Thursday, July 31, 2014

¿Es la izquierda antisemita? Desgraciadamente, su actual rumbo parece dirigirla hacia allí - Brendan O'Neill - Telegraph



Ha existido un montón de cháchara en las últimas dos semanas acerca de si es antisemita oponerse al ataque de Israel a Gaza. Izquierdistas radicales y comentaristas y escritores liberales y progresistas han insistido (¿tal vez un poco demasiado?) que no hay nada remotamente antisemita en su ira contra Israel, o en su furia en nombre de los palestinos maltratados, golpeados y bombardeados. Y por supuesto que tienen razón al decir que es perfectamente posible oponerse al pretendido militarismo de Israel sin albergar ni siquiera una pizca de prejuicios hacia el pueblo judío. Algunos se oponen a la guerra en Gaza, simplemente, porque están en contra de las guerras por principio, especialmente aquellas que tienen un especial impacto sobre la población civil.

Sin embargo, parece bastante claro que gran parte de la izquierda en Europa y América es cada vez más antisemita, o al menos corre cada vez más el riesgo de caer en la trampa del antisemitismo, a veces de manera bastante irreflexiva. En el lenguaje que utiliza, en las ideas que promueve, en la forma en la que habla sobre el mundo moderno, incluyendo a Israel, gran parte de la izquierda parece haber adoptado un estilo de hacer política que tiene connotaciones antisemitas, y a veces muy fuera de tono. El problema fundamental radica en el abrazo por parte de la izquierda del pensamiento conspirativo, con su creciente convicción de que el mundo se rige por lo que considera una especie de "cábalas", “redes”, lobbys que solo miran en su beneficio y bandas de banqueros, todo lo cual ha desencadenado en ocasiones en la tentación de centrar su atención en aquellas personas que, históricamente, han sido tan a menudo el objeto y el objetivo del pensamiento conspirativo: los judíos.

Sí, pueden odiar el ataque de Israel contra Gaza sin odiar a los judíos, ni siquiera a los judíos israelíes. Pero no se puede negar que el odio que se expresa por el ataque de Israel contra Gaza es un “odio que difiere de la oposición” que han ejercido ante todos los demás actos del militarismo en los últimos tiempos. Basta con comparar la enorme demostración de Hyde Park contra la guerra de Irak en el 2003 con las recientes manifestaciones de Londres contra el ataque de Israel a Gaza. La primera de ellas tenía un aire de resignación, y expresaba de alguna manera un cierto sentido de decepción de parte de la clase media por las acciones de Tony Blair, a través de unos lemas suaves pero firmes, como "No en mi nombre". Estas últimas manifestaciones, por el contrario, han sido furiosas y feroces, con gente chillando contra los asesinatos y el caos, y exigiendo que el embajador israelí en el Reino Unido fuera expulsado. Algunos de los asistentes llevaban pancartas que afirmaban que los sionistas dominan los medios de comunicación británicos, mientras que otros han acusado tanto a Londres como a Washington, de  ser "serviles" ante el aparente e increíblemente poderoso lobby israelí.

Este es un tema recurrente en el sentimiento anti-Israel en la actualidad: la idea de que un poderoso y siniestro grupo de presión, amante de Israel, ha deformado a nuestros respetables líderes de Occidente, básicamente para ganar el control de la política exterior occidental. Lo ves en las caricaturas de líderes israelíes como titiriteros que manejan los hilos de políticos británicos como William Hague y Tony Blair. Así también se puede escuchar la reivindicación que tanto ha tuiteado Alexi Sayle de que las potencias occidentales se doblegan ante Israel porque les da "miedo”, “miedo por el poder que atesoran y ejercen".

Esto ya se podía observar en los argumentos de John Mearsheimer y Stephen Walt en su popular libro “El lobby de Israel y la Política Exterior de los EEUU”, donde nos dan una imagen de un superpoderoso lobby pro-Israel ubicado en el corazón de Washington y responsable de la guerra de Irak y de todos los otros tipos de desastres. También está la afirmación habitual de que Israel "ha corrompido a los funcionarios occidentales, ordenándoles llevar a cabo el trabajo sucio".

