Una reivindicación está en auge estos días y es que la solución de dos Estados no es realista vistas las posiciones y las actitudes de cada parte, por lo que Israel no tiene motivos para declarar su apoyo oficial a dicha solución.
En respuesta a ello, la izquierda asegura cada vez más que los palestinos únicamente estarían dispuestos a firmar una paz con Israel si se les ofrece sinceramente un Estado viable. El problema es que la otra parte, los palestinos, no siempre cooperan con esta aseveración. Por ejemplo, el ex hombre fuerte de Gaza, Mohammed Dahlan, recientemente acusó a Hamas de difamar a Fatah con el argumento de que esta última exigía que Hamas reconozca a Israel.
"Esa es una gran mentira", dijo Dahlan. "Vuelvo a decir por milésima vez que nosotros no estamos exigiendo que Hamas reconozca el derecho de Israel a existir. Pedimos a Hamas que no lo haga, como la propia Al Fatah nunca ha reconocido el derecho de Israel a existir. Admitimos que la OLP reconoció el derecho de Israel a existir, pero eso no nos obliga [a Fatah] como movimiento de la resistencia".
La respuesta de la izquierda para este tipo de declaraciones es hacer caso omiso de ellas o tratar de explicarlas a distancia. Pero la opinión pública no está dispuesta a hacer caso omiso de tales declaraciones y de asumir unas justificaciones que sólo han logrado destruir la credibilidad del campo de la paz israelí. No es del todo importante si las palabras de Dahlan son o no sinceras, o cuáles son las precisas razones tácticas que las han originado. Lo importante es que él siente la necesidad de hacer tales declaraciones cuando compite con Hamas por el sostén de los ciudadanos palestinos.
Quince años después de Oslo, los palestinos están divididos en dos campos: Hamas, que no está dispuesto a hacer la paz con Israel, y Al Fatah, sobre la cual sólo podemos decir que como mucho no está claro si está dispuesta, y en que condiciones, a conseguir un acuerdo de paz y a mantenerlo.
Entonces, ¿por qué Israel debería declarar su apoyo a una solución de dos Estados? En lo inmediato, y es la parte menos importante, las razones son políticas y diplomáticas. Israel tiene que tener una propuesta razonable para una solución al conflicto, incluso en el supuesto de que no haya posibilidad real de aplicarla ahora. En caso contrario, incluso nuestros amigos nos culparían de la continuación del conflicto. Es imposible controlar la mayor parte de Cisjordania y a la vez rechazar presentar una propuesta justa para poner fin a esa ocupación, sin ser acusado de que todas nuestras demandas con respecto a la otra parte no son más que excusas, y que Israel tiene miedo de un acuerdo porque no está dispuesto a pagar el precio.
Cuando la derecha está en la oposición pretende que es posible ignorar las restricciones diplomáticas. Cuando la derecha está en el poder acusa a su propio primer ministro – sólo a él - de traicionar sus principios. Esta acusación es justificable, pero porque los principios de la derecha son tales que resulta imposible no traicionarlos.
La razón más profunda e importante para que sea necesario apoyar una solución de dos Estados es que resulta de interés estratégico y vital para Israel. La única alternativa a la división de la tierra es la creación de un único estado desde el Mediterráneo hasta el río Jordán. Si eso ocurre, antes o después, es evidente que tal estado no sería judío, y que no sería muy binacional. Un estado con una mayoría árabe en el mismo centro del Oriente Medio árabe-musulmán sería un estado árabe en todos los sentidos.
El principio de dos estados para dos pueblos tiene otra ventaja: es justo. Sus partidarios pueden beneficiarse de esta ventaja con la condición de que se digan a sí mismos y a la opinión pública israelí la verdad, incluso cuando no resulte fácil.
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