Tuesday, January 22, 2019

Por qué la ideología interseccional socava el legado de Martin Luther King Jr. - Jonathan Tobin - JNS



La alianza entre afroamericanos y judíos durante la lucha por los derechos civiles se ha invocado a menudo cuando han surgido tensiones entre las dos comunidades en las décadas posteriores a la década de los sesenta. Sin embargo, la memoria de los afroamericanos y los judíos que trabajan juntos es importante no tanto por lo que hicieron unos pocos héroes hace medio siglo, sino porque es un ejemplo para ser emulado por las generaciones posteriores. Desde entonces, judíos y afroamericanos a veces han caído en problemas como la acción afirmativa. Pero las dos comunidades todavía se encuentran generalmente en el mismo lado de muchos, si no la mayoría, de los grandes problemas del día.

Sin embargo, la ideología interseccional puede tener éxito allí donde fracasaron otros que intentaron sembrar conflictos entre los afroamericanos y los judíos. Esa teoría sostiene que la lucha por los derechos civiles en este país está vinculada a la guerra palestina contra Israel y ha ganado más notoriedad en los últimos años ya que ha sido defendida por los líderes de la resistencia anti-Trump.

El intento de vincular los derechos civiles, así como la causa de la igualdad para las mujeres, tanto con el antisionismo como con el movimiento BDS, se transmitió por completo en las diversas manifestaciones organizadas por la Marcha de las Mujeres y grupos relacionados con ella el pasado fin de semana. Los discursos y declaraciones de las líderes de la Marcha, Tamika Mallory y Linda Sarsour, ilustran la forma en que el odio por el Estado judío se ha integrado completamente en la agenda de la izquierda.

De hecho, esos temas sonaron incluso en eventos patrocinados por grupos que intentaron desasociarse de las líderes de la Marcha después de que se vieron afectadas por acusaciones de antisemitismo, como lo observó la rabino Nicole Guzik, del Sinaí Temple, cuando explicó por qué abandonó la Marcha de Los Ángeles. .

Pero aún más decepcionante es el intento de utilizar el recuerdo anual de Martin Luther King Jr. para torcer el legado del gran líder de los derechos civiles para situarlo del lado del BDS y de la guerra contra Israel.

Esa fue la idea defendida de un artículo de opinión del New York Times (¿dónde no?), escrito por la columnista Michelle Alexander el domingo pasado y en la que pretendía afirmar que Martin Luther King se habría unido al ataque contra Israel si estuviera vivo hoy.

Martin Luther King se sintió inexorablemente atraído por cualquier lucha contra la injusticia. Pero la idea de que él podría haber estado convencido de que los judíos, de manera única entre todos los pueblos del mundo, se les debía negar un estado y derechos que nadie pensaría negar a ningún ptro pueblo más, no requiere simplemente de una suspensión de la incredulidad, sino un intento deliberado de negar las cosas  que realmente dijo y en las que creyó.

Hablando de aquellos que fueron los primeros campeones de lo que ahora se denomina interseccionalismo, King dijo: "La paz para Israel significa seguridad, y debemos apoyarlos con todas nuestras fuerzas para proteger su derecho a existir, su integridad territorial... Israel es uno de los grandes puestos avanzados de la democracia en el mundo... La paz para Israel significa seguridad y esa seguridad debe ser una realidad".

También respondió a un interrogador que atacó al sionismo diciendo: "Cuando las personas critican a los sionistas, se refieren a los judíos. Estás hablando de antisemitismo".

Pero, como lo ilustra el artículo de Alexander, aquellos que buscan volver a imaginar un King como enemigo del sionismo, y no como su amigo y defensor, no se sienten disuadidos por los hechos.

En su descripción del conflicto entre Israel y los palestinos, el artículo de Alexander es un compendio de verdades a medias y de mentiras descaradas. La lucha entre las dos partes es compleja porque ambos lados han sufrido, pero en la versión caricaturesca de Alexander solo los palestinos tienen derechos. Nunca se menciona que los palestinos hayan rechazado repetidamente las ofertas de paz, incluida las de estatalidad. Tampoco ella (o sus editores del NYTimes) piensan que es necesario detallar que las medidas de seguridad israelíes que ella lamenta se volvieron esenciales por el terrorismo palestino.

Pero su columna no trata de poner fin a la "ocupación" israelí de Cisjordania o a los asentamientos judíos. Por el contrario, su problema está en la existencia de Israel como un Estado judío en las fronteras anteriores a 1967. Su apoyo al BDS se basa en la misma convicción que motiva a sus otros partidarios: una visión falsa de Israel como estado colonial y el imperativo de eliminarlo, en lugar de simplemente generar un estado palestino a su lado. En su lectura, el sionismo, el movimiento de liberación nacional del pueblo judío, es por todas esas ideas algo ilegítimo. Entonces, mientras que Alexander dice preocuparse por el antisemitismo, ignora el hecho de que un movimiento dedicado a destruir el único Estado judío del mundo es, por definición, una expresión de odio a los judíos.

De manera muy interesante, Alexander cita la controversia sobre la cancelación de un premio a Angela Davis, miembro del Partido Comunista de los Estados Unidos y partidaria de los Black Panthers, un grupo asesino de matones violentos que se aprovecharon de los negros y blancos en la década de 1960, cuando King no abogaba por ellos ni por su violencia. Davis, quien estuvo personalmente involucrada en el terrorismo, iba a ser honrado por el Museo de Derechos Civiles de Birmingham, pero esos planes fueron cancelados cuando miembros de la comunidad judía protestaron. Consideraron acertadamente que su respaldo a BDS, así como su apoyo a la represión de los judíos y otros disidentes por parte del régimen soviético antisemita, la volvían inelegible para tal honor. Eso ha provocado una reacción violenta de la izquierda pro-BDS.

No tenemos que involucrarnos en teorías contra factuales acerca de lo que King habría hecho si no hubiera sido asesinado porque conocemos que su fe en la no violencia y su apoyo a los derechos del pueblo judío siempre lo habrían colocado al otro lado de esta gente, los de una defensora de la violencia como Angela Davis y los partidarios de BDS que desean borrar a Israel del mapa.

Mucho ha cambiado desde que King fue asesinado en 1968, un momento en el tiempo en el que habría sido inimaginable que el NYTimes publicara una reclamación en favor de la destrucción de Israel. Que en el NYTimes se piense que es apropiado atacar los derechos de los judíos en un día dedicado a conmemorar la lucha por los derechos civiles de todos los pueblos, representaría una amarga ironía para un hombre como Martin Luther King Jr. que consideraría una traición al legado de hermandad por el cual dio su vida.

Labels: ,

0 Comments:

Post a Comment

<< Home