Thursday, March 22, 2018

El líder palestino continúa arrojando odio y demostrando que no tiene interés en dos estados o en la paz. Entonces, ¿por qué los judíos estadounidenses continúan ignorando lo que dice? - Jonathan Tobin - JNS



El líder de la Autoridad Palestina Mahmoud Abbas sigue diciéndole al mundo lo que piensa. Lo curioso no es que haga declaraciones en las que deslegitima la existencia de Israel como un "proyecto colonial ajeno al judaísmo", como lo hizo en enero, o que llame al embajador de Estados Unidos en Israel "hijo de un perro", como lo hizo el lunes. Es por eso que aquellos cuya visión de la paz requiere que Abbas esté inmerso en ese concepto, simplemente se niegan a creer lo sus ojos y sus oídos le dicen cuando se trata de lo que él y sus colegas hacen y dicen.

El último contratiempo que involucra a Abbas surge de su reacción a un comentario en Twitter del embajador de los Estados Unidos en Israel, David Friedman, en el que señaló que la Autoridad Palestina no había condenado los ataques terroristas contra israelíes perpetrados por palestinos durante el fin de semana. En lugar de aprovechar la oportunidad para dejar en claro que él y su gobierno se opone al terror, en lugar de ello se deshizo de Friedman llamándolo "hijo de un perro" y "colono".

Que Friedman apoye desde hace tiempo al movimiento de los asentamientos es un tema delicado tanto para los palestinos como para la izquierda judía, pero Abbas claramente no está interesado en reunirse con la administración Trump mientras se prepara para emitir un plan de paz que probablemente no complacerá a la derecha judía. Por el contrario, el objetivo de Abbas parece ser quemar sus puentes con Estados Unidos y con las naciones árabes moderadas como Egipto y Arabia Saudita, que están hartas de su actitud de rechazo.

Es fácil concentrarse en la forma en que Trump ha invertido el esfuerzo del presidente Obama de crear más "luz natural" entre Israel y los Estados Unidos, y cómo ha animado a los amigos del Estado judío al reconocer a Jerusalén como la capital de Israel. Pero es importante recordar que Abbas tampoco se reunió con Obama a medio camino, incluso cuando impulsó políticas que estaban claramente dirigidas a presionar a Israel para que realizara concesiones e inclinar el campo de juego diplomático en la dirección de los palestinos.

Como su predecesor Yasser Arafat, Abbas ha dicho no a la paz tantas veces que hemos perdido la cuenta. Tampoco su insulto de "hijo de un perro" dirigido a un funcionario estadounidense es el primer insulto de este tipo. Este es el mismo hombre que incitó a la "intifada de apuñalamientos" al decir que "los sucios pies judíos" no deberían profanar los lugares sagrados de Jerusalén.

En lugar de aprovecharse de la apertura que Trump le está proporcionando para negociar - sus recientes movimientos no impiden una solución de dos estados o inclusive una redistribución de Jerusalén si las partes lo acuerdan -, Abbas está escapando de conversaciones de cualquier tipo.

De hecho, los palestinos se están preparando para pasar las semanas entre mediados de marzo y el 70º aniversario de la independencia de Israel en mayo para redoblar su narrativa de que la existencia del Estado judío es una Nakba, un "desastre" que debe revertirse. En lugar de mostrarle al presidente Trump - un hombre que todavía puede estar trabajando bajo el engaño de que sus presuntas y magistrales habilidades de negociación producirán el "acuerdo definitivo" para la paz en el Oriente Medio - que está listo para hablar, Abbas y sus secuaces no están haciendo nada de eso.

Por el contrario, como informa el Haaretz, la AP y varios grupos palestinos van a enfatizar una campaña de manifestaciones que se centrará en el "derecho de retorno" para los descendientes de los refugiados árabes de 1948.

De alguna manera, este mensaje entregado en lenguaje insultante y colorido por el hombre que, aún habiendo sido proclamado como el socio “moderado” palestino para la paz, hace repetir a diario ese mensaje hostil en los medios oficiales y en las escuelas palestinas, sigue sin llegar a aquellos que abogan por la presión estadounidense sobre Israel para permitir que Abbas tenga un estado en Cisjordania, Gaza y una parte de Jerusalén.

El mismo día en que Abbas respondió de manera insultante a la petición de Friedman de una afirmación palestina contra el terrorismo, Ronald S. Lauder, un prominente filántropo judío estadounidense considerado alguna vez amigo y aliado del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, escribió un artículo de opinión en New York Times donde exigía que Israel volviera a comprometerse con una solución de dos estados.

Como ha escrito Stephen Flatow, hay suficientes argumentos en contra de tal posición desde un punto de vista estratégico. También es engañoso afirmar que el rechazo a proporcionar un estado a los palestinos - algo que Israel ya ha intentado hacer repetidamente en el pasado, solo para ser rechazado primero por Arafat y luego por Abbas - está socavando el apoyo judío a Israel. La creciente distancia entre el Estado judío y la Diáspora tiene mucho más que ver con las tendencias demográficas que involucran a una desenfrenada asimilación que cualquier cosa que Netanyahu esté haciendo.

Lauder y otros críticos de Israel no están escuchando a Abbas. Al igual que con gran parte de la discusión sobre los asentamientos y la paz dentro del mundo judío durante los últimos tiempos, lo que falta en el debate es lo que quieren los palestinos, a diferencia de lo que algunos judíos progresistas “quieren que ellos (los palestinos) quieran”.

Los judíos estadounidenses que anhelan la paz no piensan en lo que desea una Autoridad Palestina que se niega rotundamente a dejar de subsidiar el terrorismo. También están negando la agenda política maximalista de ese mismo pueblo palestino cuya difícil situación engendra su simpatía.

No es realmente importante como Abbas llame a Friedman, Trump o Netanyahu. Es un hombre anciano y enfermo que piensa que proteger su legado depende de asegurarse de que no sea él quien firme un documento que confirme la derrota en la guerra centenaria de su pueblo contra el sionismo. Tristemente, sus sucesores potenciales y sus rivales de Hamas no tienen más interés en la paz que Abbas. Hasta que eso cambie, aquellos que ignoran la determinación palestina de nunca hacer las paces con un Estado judío, sin importar dónde estén sus fronteras, no están ayudando a nadie.

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