Thursday, March 19, 2009

Los mitos nacionales (o, más claro, agua) - Aurora Digital

A veces los mitos sirven para simplificar la realidad, resaltando las supuestas características significativas de ciertos sujetos o grupos. En una época donde la publicidad que nos inunda se basa en la emisión de mensajes binarios sencillos, es común que este tipo de construcciones aparezca muy a menudo en el discurso público.

En un balance de su gestión, el primer ministro saliente Ehud Olmert afirmó que si no se pudo alcanzar un acuerdo de paz con los palestinos, se debe a la debilidad y a la falta de coraje de su dirigencia. Esta aseveración no hace más que repetir un mito que transmiten casi todos los analistas: "Mahmud Abbás es débil'', "Al-Fatah es débil''.

Asher Susser, de la Universidad de Tel Aviv, rechaza tajantemente esta idea: "Mahmud Abbás no es débil, es la población palestina que desde los años '80 está experimentando un proceso permanente de radicalización islámica''.

Los políticos palestinos no son ni más ni menos demagogos, ni más ni menos nacionalistas que los israelíes. Es la radicalización islámica, que aparece más claramente epitomizada con el ascenso de Hamás, la Jihad Islámica y otros grupos fundamentalistas, que señala el giro de la lucha por el Estado palestino a la lucha por la destrucción del Estado de Israel. Para estos grupos, la destrucción del Estado judío no es un problema ideológico sino un imperativo teológico.

La mayoría de los israelíes - el 70% según las encuestas - apoya la solución de dos Estados. Pero, ¿qué pasaría si Tsahal se retirara de Cisjordania, que linda con los centros más densamente poblados del país, y los cohetes cayeran en Tel Aviv y el Aeropuerto Internacional Ben Gurión?, se pregunta la gente común.

Cuando las Fuerzas Armadas (IDF) desmantelaron los asentamientos y se retiraron de la Franja de Gaza, muchos tenían la esperanza que los residentes del enclave costero transformarían el fabuloso lugar en una versión local de Singapur (después de todo, la costa de Gaza no es radicalmente diferente a la de Tel Aviv). En cambio, transformaron el sitio en una versión doméstica de Somalia o lo que es peor, en un puesto militar de avanzada de Irán sobre el Mediterráneo.

La idea de que "Mahmud Abbás es débil'' permite mantener encendida la ilusión de que un arreglo mágico a corto plazo es alcanzable (si un día Abbás tomara un cóctel de vitaminas o si fuera reemplazado por un líder más autocrático). Deberíamos ser conscientes de que los cambios desde arriba poco pueden aportar si no se produce una verdadera transformación desde la base.

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