¿Les suena familiar? Sí, esto tiene unos terribles ecos de la vieja idea racista de que los grupos judíos controlaban la política occidental, y como con frecuencia impulsaban al mundo hacia el caos, una idea que fue especialmente popular en las primeras décadas de la Europa del siglo XX. Muy a menudo, los manifestantes anti-israelíes representan a Israel no sólo como una nación en guerra - como Gran Bretaña, Estados Unidos o Francia, que también con frecuencia protagonizan conflictos donde mueren un gran número de civiles -, sino también como el "oculto urdidor de la política y la moral en Occidente", en resumen, como una "fuente de veneno para los asuntos mundiales y como el arquitecto de la inestabilidad en todo el mundo". De hecho, hace unos años una encuesta realizada a los europeos encontraba que la mayoría de ellos veían a Israel como "la mayor amenaza para la paz mundial". Así que Israel, sin duda, se ve señalado por los izquierdistas y por otros más, y aún más importante, señalado de una manera que "destaca a los judíos sobre todos los demás pueblos por su carácter siniestro, egoísta, corruptor de las naciones y causante del caos".

Gran parte de la actual protesta anti-Israel tiene en mente, o ha adoptado, las teorías de la conspiración, con su cháchara sobre poderosos grupos que diseñan guerras a puerta cerrada con el fin de aislar a los enemigos de Israel e impulsar la fortuna de Israel. Y esto está en consonancia con la política actual de la izquierda en general. La izquierda está adoptando cada vez más una visión del mundo conspiratoria. Ahora, por ejemplo, es muy común oír hablar a los izquierdistas de las "cábalas de los neocon" que controlan los asuntos mundiales, o del "culto a los banqueros" que causan estragos en nuestras economías, o del imperio Murdoch que "organizaba la vida pública desde las sombras". Todas las lecturas serias, llenas de análisis y de matices de las tendencias internacionales y de las dinámicas políticas, parecen haber sido dejadas de lado por nuestros izquierdistas contemporáneos, los cuales prefieren creer en su lugar en oscuras y ocultas fuerzas misteriosas que están arruinando la política, trazan guerras y se enriquecen a costa de los pobres. Y tal como nos demuestra la historia, hay una muy delgada línea protegiéndonos de caer en manos de malvadas cábalas y cultos, mientras se inquiere en voz alta si los judíos dominan en secreto los asuntos del mundo, en vez de enarbolar otros razonamientos más juiciosos que podrían hablar de una influencia desproporcionada.

De hecho, algunas de las tendencias más influyentes de las políticas de izquierda en los últimos cinco años - incluyendo el movimiento Occupy y el movimiento de Wikileaks - fueron ambas administradas por argumentos que teorizaban la existencia de una conspiración, y en ambos casos también se evidenciaban ciertos problemas con el antisemitismo. Así el movimiento Occupy fue lanzado por Adbusters, una revista convencida de que poderosas corporaciones controlan las volubles mentes de las masas. En el 2004, Adbusters publicó un artículo asquerosamente antisemita titulado "¿Por qué nadie quiere reconocer que es judío?", donde enumeraba a los neoconservadores de la administración Bush, y ponía un punto negro al lado de los nombres que parecían judíos. No es de extrañar pues que Occupy estuviera obsesionado con la funesta influencia de pequeñas camarillas de banqueros y otras personas sin rostro, cruzando a menudo la línea del antisemitismo, como informó el Washington Post.

Wikileaks, también aportó una teorización conspiratoria, centrada sobre manera en su obsesión por las "interacciones conspirativas entre la élite política", teniendo también severos problemas con el antisemitismo: uno de sus investigadores principales, Israel Shamir, fue expuesto por The Guardian como un "notorio negacionista del Holocausto y redactor de una numerosa serie de artículos antisemitas".

