Friday, December 01, 2006

Sólo hágalo - Ari Shavit

El último invento del primer ministro Ehud Olmert es mejor que los anteriores. Está bien que el primer ministro de Israel amplíe sus esfuerzos por la paz. Es bueno que el primer ministro de Israel reitere el principio de un compromiso para una evacuación de los territorios y de los asentamientos. Es adecuado que el primer ministro exija que los palestinos renuncien a su petición de actualizar el derecho de retorno de sus refugiados. Es correcto que el primer ministro prometa una mejora significativa en la calidad de las vidas de nuestros vecinos en el camino de la creación de una realidad de dos estados. Y está muy bien que el primer ministro entienda que, después de que fallará en la guerra del Libano, debe tratar de prevenir la siguiente guerra con una iniciativa política.

Sin embargo, Olmert es Olmert. Como tal, la esperanza en el discurso de Sde Boker es la misma que en la del plan de convergencia que anunció hace menos de un año. No hay ninguna posibilidad de que los palestinos renuncien, en un futuro previsible, a la exigencia del derecho de retorno de sus refugiados. No hay ninguna posibilidad de que el gobierno actual sea capaz de evacuar docenas de establecimientos en un futuro previsible. No hay ninguna posibilidad de construir rápidamente una estructura estable de dos estados con el clima político predominante en Israel y Palestina. La intención es deseable. La dirección es la correcta. Pero cualquier unión entre esas palabras importantes y conocidas y la realidad histórica es absolutamente cínica.

¿Si este es en efecto el caso, entonces qué debería hacer el primer ministro? Es muy simple: Obrar. Entender que la amenaza inmediata para Israel es iraní, no palestina. Identificar la amenaza nuclear iraní como el desafío nacional de esta generación. Y aparecer ante la nación y comunicar que a partir de este momento, todos los recursos nacionales estarán involucrados en esa amenaza histórica. El país entero, con toda su fuerza y capacidad, será encauzado en un esfuerzo conjunto que no ha sido visto desde 1948.

¿Qué se debería hacer? Activar, inmediatamente, el foro de los primeros ministros. Designar a Ehud Barak como ministro de defensa, a Benjamin Netanyahu como ministro de Hacienda y a Shimon Peres como director de una campaña de relaciones públicas internacional que contribuya a "parar a Irán". Sustituir al jefe de estado mayor y rehabilitar las fuerzas de defensa de Israel en una operación relámpago que implique a lo mejor de los generales en la reserva. Reclutar a David Ivri, Uzi Dayan, Ephraim Halevy y Giora Eiland para un ‘superforo’ en un verdadero Consejo Nacional de Seguridad. Incorporar a hombres con experiencia y visión como Dan Meridor, Moshe Arens y Yossi Beilin al centro del pensamiento estratégico. Emplear a Aharon Barak, Amos Oz, David Grossman, Aharon Appelfeld y Shlomo Avineri como altavoces de Israel en Europa. Designar a Dov Weissglas, Alon Pinkas, Zalman Shoval e Itamar Rabinovich como miembros de un destacamento de fuerzas de emergencia cuyo trabajo será mejorar inmediatamente nuestras corrompidas relaciones con los Estados Unidos. Envíar a Uri Sagi para conducir unas delicadas negociaciones con los sirios. Llamar, en suma, a los principales hombres de negocios reservándoles posiciones claves en los ministerios del gobierno y del estado.

¿Qué debería hacer? Hacer todo que Israel pueda hacer para mantener sobria a la comunidad internacional hasta el último minuto, hacer que los Estados Unidos recobren su calma. Desarrollar una iniciativa política creativa referente a Siria-Líbano para tratar de guardar a Damasco lejos del eje del extremismo. Y preparar a Israel ahora para la posibilidad de que Irán no sea detenido. Invertir en la creación de una disuasión decisiva contra Irán y preparar a Israel para una nueva era. Prometer que Israel será capaz de existir en seguridad y con esperanza, hasta en un Oriente Medio extremista.

En el contexto de este completo proceso existencial, hay también lugar para una iniciativa que implique a los palestinos. Una iniciativa, no un regreso a lo ya conocido. Una iniciativa realista y cautelosa que no ceda ante Hamas y no reproduzca el abandonado plan de convergencia. Una iniciativa que no distraiga a la nación del verdadero desafío, el existencial, el que afronta en este momento.

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