalén, como capital de la nación judía, aún no había nacido? ¿Y su prominencia es obvia para cualquiera que revise las Escrituras hebreas fuera del Pentateuco? (Sin mencionar que la centralidad espiritual de Jerusalén también se insinúa poderosamente en la Biblia como el lugar que Dios elegirá para colocar el Templo.)

Pero qué supone esto para un judío sionista secular, esto no es importante. Así continua nuestro "erudito":
Cuando la ciudad gana prominencia, su papel surge directamente de la demanda de los israelitas de convertirse en una noción "como todas las demás", es decir, ser gobernados por una autoridad política terrenal, en vez de directamente por Dios (Samuel 1, 8: 5)
Samuel interpreta esta petición como un acto idolátrico de traición, y Dios inequívocamente comparte el mismo juicio. Comparándolo con el hecho de que los israelitas "adoren a otros dioses" y "lo abandonen" en el desierto, Dios le explica a Samuel que los israelitas se están rebelando directamente contra la deidad: "No es a ti a quién han rechazado, es a mí a quien me han rechazado como su rey "(Samuel 1 8: 7-8). De hecho, junto con el incidente infame del Becerro de Oro, la solicitud de los israelitas de ser gobernados "como todas las (otras) naciones", se ha convertido en uno de los principales ejemplos de idolatría de la Biblia.
Uno puede discutir sobre lo que quiso decir exactamente Dios cuando usó esas palabras. Pero el antisionista Boehm, sabiendo que sus lectores no se molestarán en buscar los versículos, deliberadamente omite lo que Dios dijo inmediatamente después. En el siguiente versículo, Dios le dice a Samuel: "Ahora, pues, oye su voz , no obstante les advertirás con sinceridad, y les declararás la conducta del rey que reinará sobre ellos".

Dios y Samuel tienen definitivamente un problema con la forma en que el pueblo judío solicita un rey, pero claramente no tienen un problema con el concepto de un rey, pues después de todo la Torá menciona que Israel debería tener un rey, y eso lo hace explícitamente en el Deuteronomio 17 - incluso usando las palabras de que la nación querrá ser como las naciones que les rodean -. Es decir, elegir a un rey se considera uno de los mandamientos de la Torá.

Llamar rotundamente a esta petición una "idolatría" es absurdo, porque esto significa que, de acuerdo con Boehm, Dios estaría instruyendo a los judíos a que adorarán ídolos.

¿Qué tiene esto que ver con Jerusalén? No mucho. Pero "nuestro filósofo antisionista" torcerá la verdad para fingir que tiene que ver con las interpretaciones más absurdas que van en contra del judaísmo normativo:
Es a partir de este paradigmático momento idólatra que la política judía se centralizaría posteriormente en Jerusalén - la capital terrenal de un rey - y se construiría el Templo de la ciudad, consolidando su influencia político-teológica. Estos orígenes idólatras han dejado en Jerusalén una mancha duradera: una relación adecuadamente judía con ella puede ser a lo sumo una de amor ambivalente, mezclada con sospecha. No una de identificación entusiasta.
No resulta sorprendente que Boehm no haga mención de ningún versículo de ningún profeta que describa esta supuesta ambivalencia o sospecha.
Es común mencionar que durante 2.000 años, los judíos han recitado el Salmo 137 en las ceremonias de boda: "Si te olvido Jerusalén, que mi diestra se olvida de su destreza, que mi lengua se pegue al paladar". Pero esto es engañoso, porque durante 2.000 años los judíos lo han recitado mientras rechazan el establecimiento de la soberanía judía sobre Jerusalén como una abominación. De hecho, la ley judía prohíbe estrictamente el dominio judío sobre Jerusalén antes de la llegada del Mesías y el cumplimiento de la profecía antes mencionada de Isaías. En este sentido, no solo el reconocimiento por parte de Trump de que Jerusalén es la capital de Israel, sino también la declaración de Ben Gurion de la independencia de Israel, están en aguda contradicción con la religión judía.
Sin embargo, no hay una sola fuente en la ley judía codificada que diga que el gobierno judío sobre Jerusalén esté prohibido antes de la llegada del Mesías. En ninguna parte de la Mishné Torá de Maimónides, en ninguna parte del Shulján Aruj, en ninguna otra parte. (Han existido algunos rabinos antisionistas que han realizado una afirmación semejante, pero no existe ninguna base en la ley judía para ello.)

Todo este ensayo es una auténtica basura. La tesis completa de Boehm está realizada literalmente utilizando citas y afirmaciones bíblicas que no tienen ninguna base.

Y como hemos visto, incluso Boehm no pretende haber probado que el apego a Jerusalén sea similar a la idolatría. Él realiza la falsa afirmación de que desear un rey es idolatría, y lo asocia con Jerusalén sin ninguna prueba, y ¡voilá!, un ensayo que se publica en prestigiosas revistas basadas en nada más que aire caliente.

No se puede decir que Boehm sea un ignorante. Él sabe muy bien que está tergiversando la Biblia y la ley judía con unas formas que son totalmente antitéticas con las que cualquier persona con algún conocimiento conozca lo que dicen. Él sabe muy bien que Dios le dijo a Samuel que escuchara a la gente y estableciera un reino. Él no puede dejar de leer los versículos en el momento en que demuestran que es un mentiroso, pero entonces simplemente deja de citarlos, porque la honestidad intelectual también es una ideolatría para Boehm.

En suma, es un fraude.

Sin embargo, se puede tildar a Los Angeles Review of Books y al Die Zeit de ignorantes por publicar tales flagrantes mentiras por parte de un judío antisionista que odia al judaísmo, pese a lo cual habla sobre el judaísmo y Jerusalén sin hacer verificar por supuesto la menor parte de los hechos.

¿Pero cómo pueder sucede esto? ¿De qué manera unas publicaciones responsables pueden permitir que se publique algo que está literalmente basado en mentiras fácilmente refutables? No es difícil abrir una Biblia y leer el contexto de los versículos, ni es difícil notar las otras falacias lógicas del artículo de Boehm.

La respuesta, creo, es que tenemos otro ejemplo de mentiras que son demasiado buenas políticamente correctas para encima tener que verificarlas. !!!Los judíos se han equivocado sobre la santidad de Jerusalén durante miles de años!!! !!!Tenemos a un "erudito judío" que lo afirma!!! Y él es un filósofo, lo que en este mundo moderno le proporcionar una cierta credibilidad extra especial, porque realmente no sabemos mucho sobre ese campo, !!!pero suena como muy prestigioso!!!

Así que no hay que culpar al antisionista judío Boehm de difundir ampliamente todo su odio anti-Israel y ahora anti-judío. De eso trata su pensamiento. Pero sí debemos culpar a diarios y revistas por creer ciegamente en sus mentiras sin siquiera molestarme en llamar a un rabino local que sí pueda saber algo sobre las escrituras judías para ahorrarse esa vergüenza tan deseada.

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