No es una casualidad que los tres puntos clave de la perspectiva dominante hoy en día dentro de la izquierda sean el "sentimiento anti-guerra y anti-Israel, el anti-capitalismo superficial de Ocuppy y la adoración de los que filtran información desde dentro de las ciudadelas del poder", y que los tres hayan tenido problemas con el antisemitismo.

Eso se debe a que la izquierda, al sentirse cada vez más aislada de la opinión pública y cada vez más privada de todos los elementos serios que ayudan a la comprensión de los asuntos políticos y económicos modernos, ha comprado una visión super-simplista y maniquea, donde todo es blanco o negro, como esa fantasía de David Icke que nos dice que el mundo es un lugar invadido y gobernado por cábalas, cultos y grupos de presión siniestros.

¿Y quién siempre y sin falta son los poseedores y adoradores de esa “cábala final”, de ese último culto, ese que les permite izarse a los hombros de los demás, y que en definitiva son los responsables finales del funcionamiento deformado y oculto de la política, de la economía y de la agitación actual? Creo que ya lo saben: los judíos.

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2 Comments:

Blogger Pjximus said...

Confunden a propósito el Estado de Israel que practica el Apartheid con los habitantes de Gaza y Cisjordania con lo ocurrido en la Soah. El Estado de Israel robó las tierras de los palestinos en 1967 y en base a ello ha seguido haciendoló hasta ahora en busca de su "espacio vital" y usando el Holocausto que provocaron los europeos para escudarse. Es hora que Palestina sea Libre, que le devuelvan sus territorios usurpados. Que Israel reconozca el Estado Palestino. Soy de izquierda anti sionista. Anti semita es el Estado de Israel por efectuar un Genocidio con sus primos los Camitas!

10:39 PM  
Blogger José Antonio said...

Siento comunicarle que no sabe muy bien de lo que habla, pues si por un lado se declara antisionista, y por otro afirma que Israel debe reconocer al Estado Palestino, está cometiendo una grave contradicción.

El antisionista, por definición, niega la posible existencia de Israel (y por lo tanto ese reconocimiento que debe según usted), ya sea por buscar otros objetivos políticos (ese mundo idealizado, retórico y estupidizante, por falso, que busca esa izquierda que no admite la realidad, y la sustancia de la que está hecha, una decepcionante y contradictoria humanidad) o religiosos (hasta la llegada del Mesías), no obstante, en ambos casos, dichos antisionismos pretenden negar a un único pueblo de la Tierra su derecho a la autodeterminación y a su plena soberanía. Esto sí me parece un objetivo plenamente antisemita, pues esos derechos no se niegan a ningún pueblo más, ni siquiera a los palestinos.

Yo también estaría encantado de que existiese un Estado Palestino, por primera vez en su historia, pues Palestina como entidad representativa, política, organizativa y social, nunca ha existido.

Y creo que Israel y los israelíes serían felices de poder asistir a ese evento y colaborar con ese nuevo estado, pero siempre con una condición inexcusable: que ese novedoso Estado Palestino no sea una nueva etapa en el objetivo definido por el movimiento nacional palestino (sus diversos grupos), y asumido por gran parte de la población como ha quedado refrendado en la última encuesta de junio de este año), de encarar y proseguir desde ahí con la destrucción de Israel como Estado-nación democrático del pueblo judío, con sus minorías internas como muchos otros países.

Así que por favor, modernice su terminología: Israel solo puede ser el Estado-nación democrático del pueblo judío, sí usted sigue siendo antisionista quiere en realidad la destrucción de ese Estado, y por lo tanto su objetivo es antisemita al querer impedir la autodeterminación y soberanía del pueblo judío.

Lo de los camitas imagino que será una broma

Gracias por su colaboración

PD. La terminología hebrea apropiada es Shoah y revise la historia del máximo líder del Alto Comisariado árabe de Palestina, los líderes "palestinos" de los años 40, el Mufti de Jerusalén Haj Amin al-Husseini, un estrecho colaborador de Hitler que quería que, tras el triunfo de Rommel en Egipto, los alemanes implantaran dos campos de concentración para los judíos, uno de ellos en Nablus

11:47 PM  

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