Thursday, December 28, 2006

Damasco a la puerta - Ari Shavit

¿Es posible conseguir la paz con Siria? Es dudoso. Es verdad que Damasco llama a la puerta y el presidente sirio Bashar Assad envía señales de paz cada vez más fuertes, y también es verdad que Siria no es una parte inseparable del eje extremista que amenaza hoy al Oriente Medio. Después de todo, se supone que el régimen nacionalista secular de Damasco resistirá al extremismo Islámico chiíta, y no servirá como su cabeza de puente en el mundo árabe. Pero un acuerdo de paz con Israel es un desafío genuino a la minoría gobernante alawita y podría poner en peligro la estabilidad del anacrónico régimen Baathisa.

Un acuerdo de paz con Israel negaría a Siria su identidad de estandarte del nacionalismo árabe y lo convertiría en un país marginal del Oriente Medio. Un acuerdo de paz traería la prosperidad a Israel y al Líbano, y tal vez hasta la cooperación económica entre los dos países, y convertiría a su vecino sirio en un país sin importancia, atrasado, viviendo a la sombra. No hay ninguna razón para qué los sirios deberían estar de acuerdo con esto.

Los Altos del Golán pueden ser impresionantes, pero el precio que los sirios deberían pagar por su regreso podría reducir enormemente las posibilidades de poner en práctica tal acuerdo. Sin embargo, Israel no puede permitirse seguir rechazando una posible paz. No puede tratar a Bashar Assad como trató al presidente egipcio Anwar Sadat en 1972. Las sombrías perspectivas de una posible paz deberían mantener sobrías las expectativas y generar la mayor prudencia, pero la perspectiva pesimista no debería causar una parálisis total. Si los sirios realmente están listos para la paz, deberíamos conocer como la asumen. Deberíamos hacer todo lo posible no sólo para conseguir la paz, sino también para prevenir la guerra.

El mando de las Fuerzas de Defensa de Israel ve la situación como sigue: Como consecuencia de la guerra del Líbano, el régimen sirio ha alcanzado un punto de o bien progreso diplomático, o bien escalada militar.

La era del status quo esta terminada. Los 30 años de "ninguna guerra y ninguna paz" en los Altos del Golán han llegado a su final. Es el significado verdadero, histórico de la segunda guerra del Líbano.

Las señales de Damasco no son sólo de una naturaleza pacífica; hay señales sobre el final de la tranquilidad en los Altos del Golán, sobre la aplicación del principio de resistencia en el Golan y de reproducir el modelo de Hezbollah allí. El IDF no supone que Siria iniciará una guerra contra Israel en el año próximo, pero los oficiales de alta graduación creen que estamos en una encrucijada.

Si no hay ningún proceso diplomático allí no habrá tranquilidad. Si allí no habrá tranquilidad habrá una escalada. Y la escalada militar muy bien podría evolucionar en espiral de guerra.

La misión del gobierno israelí debe estar clara: hacer todo lo posible para impedir que la situación se deteriore y demostrar al público israelí que si la violencia hace erupción, no se deberá a una respuesta negativa de Israel. Los soldados a quien enviarían a la siguiente guerra deben saber que su gobierno hizo todo lo posible para prevenir la guerra, que hasta la última oportunidad fue explotada, que cada llamada a la puerta fue atendida.

El presidente estadounidense, George W. Bush, no está interesado en una paz israelo-siria. Israel está obligado con el Presidente Bush y comprometido su honor, pero si él se equivoca en la cuestión siria como hizo en Irak, no serán los ciudadanos americanos quienes pagarán el precio.

Israel no tiene que ser descarado en sus contactos, relegando a Washington, pero tampoco puede comportarse como su vasallo. Israel no puede actuar en contradicción con sus intereses sólo por un compromiso llevado al extremo con una administración estadounidense que desfallece en sus días finales.

El frente sirio es tanto sensible como complejo. Allí no hay blanco o negro, y ningún bien absoluto contra un mal absoluto.

Por lo tanto, emprendiendo un proceso diplomático tenemos que considerar los argumentos de aquellos que se oponen a él. Las posibilidades de conseguir una paz genuina no son grandes, y Siria podría tratar de usar las negociaciones para atraer a Israel a una trampa.

Tenemos que encontrar nuevas clases de ofertas y adherirnos estrictamente a nuestras líneas rojas. Pero debemos proseguir ese camino, usando la precaución, la sabiduría y la creatividad.

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