Saturday, January 21, 2006

"La filosofía de las fronteras" versus "la filosofía de la seguridad nacional" - Caroline Glick


Nuevamente Caroline Glick en otro polémico y estupendo artículo, del que se puede estar en desacuerdo pero que también pone de relieve aspectos que pocas veces se invocan.
C.Glick comparte la ideológia oficial del Likud (y parece posicionarse a favor de Netanyahu): no existe "partner" con quién dialogar y además no tiene objeto dar pruebas de generosidad sin contrapartidas evidentes y mensurables.

Este artículo se publicó en el Jerusalem Post bajo el título de "El ethos de la seguridad nacional", aunque también aparece en otras publicaciones bajo este otro título
"La dura realidad es demasiado débil frente a un ardiente deseo psicológico".

El ethos de la seguridad nacional - Caroline Glick - Jerusalem Post

Como los europeos, los israelíes tienen sed del lujo de ignorar la necesidad primaria y básica del país de asegurar su propia seguridad y la preservación del carácter de Israel en tanto que estado judío.

Desde que Ariel Sharon a forjado el termino "desconexión", los oponentes a las retiradas territoriales de Israel se han lamentado del carácter orwelliano del termino. Y sin embargo, tan duramente como estos opositores han combatido la visión de la izquierda de que la seguridad de Israel es mejorada por la transferencia de territorio israelí a los terroristas palestinos, y rechazaban por tanto esa política de retiradas señalando sus peligros, sus advertencias se han comprobado demasiado débiles frente al concepto de "desconexión".

En los contextos geográficos, étnicos y militares de Israel, el termino "desconexión" es primero y ante todo un concepto psicológico. Concierne no a una realidad sino al deseo ardiente y profundamente enraizado de escapar a un medio ambiente hostil. Contiene la promesa de que Israel puede determinar una frontera que nos separará de vecinos hostiles.

En un artículo publicado inmediatamente después de la conclusión de la retirada de Gaza y del norte de Samaria en el pasado agosto, el comentarista de Haaretz, Ari Shavit ha sostenido la noción de "frontera". Él afirma que la significación de la operación era que después de la era de la “filosofía de la implantación” y después de la era de la “filosofía de la paz”, el momento había llegado para la “filosofía de la frontera". El problema es que una frontera sólo puede tener sentido sí los pueblos que esa frontera separa la reconocen y comprenden su sentido de la misma manera. Puesto que los palestinos no reconocen el derecho de Israel a determinar sus fronteras, toda frontera que Israel eligiera no operaría más que en una dirección. Entonces mientras Israel honraría la totalidad del territorio palestino, los palestinos insistirán sobre su "derecho" a atravesar esa frontera a voluntad.

Pero la realidad es demasiado débil para un deseo psicológico ardiente. Israel quiere "desconectarse".

Los israelíes no son los únicos a querer separarse de sus extraños vecinos, por no llamarlos hostiles. El síndrome de la frontera unilateral obsesiona a grandes zonas del mundo occidental. Por ejemplo, el conflicto entre los EEUU y Mexico sobre la regulación de su frontera se convierte en cada vez más agudo mientras que el gobierno mexicano continua de animar a sus ciudadanos a emigrar ilegalmente a los EEUU.

Por lo mismo, los lideres de los estados árabes alrededor del Mediterráneo, como Marruecos, Tunez y Argelia, han rechazado obstinadamente las peticiones repetidas de los europeos de tomar medidas para impedir la inmigración ilegal masiva de sus ciudadanos hacia Europa.

Esos ejemplos ilustran la complejidad del concepto de frontera cuando los pueblos de ambos lados difieren en sus interpretaciones sobre su significación y su importancia. Sin embargo el síndrome de la frontera de Israel es incluso más aleatorio que ese que padecen los americanos y los europeos, porque al menos los gobiernos mexicano y los del Magreb aceptan de hecho la soberanía americana y europea. Sus conflictos son limitados a unas interpretaciones divergentes de lo que implica la soberanía. En el caso de Israel, los palestinos no han aceptado jamás la soberanía de Israel sobre cualquier tipo de fronteras.

El hecho es que a continuación de la jihad global y del rechazo creciente a su asimilación de unas minorías culturales y étnicas en crecimiento en las sociedades y estados occidentales donde viven, los ciudadanos de esas sociedades tienen sed de aislarse de un medio ambiente internacional cada vez más hostil. En Europa, como en sectores de EEUU, los ciudadanos ignoran los gritos de guerra de sus enemigos y concentran sus energías en debatir los derechos en sus sociedades de amplia protección social.

