El New York Times considera la existencia de los templos judíos en el Monte del Templo como un hecho impreciso y relativizable - Liel Leibovitz - Tablet
¿Realmente la Casa Blanca estuvo alguna vez en Washington, DC? ¿Podemos saberlo realmente con seguridad? No, a menos que cavemos bajo la estructura existente y encontramos evidencias arqueológicas indiscutibles de la estructura original, aunque el general británico Robert Ross dijera - según algunas fuentes- que fue incendiada en agosto de 1814.
Si usted encuentra todo lo relacionado con el párrafo anterior patentemente ridículo, claramente usted no es un reportero o un editor del New York Times. El 8 de octubre este diario publicó un artículo sobre el Monte del Templo de Jerusalén cuestionando si ese fue o no el lugar donde, ya saben, estuvieron los templos judíos. "La certeza histórica se demuestra elusiva sobre ese lugar Santísimo de Jerusalén", se titulaba el artículo. De tapadillo una cita de Jane Cahill, de la que se dice que no sólo es arqueóloga sino también una abogada en ejercicio y, por lo tanto, es de suponer que una experta en evidencias incontrovertibles. ¿Estaban los antiguos templos judíos donde se ubica actualmente la Cúpula de la Roca? "La respuesta podría ser que sí, si el nivel de las pruebas estriban básicamente en la preponderancia de evidencias, pero podría ser que no si el nivel de las pruebas están más allá de toda duda razonable", dice Cahill
Es difícil empezar a diseccionar la poderosa mezcla de ignorancia y de malicia del NYTimes. Hay una mala fe repulsiva del reportero Rick Gladstone, en continuo movimiento hacia atrás y hacia adelante a lo largo de su texto sobre la veracidad de la cuestión que parece haber planteado a Cahill y a otros estudiosos: ¿los templos estaban precisamente en el lugar exacto del Monte del Templo donde luego se construyó la mezquita Al Aksa, o podrían existir digamos 50 pies por debajo?
Está además la idea de Gladstone que insinúa a lo largo de su artículo de que no existe la más mínima credibilidad de la idea de que existieran "los templos judíos", ya saben, que solo fueran los productos de una especie de febril sueño religioso que los sionistas se apropiaron para sus propios y agresivos fines.
Para ser justos, la ignorancia de Gladstone lo abarca todo. Si usted sabe algo acerca de la historia religiosa - no judía, que conste, sino solamente musulmana -, ya sabe que la Cúpula de la Roca fue construida en su lugar actual por el Califato Omeya en el 692 d. C., precisamente porque era un espacio sagrado y porque fue la primera ubicación del templo judío, al igual que la Kaaba en La Meca se convirtió en un santuario debido a la creencia (lo dice explícitamente el capítulo 2, versículo 127 del Corán) de que fue construida por Abraham.
Pero bueno, no importa nada de eso. No importa la existencia física del Muro Occidental o del Muro de las Lamentaciones, que por cierto el artículo del NYTimes menciona de pasada en el cuarto y último párrafo, a pesar de que la existencia de una enorme pared o muro de soporte externo, directamente debajo del lugar donde se dice que el templo existió, debía de responder su pregunta. No importan los abundantes relatos históricos romanos de la estructura construida por Herodes que fue ampliamente considerada como una de las maravillas del mundo antiguo. Y no importa el hecho de que entre los estudiosos que realmente saben de estas cosas no existe controversia alguna sobre la existencia de templos judíos en el Monte del Templo en Jerusalén, por encima de cualquier controversia que pueda existir entre el judaísmo y el Islam sobre este punto, o el hecho de que no haya ninguna contradicción entre las fuentes judías, cristianas, musulmanas, romanas o paganas.
Por favor, no molesten al NYTimes con cualquiera de esos hechos: Desde hace bastante tiempo cualquier reclamación judía sobre el lugar más sagrado del judaísmo es considerada por el NYTimes como la enésima e irracional argumentación de ficción inventada por febriles religiosos judíos, sionistas y otros alborotadores, los cuales están muy alejados de las buenas, lógicas y educadas argumentaciones de esos "buenos chicos judíos" que leen y escriben para el NYTimes,.
Y esto es lo que hay, y como el NYTimes no lo dice claramente, permítanme el placer: Negar que los templos judíos estuvieron en el Monte del Templo no es una forma de argumento histórico. Es similar a negar que la Tierra no es plana. O negar que el calentamiento global no es real. O que la evidencia de la evolución humana es ampliamente aceptada por los estudiosos. Pero el tipo de historia que presenta el NYTimes es el equivalente a la voladura de las estatuas de Buda, o a la voladura de las iglesias, o negar que el Holocausto ocurriera. Es una forma de negación que busca destruir la evidencia y las normas básicas de las pruebas al servicio de una verdad superior, lo que rara vez es algo que el futuro agradezca. Es feo y desagradable.
Pero el apego de boquilla a los más altos estándares de prueba histórica mientras, salvajemente, relativiza las opiniones de los académicos al servicio de la negación histórica, convierten al NYTimes, y a su ignorancia básica, en algo mucho más feo y desagradable.
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