Cuando Avigdor Lieberman retoma una idea tuya ( El interés estratégico ) - Yossi Alpher

©Baz Ratner - El israelí preferido actualmente por toda la prensa occidental "de progreso" para justificar poner a caldo a Israel diariamente. Si no existiera, ya escogerían a otro (y miren que el pobre está levantando las manos...)
(Yossi Alpher es un consultor y habitual participante en los diferentes diálogos israelo-palestinos, es por lo tanto un reconocido entusiasta de la prosecución de esos contactos hasta conseguir un acuerdo final. Suele colaborar en diversa prensa pero se le puede encontrar en un lugar denominado Bitterlemons donde periodistas israelíes y palestinos intercambian sus puntos de vista sobre diferentes temas. No es por tanto un entusiasta de Lieberman pero en este artículo retoma una de las ideas más controvertidas, y que más se le reprochan, de Lieberman, y que encima no es suya, la famosa "transferencia". Algunos se llevarán ciertas sorpresas)
No soy fan de Avigdor Lieberman. Creo que su retórica y su hablar de juramentos de fidelidad son repugnantes. Sin embargo, debo confesar que hay un aspecto de la crítica a Lieberman de la que disiento: su propuesta de adaptar las fronteras a la Línea Verde de 1967 en el marco de una solución de dos Estados y en la que algunos pueblos y ciudades árabes israelíes podrían formar parte de un futuro Estado palestino. Después de todo, yo he sido uno de los primeros en proponer esa idea.
Lo hice en 1994, en un estudio publicado por el Jafee Center for Stretegic Studies sobre las fronteras y los asentamientos en unas negociaciones para un estatuto definitivo. El mapa para el compromiso de una solución de dos Estados ya señalaba entonces (no se ocupaba aún de Jerusalén) que los principales bloques de asentamientos en Cisjordania cercanos a la Línea Verde quedarían en manos de Israel. Este concepto ha sido después la base para las negociaciones entre israelíes y palestinos, tal y como dicta el actual trazado de la barrera de seguridad en Cisjordania.
El desplazamiento de la Línea Verde para abarcar esos bloques de asentamientos plantea la cuestión de una indemnización territorial a los palestinos. Incluso en 1994, antes de que las conversaciones sobre el estatuto definitivo se hubieran iniciado, estaba claro que la OLP no se movería de su narrativa de santificar las fronteras anteriores a 1967 como base para cualquier acuerdo. Por lo tanto, si queremos alcanzar un acuerdo, todo territorio que Israel se anexionara de Cisjordania tendría que ser compensado de manera adecuada, probablemente en la forma de territorio dentro de Israel previo a 1967. Sugerí el territorio israelí de Wadi Ara y las regiones del Triangulo, todos adyacentes a la Línea Verde y poblada muy mayoritariamente por ciudadanos árabes de Israel, como una de las opciones del canje.
Mi razonamiento, previo al de Lieberman, era el siguiente: los árabes israelíes cada vez más rechazan la identidad de Israel como Estado judío e insisten en una identidad nacional palestina y por lo tanto Israel tiene el derecho y la obligación de proteger su identidad judía al nivel demográfico. Hecho interesante, esas zonas israelíes en cuestión sólo se agregaron a Israel en el momento final de las conversaciones de armisticio con Jordania en 1948 y 1949. En esa época, Israel amenazó con renovar la lucha a menos que Jordania cediera esas tierras, con su población árabe, ya que se asentaban en unas alturas que protegían la franja costera y las vinculaban con Galilea. Y es que en 1948 la geografía era la consideración estratégica dominante. Hoy en día la consideración cada vez más dominante es la demografía: Israel no tendría ningún problema a la hora de defenderse de un estado palestino desmilitarizado en Cisjordania, no importando donde estuviera fijada la frontera.
