Monday, June 26, 2006

Ojo por ojo - Yoel Marcus - Haaretz

Es bastante fácil para un líder político, que durante la mayor parte de su vida viaja en un coche blindado y esta protegido por guardaespaldas por todos los lados, decir a los residentes de Sderot que no infundan pánico. Si los Qassams aterrizaran cada día y cada noche en Savyon, Ramat Aviv y Herzliya Pituah, no estoy seguro de que el primer ministro Shimon Peres, hubiera pronunciado aquella estúpida frase de "Qassams-Shmassams".

Peres, conocido por su preocupación por cuestiones de defensa, nunca ha experimentado directamente la guerra. Durante toda su carrera, nunca ha estado bajo el fuego. Vive en una burbuja, como un científico premiado con el Nobel que tiene una fórmula algebraica que nadie entiende – y sostiene que no hay que volverse histérico, sino ser firme. Teóricamente, cada uno está de acuerdo con esa opinión y admira su sabiduría, seguramente en París y en otras capitales mundiales. Pero cuando exige a los residentes de Sderot que no infundan pánico, sólo demuestra que distante esta de esa gente. Predicar que esa gente no debería infundir pánico o volverse histérica esta justificado, pero la pregunta es, ¿por qué debería Sderot desempeñar el papel de una segunda Massada? ¿Es un puesto militar o algo así? ¿Es un puesto avanzado de algún establecimiento ilegal? ¿Esta en territorio ocupado?

Desde el momento en el que las Fuerzas de Defensa de Israel evacuaron Gaza y los establecimientos judíos, en los cuales una tercera generación de pobladores vivió, y entregó el territorio a los palestinos, el lanzamiento de Qassams debería haberse parado inmediatamente, aunque sólo fuera para animar a Israel a seguir con la retirada. Las expectativas de que los palestinos construirían rápidamente edificios de varios pisos en los territorios evacuados para alojar a los refugiados y crear una atmósfera de progreso fueron rotas. En cambio, los territorios liberados se convirtieron en una base para el bombardeo. Un aumento del bombardeo del territorio israelí era la última cosa que esperaban los buscadores de la paz israelíes después de ese principio del fin de la ocupación y del sueño del Gran Israel.

El lanzamiento de cientos de Qassams sobre Israel no es sólo molesto; es también imprudente. No sólo no sirve a los palestinos, sino que también refuerza a los opositores israelíes a una evacuación de la mayor parte de los territorios. Los lanzamientos de Qassam, que han convertido en un infierno las vidas de los residentes de Sderot, pueden derivarse de la rivalidad existente entre las organizaciones del terror, o de un deseo de deshacerse del presidente de la autoridad palestina, Mahmoud Abbas (Abu Mazen). De ser así, ellos no necesitan de nuestros servicios como mediadores. No hay ninguna lógica política en los Qassam; estos tienen un único objetivo: matar a civiles israelíes porque ellos son israelíes. Sólo un milagro y los defectos técnicos de los cohetes han prevenido las matanzas en Sderot. Pero el mismo hecho del miedo diario en una ciudad dentro del territorio soberano israelí es intolerable.

Los motivos de la aniquilación recíproca en la guerra de desgaste que los palestinos nos han declarado - si esto es un concurso entre Hamas y Yihad Islámica o entre otras organizaciones - no deberían interesarnos. Es obligación del gobierno proteger a sus ciudadanos. Con el tiempo, las respuestas duras han sido sugeridas, entre ellas limpiar Beit Hanun. Amram Mitzna, transformándose en general, ha insistido que por cada Qassam, "tenemos que golpear con toda nuestra fuerza."

La respuesta que Israel ha elegido hasta ahora es la disuasión selectiva: fuego de artillería sobre cada lugar desde el que se lanzan los Qassams, por tierra, mar y aire. Ahora, los asesinatos selectivos también han sido incorporados. En este método de respuesta, los civiles, las mujeres y los niños son matados por equivocación, en gran medida porque las organizaciones del terror intencionadamente actúan desde zonas densamente pobladas del territorio palestino, poniendo así en peligro a su propia gente. Y maravilla de las maravillas: los palestinos, que apuntan exclusivamente a objetivos civiles, levantan una protesta clamorosa, mientras les pedimos perdón. Nuestras almas sensibles están hasta enfurecidas por la matanza de civiles palestinos inocentes e intachables. ¿Y los habitantes de Sderot, no son inocentes e intachables? Los palestinos disparan intencionadamente e indiscriminadamente sobre centros civiles densamente poblados, mientras nosotros buscamos a aquellos que nos disparan y expresamos nuestra pena por matar por equivocación.

Un Qassam que es lanzado desde el corazón de una población civil, aun si no mata a nadie, es equivalente a un Qassam que ha dado en el blanco y ha causado una matanza de civiles, y eso exige una dura respuesta. Los palestinos deberían saber que si nuestros civiles siguen siendo apuntados indiscriminadamente, sus civiles, también, se convierten en un objetivo. No con el método Peres-Shmeres, sino con el método ojo por ojo.

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