Sunday, March 12, 2006

Tiempos Interesantes: el campo de batalla de la legitimidad. - Saul Singer - JPost

Cuando todo esta dicho y hecho, la cuestión central de las próximas elecciónes es simple: ¿Debemos, a la luz de la victoria de Hamas, desmontar más establecimientos en Judea y Samaria en una tentativa de definir unilateralmente nuestras fronteras?

Para muchos, una posición afirmativa es una locura. Aquellos que consideran las retiradas unilaterales engañosas, en primer lugar ven la victoria de Hamas como una consecuencia de ellas y hasta como un refuerzo en su caso. Ellos tienen poco que explicar. ¿Qué sentido posible podría haber en lanzar más huesos a un perro que cada vez ladra más brutalmente y hacerlo así más poderoso?

Esta escuela tristemente atribuye la fuerza electoral de Kadima, el partido a favor de la retirada, al cansancio y al instinto de los pueblos libres y mimados por apaciguar y evitar el enfrentamiento.

¿Pero primero, cuál exactamente es la propuesta de Kadima? No la sabemos, pero declaraciones de altos miembros y del antiguo jefe del Shin Bet, Avi Dichter, y otros informes, nos dán un cuadro bastante claro. La interpretación del Primer Ministro Ehud Olmert, de ser elegido, es desmontar más establecimientos fuera de la barrera de seguridad a cambio del apoyo americano de facto a las fronteras que Israel así definiría.

Dichter explica que el modelo no sería la retirada de Gaza, que era tanto civil como militar, sino la retirada en el norte de Samaria, donde los establecimientos fueron desmontados pero el IDF retuvo el control de la seguridad del área abandonada. También se ha relatado que Israel transformaría la frontera con Gaza en una frontera internacional, permitiría que los palestinos hicieran funcionar un puerto marítimo y un aeropuerto, cortarían la entrada de trabajadores a Israel, y pedirían a la AP que asumiera la condición de aduana de Israel y la provisión de electricidad y de agua.

En esencia, el electorado ha cambiado completamente: antes de 1993, la mayor parte de los israelíes consideraron un estado palestino como una amenaza existencial. Ahora una mayoría similar no sólo acepta un estado palestino, sino que parece inclinada a forzarlo, hasta con el riesgo de que estaría poderosamente armado y abiertamente en guerra con Israel.

Hay otra lógica en este cambio, además de que los israelíes han sufrido duramente varios años de atentados suicidas. Después de todo, nuestra sociedad se mantuvo notablemente firme frente aquel asalto, y mostró mucho más buena voluntad y capacidad de aguante que el mando palestino, y hasta muchos israelíes, predijeron.

La lógica es que la subida de Hamas no es sólo un peligro, sino una oportunidad, y que son los palestinos, no nosotros, quienes están en un punto de gran debilidad.

Revisemos un momento la teoría palestina de la victoria, y como esto ha funcionado. A finales de 2000, Yasser Arafat comprobó como podría evitar la presión que le había creado la oferta de Israel de un estado, rechazándola y lanzando una guerra de terror. Esto puede parecer contraintuitivo: ¿por qué la comunidad internacional - que culpó a Arafat del fracaso del Camp David - trasladó sin embargo a Israel la culpabilidad por ser atacada?

La estrategia de Arafat funcionó. Israel no sólo se hizo la víctima de múltiples atentados suicidas, sino que fue sumergido en un aislamiento internacional tan importante que produjo tambíen una nueva oleada de antisemitismo.

Ahora considere la situación de hoy. De un punto de partida en el cual la más reducida incursión IDF sufría la censura de los EE.UU y del Consejo de Seguridad de la ONU, Israel tiene las opciones militares más o menos libres, incluso para apuntar con regularidad a terroristas y a sus líderes. Aunque la comunidad internacional tenga que sostener aún a una AP totalmente responsable de los ataques de terroristas palestinos, Israel no es culpado, y se espera que tome medidas para defenderse.

La victoria de Hamas ha empeorado la situación palestina a este respecto. Fatah y Hamas ambos se adhieren a la estrategia de etapas, por lo cual cualquier tierra ganada se hace una plataforma para destruir a Israel completamente. Pero Hamas, que proclama esa estrategia abiertamente, hace mucho más difícil culpar a Israel de ser atacado.

En general, la estrategia palestina ha dependido del ocultamiento del objetivo de la destrucción de Israel, que obviamente entra en conflicto con la solución de dos estados. La ironía es que sólo afirmando que ellos querían construir su propio estado y hacer la paz con Israel podría el mando palestino continuar con esa estrategia.

Fatah y Hamas sabían que cuanto más construían su estado, más difícil sería mantener la guerra contra Israel. La compasión internacional depende de los apátridas. Una vez que los palestinos tienen un estado, hasta uno truncado, el conflicto se hace de fronteras, con la existencia de Israel reforzada. Incluso si la comunidad internacional se pusiera del lado palestino en un conflicto fronterizo, el verdadero objetivo - la destrucción de Israel - tendría que ser en la práctica abandonado.

Pero aún así, si uno acepta la lógica de que un estado palestino se ha hecho más en interés de Israel que en el de la jihad palestina, permanece la pregunta de cuando y como. ¿Y si este se convierte en un estado terrorista?

La respuesta tácita de Ariel Sharon y de Kadima hoy sería que los palestinos sólo pueden plantear una amenaza existencial para Israel en el ámbito de la legitimidad, no militarmente. Más los palestinos apuestan por el terror, menos constituyen una amenaza en el frente de legitimidad. En el frente militar la reflexión es que es más manejable, en particular cuando Israel gana en el campo de batalla de la legitimidad.

En cuanto al cronometraje, Israel está en una mejor posición para definir unilateralmente sus fronteras si los palestinos son conducidos por un régimen "paria" que por otro objeto de los abrazos del mundo. ¿Qué mejor momento para ganar la aceptación internacional sobre el control israelí de los bloques de establecimiento y el valle del Jordan, generosamente definido, que cuando se ve que Israel se separa con una barrera de un régimen terrorista?

Kadima, y por ello, muchos israelíes, apuestan que aunque las fronteras unilaterales sean negociables, los palestinos no estarán listos a hablar de la aceptación permanente de Israel durante una generación, y antes de aquel tiempo las fronteras de facto habrán sido más o menos establecidas.

Esto es una apuesta donde lo que parece peor (Hamas) es mejor, y lo que a priori es más peligroso (las retiradas) es más seguro. Deberíamos tener razón.

1 Comments:

Blogger Fabián said...

Yo concuerdo con Singer. Tenemos un grave problema, el tiempo se nos acaba para una solución de dos estados. Tenemos que forzársela ahora a los palestinos porque si es por ellos, mantienen el asunto hasta que sean más que los judíos.

7:42 AM  

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