Friday, August 18, 2006

Gobierno e IDF, crisis de mando sin precedentes - Jonathan Ariel

Artículo increible publicado en Israelinsider el pasado día 9 de agosto donde se habla de guerras masivas (¿con victimas civiles asumibles?) y de rumores de 'golpe de estado', en un ejercicio de estimación alarmista y tremendista. Su único interés radica en dar testimonio del estado de animo que se mueve en ciertos círculos y hacer mención de plan militar inicial amputado por el poder político.

"Las relaciones entre el mando político y el militar del país están en el punto más bajo en la historia del país, al borde de una crisis. Además, hay una carencia creciente de confianza entre el Jefe del Estado Mayor Dan Halutz y la fuerza aérea, y muchos de sus colegas de las fuerzas de tierra, que dicen que él y su "camarilla azul" [azul es el color de la fuerza aérea] no aprecian totalmente la naturaleza de la guerra en tierra.

Según fuentes informadas, hay una inexistencia casi total de confianza entre el mando militar y la oficina del primer ministro. Ellas han descrito la situación como 'aún peor' que las crisis que siguieron a la decisión de Ben Gurion de disolver el Palmach, y la decisión cínica de Golda Meir y Moshe Dayan de colocar toda la culpa por el fiasco de la guerra del Yom Kippur en los hombros del IDF.

Los oficiales superiores del IDF han estado diciendo que unicamente cargan con la responsabilidad de una situación militar desfavorable contra Hezbollah tras casi un mes de enfrentamientos.

Según estos oficiales, a Olmert le fue presentado diligentemente un completo y detallado plan operacional para la destrucción de Hezbollah en un plazo de 10-14 días, que el IDF había elaborado durante los últimos 2-3 años.

Se supune que este plan habría comenzado con un ataque aereo sorpresa contra el mando de Hezbollah en Beirut, antes de que ellos hubieran tenido tiempo para trasladarse a sus búnkeres subterráneos. A ello debía haber sido seguido, inmediatamente, una gran operación aerotransportada y por vía marítima, a fin de establecer varias divisiones en la línea del Río Litani, permitiéndolos rebasar "la línea de Maginot de Hezbollah" en el Líbano del sur. Esto habría sorprendido a Hezbollah, que habría tenido que salir de sus fortines y bunkers y encarar al IDF a campo abierto, a fin de evitar ser aislada, perseguida y finalmente desfallecer por hambre en una sumisión humillante.

Esto era exactamente lo que el mando del IDF deseaba, siguiendo la clasica doctrina militar israelí, basada en la doctrina de la guerra relámpago de la Wehrmacht, que ha sido tradicionalmente la de una guerra móvil y rápida, diseñada para sorprender y rebasar al enemigo.

Según fuentes militares superiores, quiénes han sido extensivamente consultadas tanto en los medias hebreos como en publicaciones en línea con lazos cercanos al establecimiento militar del país, Olmert rechazó la segunda mitad del plan, y autorizó sólo ataques aéreos en el Líbano Sur, y no, inicialmente, en Beirut.

Aunque el Primer ministro tenga aún que aclarar cual fue su decisión, sin mencionar el proporcionar una explicación satisfactoria, parece que él esperó vanamente una guerra limitada. Olmert, abogado y negociador prominente y poco escrupuloso antes de su entrada en política, puede haber pensado que podría tener éxito con la opción militar de obviar y archivar este pleito con una estratagema de negociación, muy útil cuando usted representa al rico y al poderoso, siempre que exista esa posibilidad. Otro motivo puede haber sido su deseo de limitar los daños económicos proyectando una guerra más limitada que total, favoreciendo a los poderes financieros internacionales (¿fáctor precio del petroleo? Nota personal).

Independientemente de sus motivos, el punto fundamental, según estas fuentes militares, es que él esterilizó la campaña durante los cruciales primeros días. La decisión de no bombardear Beirut inmediatamente permitió a Nasrallah escaparse, primero a su búnker, posteriormente a la embajada iraní en Beirut.

La decisión de anular los aterrizajes en el Río Litani y autorizar una muy limitada contribución de reservistas obligó a las fuerzas de tierra a luchar en condiciones muy adversas. En vez de rebasar un área pesadamente fortificada con fuerzas aplastantes, se atacó por la vía más previsible y con fuerzas insuficientes. El resultado, altas bajas y logros modestos.