Como los europeos, los israelíes tienen necesidad del "lujo" de ignorar la necesidad primaria del país de asegurar su propia seguridad, y de la preservación del carácter judío del estado de Israel. La creación por Sharon del termino "desconexión" ha permitido a ese deseo irrealista transformarse en una visión del mundo socialmente aceptable y ser una política gubernamental atractiva como antes fue el caso del concepto abstracto, amorfo, de "paz" convertido en el único objetivo socialmente aceptable en las políticas gubernamentales de los años 90.

Sharon y sus partidarios políticos han vendido al público la creencia de que si Israel se "desconecta" de su vecindario, entonces la sociedad israelí estará finalmente en medida de volver su atención a los problemas "verdaderamente importantes" como las retribuciones y protección social de las madres solteras y el matrimonio homosexual.

Los medias israelíes han jugado un papel crítico avanzando la noción de que el sueño de la "desconexión" es una opción política realista. La cobertura local por los medios de los acontecimientos en la Autoridad Palestina(AP) es tan superficial e indiferente que un consumidor de noticias israelíes estaría perfectamente justificado de creer que los acontecimientos en Ramallah, Jenin y Gaza tienen poca influencia sobre su vida y bienestar. Los difusores de información hablan de un golpe de misiles cayendo sobre Ashkelon, Al Qaida atacando desde el Libano y del ministro de Exteriores Shalom socavando la autoridad del jefe de su partido Netanyahu. En el mejor de los casos, las tres historias son consideradas de importancia equivalente para nuestros informadores. En la mayor parte de los casos, las tentativas de Shalom de humillar a Netanyahu son cubiertas con una pasión y una atención en detalles bastante más importante que las tentativas de atacar el oleoducto de Ashkelon-Eilat y de la actividad incrementada de Al Qaida en el Libano.

Sobre este telón de fondo de la obsesión israelí, las elecciones palestinas están programadas para dentro de 12 días. La mayor parte de las informaciones y comentarios están centrados sobre estas pequeñas cuestiones: ¿ganará Hamas las elecciones?, ¿los residentes árabes de Jerusalem serán autorizados a votar?. Aunque esas cuestiones son importantes ellas no reflejan la realidad más relevante.

Esta realidad es que sin considerar lo que ocurrirá en esas elecciones, y sin considerar si Israel y los palestinos retomarán las negociaciones, los contornos del estado palestino son bien conocidos y han sido conocidos desde el establecimiento de la AP en 1994. La anarquía, el terror, la corrupción, la pobreza y el compromiso ideológico en la destrucción de Israel que han sido las características constantes de la AP desde sus inicios nos aportan la descripción precisa de lo que implica la realización de la visión de una solución de dos estados para el conflicto israelo-palestino.

Sin considerar quien emergerá victorioso de las próximas elecciones (sí tienen efectivamente lugar), es absolutamente seguro que la dirección palestina comprenderá a los terroristas, a los simpatizantes de los terroristas y a las organizaciones terroristas (por que todos ellos son los únicos candidatos y partidos en la carrera electoral). Los palestinos explican ellos mismos que para lo que es desear la destrucción de Israel ellos no ven diferencia entre Hamas y Fatah. Para los electores palestinos, la principal diferencia entre ambos movimientos es que el Fatah es corrupto y Hamas es honesto. Esta distinción incluso ha conducido a los cristianos a sostener a Hamas.

Así llegamos al hecho principal que nosotros hemos rechazado reconocer desde que la AP ha sido
establecida. Sabemos ya lo que es un estado palestino puesto que hemos vivido cerca de él durante casi 11 años.

Para Israel, ese estado tiene cuatro atributos significativos:

1.- Primeramente, el estado palestino esta en un estado de fracaso comparable a Somalia y así permanecerá. El estado palestino no será nunca gobernado por la ley. Será siempre gobernado por gangs que prosperán bajo el caos. Nunca combatirá el terror, incluso lo favorecerá. Nunca construirá fundamentos físicos, económicos o ideológicos sobre los cuales una economía sana podría crecer sino que continuará más bien desperdigando sus fondos para financiar el terrorismo y continuará adoctrinando al pueblo en la cultura de la jihad. La transformación de los antiguos asentamientos israelíes en Gaza en campos de entrenamiento terroristas es un justo ejemplo que ilustra ese principio general.