Las alteraciones en las fronteras y el cambio de nacionalidad de una parte del territorio y de su población fue un hecho habitual en Europa después de las guerras: Alsacia-Lorena y Transilvania nos vienen a la mente. No es justo calumniar estas alteraciones utilizando el concepto de "transferencia", es decir, cuando una población es desarraigada y obligada a emigrar (también una solución europea de posguerra, por ejemplo en el caso de los alemanes expulsados de Polonia y Checoslovaquia). Se trata de agregar una población étnicamente palestina, con sus tierras y sus hogares, al estado palestino.
Sin embargo, probablemente haya un problema, como rápidamente me di cuenta tras proponer la idea y que Lieberman – un colono de Cisjordania que, según parece, apoya una solución de dos Estados - prefiere ignorar. Si bien una importante minoría de los ciudadanos árabes de Israel apoya la idea de convertirse en ciudadanos palestinos, la mayoría se opone con vehemencia. Algunos prefieren sinceramente la democracia israelí y el nivel de vida de Israel a buscar su suerte en un Estado palestino soberano. Otros quizás insistan en permanecer en Israel con el resto de los israelíes con la esperanza de que, a largo plazo, esto contribuirá a modificar la realidad demográfica de una mayoría de judíos. Cualesquiera que sean sus razones, sin duda podrían apelar al Tribunal Superior de Justicia de Israel por una decisión que les hace pasar la frontera y les "palestiniza" a la fuerza.
Y el Alto Tribunal, en esta era de los derechos humanos colectivos e individuales, casi seguro que sancionará que ningún ciudadano de Israel puede ser privado de su nacionalidad por un acto arbitrario del Estado. Y esto es enteramente correcto. Es lo que hace que Israel sea un país ilustrado y democrático. (Lieberman, por cierto, preferiría que precisamente se neutralizaran estos poderes del Alto Tribunal, lo que es quizás su idea más peligrosa).
Sin embargo, hay formas para que una solución de dos Estados pueda ser utilizada para aliviar la amenaza demográfica árabe contra Israel sin violar los derechos humanos fundamentales. Ciertamente se puede dar la opción a los árabes israelíes de adoptar la ciudadanía palestina, renunciando a la ciudadanía israelí, incluso si deciden vivir dentro de Israel. Como DellaPergola ha señalado, los 250.000 árabes de Jerusalén oriental, que en cualquier caso no son mayoritariamente ciudadanos israelíes, deberían ser descontados del equilibrio demográfico con una simple restauración de la frontera de 1967. Y la frontera de la Línea Verde pueden moverse en zonas del Triangulo y de Wadi Ara, al mismo tiempo que los residentes en la zona pueden conservar su ciudadanía, con la disposición de que no ejerzan su derecho a regresar a Israel y de que su ciudadanía israelí no puede pasar de esos padres a unos hijos nacidos ya en Palestina.
Estas son ideas prometedoras. No dejemos que Lieberman las de mala fama.
Fuente: Forward
1 Comments:
Estimado José Antonio:
Jag Pesaj Sameaj!. Creo que Avigdor Lieberman es sólo el pretexto para demonizar al gobierno de Israel o a sus ciudadanos, supuestamente terriblemente racistas, que han dado un giro hacía la extrema derecha y bla, bla, bla...
Sin embargo, un aspecto me llama mucho la atención: en Europa y en España mucha gente ve correcto que se retiren los asentamientos israelies en Cisjordania y ese territorio se convierta en una tierra sin judíos (como ocurrió con Jordania a partir de los años 20 del pasado siglo), pero sin embargo se rasgan las vestiduras ante la idea de un intercambio de territorios en el marco de un futuro acuerdo del gobierno israelí con la ANP. La excusa como siempre: que si un estado del apartheid, que si se busca limpiar de población árabe palestina del país, etc, etc. Sin embargo, esos mismos "criticos" con Israel ven como lo más normal del mundo que los israelíes de Cisjordania deban ser evacuados y transferidos dentro de la linea verde. A eso le llamo yo doble rasero. Saludos!
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