Friday, December 22, 2006

Las ocultas letrinas de los Esenios - Ran Shapira























1. Entrada al acueducto 2-3. Depósitos 4. Torre
5. Estancia con bancos 6. Scriptorium 7. Cocina
8. Refectorio y asamblea 9. Despensa
10. Taller de alferería 11. Hornos.










Vista aérea de las ruinas














Cueva número 4












Baño ritual o mikvah



En uno de sus detallados relatos de los esenios, Flavio Josefo (Yosef Ben Matityahu), describió una de las muchas leyes que conformaron el estilo de vida de la secta judía durante el período del Segundo Templo. Mientras los esenios estaban sentados en círculo, asegura Josefo, estaba prohibido escupir dentro. Como muchas de otras leyes perfiladas por Josefo, los detalles de esta aparecen en los manuscritos del Mar Muerto encontrados en las cuevas al norte del mencionado Mar Muerto. Estos manuscritos son atribuidos a los esenios.

El parecido entre el testimonio del historiador del siglo I y el contenido de los manuscritos del Mar Muerto no se termina con la prohibición de escupir dentro de un círculo. Magen Broshi, antiguo conservador del Museo Arqueológico en Jerusalén, donde los manuscritos de Qumran están depositados, dice que hay docenas de paralelismos entre el relato de Josefo y el contenido de los manuscritos. Una de las semejanzas principales se sitúa en los meticulosos rituales de purificación y de higiene de los esenios.

El antropólogo Joe Zias, del Departamento de Arqueología y Ciencia de la Universidad hebrea, encontró recientemente pruebas positivas de la adhesión de los esenios a estos rituales. Junto con el doctor James Tabor, profesor de estudios religiosos en la Universidad de Carolina del Norte y Stephanie Harter-Lailheugue, parasitóloga del Laboratorio del CNRS de antropología de Marsella, encontró las letrinas utilizadas por los esenios en Qumran. Los tres investigadores dicen que, además del verter mucha luz sobre la cultura única de los esenios de Qumran, el descubrimiento representa una fortuna arqueológica: la prueba adicional de que los esenios escribieron los manuscritos. Zias explica que cuando las heces son abandonadas en la superficie del desierto, su exposición al sol y al viento aniquila rápidamente los parásitos intestinales. Pero cuando las heces son sepultadas en la tierra, los parásitos intestinales pueden sobrevivir durante muchos meses y sus huevos pueden ser conservados no menos de 2.000 años, como en el caso de Qumran.

La presencia de estos vestigios de parásitos intestinales, típicamente presentes en los intestinos humanos, en un área relativamente limitada, en el lugar descrito en los manuscritos y por Josefo, condujo a los investigadores a concluir que ellos habían descubierto las letrinas de los antiguos residentes de Qumran. "Sólo los ascéticos miembros de una secta que proporcionaba tal importancia a la higiene se molestarían en andar cientos de metros más allá de su área vital para 'aliviarse', e invertir la energía necesaria de cavar un hoyo para sepultar sus heces" concluye Zias.

Sin embargo, el doctor Yitzhak Magen, no estuvo impresionado por el nuevo descubrimiento. El verano pasado, Magen y su colega, Yuval Peleg, publicaron conclusiones basadas en diez años de excavaciones en las ruinas de Qumran. Ambos investigadores llegaron a la conclusión de que Qumran no era un monasterio, sino una enorme fábrica de cerámica. Ellos encontraron en el lugar fragmentos de artefactos de arcilla y muchas cisternas o depósitos, que creen que fueron utilizados para contener los sedimentos que emergían cuando los ríos locales se desbordaban tras producirse las inundaciones invernales. Magen mantiene que estos sedimentos proporcionaban una materia prima excelente para la producción de cerámica. Según Magen y Peleg, esos depósitos o cisternas no se usaban como baños rituales; y no fueron usadas para ello por los esenios, quienes sí se sumergían en sus baños rituales dos veces al día. " Además," asegura Magen, "el área de Qumran y en particular las cuevas que rodean el lugar, estaban llenas de animales depredadores y carroñeros, como zorros, hienas y leopardos. La gente que vivió en este área durante mucho tiempo era bien consciente de ello. Y temiendo a estos animales, seguramente no abandonarían su residencia para ir a 'aliviarse' muy lejos. Así, es irrazonable asumir que las letrinas del campo estuvieran localizadas a tal distancia."

"No fueron los esenios quienes ubicaron los manuscritos en las cuevas cercanas a las ruinas de Qumran," añade Magen. "Los manuscritos fueron colocados por judíos que escaparon de Jerusalén después de la destrucción del Segundo Templo. Una de las rutas principales de escape de Jerusalén pasó por Qumran. Esos judíos, que desconocían el área y no tenían conocimiento de la existencia de esos animales depredadores, no temieron entrar en las cuevas y depositar los manuscritos".

Según Magen, se encuentran amplias pruebas de ello en los propios manuscritos, en su amplia varidad de estilos reflejados y en el extenso contenido que abarcan. "No es posible decir que un hombre o una secta escribieron todas los manuscritos," dice Magen. Es más razonable concluir que reflejan la diversidad enorme que tipificó al judaísmo durante el final del período del Segundo Templo.

La teoría de Magen es la más reciente de una serie de conclusiones que cuestionan la paternidad literaria de los manuscritos del Mar Muerto por parte de los esenios. Ya que los primeros manuscritos fueron encontrados en 1947, varias sugerencias en cuanto a la identidad de los autores se propusieron, conduciendo a arrebatos ocasionales, repletos de intereses cruzados. Pero la conclusión más sólida, argumentada en los primeros días por el profesor Eliezer Sukenik, que compró parte de los manuscritos, era y aún permanece, de que los esenios fueron sus autores.

"La mejor prueba de esto," dice Broshi, "es evidente en los 900 manuscritos (muchos de ellos pequeños pedazos) descubiertos en Qumran." Algunos de ellos describen a un grupo de ascéticos ermitaños, y sus detalles los emparejan a la información proporcionada por Flavio Josefo. "Hay docenas de paralelos entre Yosef Ben Matityahu [Flavio Josefo] y los manuscritos del Mar Muerto." Broshi asegura que la conclusión de que había alfareros más que ascetas, en Qumran, es infundada.

Según Broshi, Qumran carece de las materias primas convenientes para la producción de cerámica. Las investigaciones conducidas hace unos años, por Broshi y el profesor Hanan Eshel, revelan que las vasijas de arcilla y otros artefactos de cerámica encontrados en Qumran fueron realizadas con rocas metamórficas que vinieron de las colinas que rodean a Jerusalén.

Además de esto, las vasijas de arcilla deben ser elaboradas en hornos, a temperaturas de 800-900 grados celsius, y hay carencia de materia prima en el área de Qumran para producir una energía de tal magnitud.

"Es posible que los residentes produjeran artefactos de cerámica," dice Broshi, ", pero sólo para su propio uso privado - no como una fuente de ingresos."

"El descubrimiento de letrinas ni demuestra, ni refuta," comenta Broshi. Simplemente proporciona otro pedazo del rompecabezas, después de 60 años de investigaciónes, al que pocos eruditos cuestionan.

"No conozco a un solo investigador serio que mantenga que Qumran no estuvo habitado por los esenios y que ellos no escribieron los manuscritos."

http://www.haaretz.com/hasen/spages/803283.html

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