2.- Enseguida, la dirección palestina, ya provenga de Fatah o de Hamas, hablará siempre con dos voces. Tratando con los estados árabes y otros del Tercer Mundo, sus miembros se presentarán como los dirigentes del estado soberano de ‘Palestina’ y firmarán acuerdos como jefes de ese estado. En sus intercambios con Occidente y con la Onu, por el contrario, los palestinos clamarán que ellos no pueden aceptar el estado independiente porque, dirán, están aún bajo la ocupación israeli. Exactamente como la víspera de la retirada de Israel de la banda de Gaza, los jefes de la AP han redefinido los límites de Gaza para incluir la comunidad anterior a 1967 de Netiv Ha´asara de modo a argumentar que la “ocupación” no tenia fin; por lo mismo si Israel debiera retirarse del 90% de Judea y Samaria, los palestinos argumentarían que aún permanecen bajo la “ocupación”. Sí además Israel evacuará Jerusalem Este, los palestinos volverían sobre el plan de partición de 1947 de la Onu y clamarían que Galilea y el Neguev “permanecen ocupados”. Es por esto que los palestino clamarán que viven bajo la ocupación en tanto que Israel exista, independientemente de sus fronteras.

3.- Como ha ocurrido en Gaza en los meses pasados, y como ha ocurrido después de que Israel se hubiera retirado de los centros de población palestina en Judea y Samaria en los años 90, los palestinos continuarán utilizando todos los territorios que evacuen los israelíes como bases operacionales para aumentar sus capacidades terroristas. Esta semana el director del Shin Beit Youval Diskin a informado ante la Knesset que desde que Israel evacuó Gaza, el contrabando de armas desde Egipto hacia Gaza había aumentado un 300%. También ha señalado que de octubre a diciembre los ataques terroristas y las tentativas se habían multiplicado por 6.

4.- En la arena internacional, los intereses nacionales de los estados miembros de la UE, asegurar su aprovisionamiento de importaciones de petróleo desde los estados del Golfo Persico, apaciguar a sus poblaciones musulmanas cada vez más irredentistas y continuar desafiando el poder de los EEUU sobre “campos de batalla cómodos”, dictan que posibles nuevas retiradas israelíes no tendrán ningún impacto sobre su posición respecto a Israel o de los palestinos. Los europeos continuarán sosteniendo los derechos nacionales de los palestinos, sin consideración de las acciones de estos o de las tentativas de conciliación por parte de Israel. En ausencia de una ofensiva diplomática israelí concertada y constante, los americanos proseguirán también su política actual de presión sobre Israel para nuevas concesiones territoriales a los palestinos para comprar así un sostén diplomático a los árabes y europeos. Todo eso conduce a una simple conclusión. El deseo de fronteras de Israel no puede ser traducido en una política eficaz. El hecho es que ningún interés de seguridad de Israel es obtenido transfiriendo territorio a los palestinos o continuando sosteniendo el establecimiento de un estado palestino que de hecho ya existe y que no reconocerá jamás su propia existencia.

La cuestión ahora es ¿qué debe hacer Israel? La respuesta se sitúa recordando las acciones de Sharon como primer ministro antes de su metamorfosis izquierdista. En marzo del 2002, ordeno al Tsahal realizar la operación “escudo defensivo” en Judea y Samaria, y probó una cosa. Cuando los

dirigentes hacen respetar el derecho de Israel a defenderse por si mismo, el pueblo de Israel se une detrás de ellos.

Puesto que los palestinos no se curarán ellos mismos de sus patologías nacionales en un tiempo próximo, la política nacional de Israel debe ser construida no sobre un sueño que no será jamás reconocido, sino sobre la necesidad de garantizar su seguridad. Felizmente, Israel se puede defender por sí mismo.

Pero para realizar nuestras capacidades, nuestros dirigentes deben hacer reconocer a la mayoría del público que la realidad en la cual vive es una realidad de la que no podemos desembarazarnos.

La “filosofía de la frontera” es una falsa filosofía. La única filosofía nacional detrás de la cual podemos razonablemente unirnos y prosperar a largo plazo es la” filosofía de la seguridad nacional”.


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