Tuesday, March 24, 2009

Ha llegado la hora de enfrentarse a la verdad - Moshe Elad - Ynet

Primera Parte: El fracaso de las conversaciones entre israelíes y palestinos se debe en gran parte a la falta de honradez occidental

Cuando un nuevo gobierno se prepara para asumir sus funciones en Israel, y se está al borde de una nueva campaña occidental para promover la realización de la noción de una "solución de dos Estados", sería adecuado examinar la adopción de nuevas modalidades en las negociaciones que puedan poner un fin a este callejón sin salida.

En su formato actual, las negociaciones entre Israel y los palestinos están totalmente agotadas, en su mayor parte como resultado de una falta de franqueza y de apertura, así como por las tentativas de eludir la verdad detrás de las dificultades. Por ejemplo, hay varios términos equivocados que deben ser eliminados del léxico del proceso de paz.

- El primero es la afirmación de que "lo más importante es que estamos hablando". Durante años, los Estados Unidos y el Cuarteto internacional han considerado el "proceso de paz" como un logro en sí mismo mientras presionaban para que continuara.

Hay bastantes personas de ambos lados que realmente se enamoraron de este inútil "proceso de paz". Sin duda, sirve para neutralizar las presiones a Occidente por parte de los estados árabes, mientras que a su vez reducía las presiones que los estados árabes dichos "moderados" sufrían por parte de elementos pro-islámicos.

Mientras tanto, los palestinos disfrutan de su "apego al proceso" en forma de recompensas monetarias, de libertad para sus presos y de las diversas concesiones ofrecidas en varias ocasiones. Israel se ve obligado a proseguir un vano e inútil "proceso" en su formato actual, y sobre todo se encuentra del lado que otorga y paga.

Israel debería entrar en negociaciones con los palestinos, pero sólo después de que varias condiciones previas se cumplieran, siendo una de ellas el que el "proceso no es la esencia".

- El segundo término que plantea interrogantes sobre la honestidad y la franqueza de los negociadores es que "Mahmoud Abbas representa al pueblo palestino".

De hecho, representa a los palestinos tanto como el Shah persa representaba a los iraníes a raíz de la revolución de Khomeini. El Shah era conveniente para Occidente, pero el pueblo iraní tenía una opinión diferente.

Una vez más, Occidente está buscando la opción que le es más conveniente, mientras que nosotros, como esclavos sumisos, aceptamos a ese “adecuado líder moderado" como nuestro último interlocutor.

¿Por qué piensa Occidente que Israel debe confiar en un líder palestino que no controla del todo a su propio pueblo y que no representa a todos ellos? Después de todo, y para empezar, la firma de un acuerdo con él sería problemática. ¿Por qué no poner a Abbas a prueba, y sólo después de que confirme su legitimidad considerarle un interlocutor legítimo?

- El tercer término falso es el que insiste en que se trata de un asunto de fronteras, lo que es faltar a la verdad: "Las partes están discutiendo sobre la cuestión del derecho de retorno de los refugiados palestinos". Más claro… Los palestinos nunca han transigido sobre su principal demanda, que es devolver a sus refugiados a la Tierra de Israel, incluidas las áreas dentro de la "Línea Verde".

Al hacerlo, han neutralizado cualquier posibilidad de un verdadero proceso de paz e impedido toda posibilidad de poner fin al conflicto y llegar a un compromiso histórico.

Cualquier intento de obtener un mensaje de compromiso o flexibilidad por parte de los palestinos sobre este tema, está siempre comprometido por el hecho de que es una iniciativa de Israel y la parte palestina siempre la rechaza rápidamente.

Cualquiera que esté profundamente familiarizado con la situación y con el papel desempeñado por el "derecho de retorno" dentro del patrimonio palestino se da cuenta de que ningún palestino se atrevería a realizar ninguna concesión sobre esa cuestión, así pues, ¿para qué engañarse y hacer falsas afirmaciones o previsiones?

Por lo tanto, Occidente, que teme que el "proceso" finalice en sus comienzos ante este obstáculo, guía a ambas partes para que aplacen los debates sobre la cuestión del "derecho de retorno" hasta el final y, mientras tanto, ambas partes pueden divertirse con el tratamiento de cuestiones más fáciles como Jerusalém, el futuro de los asentamientos, las fronteras..., y sin embargo, también sobre estas cuestiones, ningún acuerdo de fondo se ha alcanzado hasta el momento.

Segunda Parte: La hora de un nuevo enfoque

Recientemente, hemos escuchado la petición de "introducir a Hamas dentro del marco político". Como era de esperar, se nos dice que Hamas está a punto de cumplir la petición de Al Fatah de unirse a un gobierno palestino de unidad nacional.

Incluso el propio Occidente no cree que la entrada de Hamas en la vida política pondría fin a sus actividades terroristas o modificaría toda su plataforma. Incluso Occidente sabe que Hamas no ha modificado en absoluto su destructiva ideología, y que todos estos movimientos constituyen unas medidas tácticas y vacías destinadas a crear una mejor plataforma para Abbas pero con el objetivo de incrementar su propio apoyo público y, sobre todo, con el fin de hacerse cargo de los fondos destinados para la reconstrucción de la Franja de Gaza.

Si el Presidente Barack Obama, la Secretaria de Estado Hillary Clinton, y el Cuarteto internacional desean efectivamente un verdadero proceso de paz, deben actualizar el marco de las negociaciones a fin de que la noción de "conversaciones no importa a que precio" no sean menos importantes que la decepción ante un proceso inútil. Es necesario presentar unas condiciones para las conversaciones que apunten a su carácter serio y práctico.

Por esa razón, cuando se trata del principal y más grave problema, el "derecho de retorno", los debates sobre este tema deben llevarse a cabo al comienzo del proceso, incluso antes de que Israel haga su primera concesión. Occidente debe suprimir la "máscara del retorno" de la cara de los palestinos a fin de obligarles a realizar compromisos sobre esta cuestión (algo que no ha ocurrido hasta el día de hoy) como una condición previa para cualquier otro movimiento.

Los representantes occidentales también deben examinar las implicaciones de la firma de un futuro acuerdo por parte de Abbas, ya que puede resultar muy embarazoso para Occidente descubrir que Abbas desea obtener la garantía de un exilio seguro horas después de la firma de un tratado de paz.

Occidente también debe ser honesto consigo mismo con respecto a las verdaderas intenciones de Hamas. Los palestinos nos han enseñado que no todo el mundo que dice estar interesado en conseguir la paz resulta capaz de asumir las responsabilidades de su puesta en funcionamiento. Mientras tanto, Europa, que nos ha demostrado la manera con que aplaza la incorporación de estados aún no preparados para integrarse a la Unión Europea, por contra, nos obliga a aceptar esta situación como socios de un “diálogo de paz”.

Respecto a los demás, los Estados Unidos, que han fracasado a la hora de "domesticar" Irak como consecuencia de su enfoque paternalista y anacrónico, nos insta a actuar rápidamente a fin de repetir el mismo error. Y todo esto se está llevando a cabo con el pretexto del "proceso de paz".

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