Este es el motivo del sorpresivo del descarte del eficaz Maj. General Udi Adán. Según varias fuentes, Olmert estaba enfurecido por los comentarios de Adán de que no le habían permitido luchar de la forma que había sido planeada. Adán, según se afirma, hizo estos comentarios en respuesta a la crítica contra su gestión de la guerra, y de los resultados hasta ahora conseguidos.

La responsabilidad de Olmert en la inacción va mucho más adelante. La administración estadounidense había dado a Israel luz verde para atacar Siria. Una importante fuente militar ha confirmado que Israel, en efecto, recibió realmente luz verde por parte de Washington en este aspecto, pero Olmert la rechazó.

El guión era que Siria, que no es rival militar para Israel, afrontaría un fracaso rápido, obligándolo a correr hacía Irán, con el cual tiene un pacto de defensa, para venir en su ayuda.

Irán, que estaría considerablemente limitado por el fracaso de su único aliado en la región, se habría encontrado maniatado y en una situación difícil. Si se decidiera a honrar su compromiso con Siria, afrontaría una guerra con Israel y los EE.UU, ambos con capacidades militares muy superiores a las de Irán. Si Teherán optara por faltar a su compromiso con Damasco, sería interpretado por toda la región, incluso por la población iraní, como un visible espectáculo de debilidad del régimen. Los regímenes fascistas como el de los ayatollahs no pueden permitirse fácilmente mostrar aquella clase de la debilidad.

Como antes mencionamos, las capacidades militares de Irán no son rivales para Israel. Punto fundamental, Irán podría lanzar misiles y golpear a ciudades de Israel, e intentar realizar ataques terroristas. Si hay una historia comprobada, es que tales métodos no ganan guerras. Israel sufriría, indudablemente, tanto bajas civiles como daños económicos, pero éstos no serían mucho más elevados que otros ya experimentados. Ya hemos perdido irreversiblemente la temporada turística entera. Cualquier ofensiva de misiles iraníes y sirios sería relativamente corta y tendrían que ser realizados por misiles de mayor alcance. Éstos, por su misma naturaleza, son armas mucho más grandes y más complejas que los Katyushas. No pueden ser ocultados facilmente y requieren un tiempo de lanzamiento más prolongado, aumentando su vulnerabilidad en operaciones aereas. Además, es exactamente para tal clase de misiles que el sistema de Flecha fue desarrollado.

El resultado final sería ciertos daños económicos adicionales, y probablemente alrededor de 500 bajas civiles. Puede parecer una apreciación fría referente al nivel del coste en vidas, pero Israel puede permitirse tales bajas, que serían inferiores que aquellas sufridas en guerras anteriores (en 1948 Israel perdió 6,000, el 1 % de la población entera, y en 1967 y 1973 perdimos respectivamente 1,000 y 3,000 bajas).

Las ganancias, sin embargo, serían significativas. La amenaza nuclear iraní, la amenaza existencial más peligrosa que Israel ha afrontado desde 1948, sería eliminada. Esto también cambiaría el ímpetu que durante las dos décadas pasadas han desarrollado los ayatollahs. A su vez también tendría un impacto muy importante en la AP y los palestinos, apresurando el fallecimiento de la administración de Islamista Hamas.

En cambio, según fuentes militares, Israel se encuentra atascado con un enemigo manifiestamente inferior, debido a las limitaciones colocado al IDF por el mando político. Esto ha sido interpretado por el enemigo como un signo claro de que Israel está en las manos de un mando inexperto, careciendo de la experiencia requerida, y sin las 'tripas', la fuerza y la voluntad necesarias. En el Oriente Medio esto es una invitación a cortejar el desastre, como se demuestra por el incremento por parte de Irán y Siria en su apuesta y participación inicial en la guerra.

Algunos oficiales de alta graduación han estado mencionando la palabra tabú en conversaciones privadas. Han estado susurrando que un 'golpe de estado' podría ser el único modo de prevenir un resultado en el Líbano que podría envalentonar el mundo árabe a afiliarse a Siria e Irán en un asalto a Israel, dado el tal hecho sería espoleado por la percepción del mundo árabe y musulmán de un Israel con un mando débil, cobarde y vacilante, y por lo tanto maduro para la intimidación.

La visión de un IDF invencible puede haber llegado a un punto muerto tras el conflicto con Hezbollah y es un modo seguro de irradiar una aura de debilidad que en el Oriente Medio podría precipitar los ataques de los tiburones que huelen la sangre.

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