Thursday, January 25, 2007

Israel, un país en cuestión - Adi Schwartz - Haaretz

"Nadie hace un favor a Israel proclamando su derecho a existir", escribió Abba Eban, en un artículo de noviembre de 1981 en el New York Times.

"El derecho de Israel a existir, así como el de los Estados Unidos, Arabia Saudí y otros 152 estados, es evidente y sin reservas. La legitimidad de Israel no esta suspendida en el aire, esperando el reconocimiento de la casa real saudita. Tampoco la OLP tiene un status legal para poder conceder el reconocimiento de cualquier país, o negárselo."

El artículo del antiguo Ministro de Asuntos Exteriores, uno de los portavoces más impresionantes de Israel en la arena internacional, fue escrito en respuesta al plan del Rey Fahd de Arabia Saudí, que propuso un reconocimiento implícito del derecho de Israel a existir como parte de una iniciativa para terminar con el conflicto
israelo-árabe.

"No hay seguramente ningún otro estado", escribió Eban, "grande o pequeño, joven o viejo, que consideraría el mero reconocimiento de su 'derecho a existir' un favor, o una concesión negociable."

Desde entonces, la discusión del derecho de Israel a existir ya no es sólo patrimonio de las partes árabes en conflicto con Israel, sino que forma parte del discurso europeo y americano. ¿En años recientes, en particular desde la segunda intifada y del fracaso de Camp David, uno puede encontrar un número creciente de discusiones sobre temas tales como: "¿La creación de un estado judío ha sido un error?", o, "¿debemos cooperar en la abolición de Israel?".

Ningún gobierno europeo, y seguramente tampoco el gobierno estadounidense, apoya esta posición. Además, los 25 miembros de la Unión Europea declararon en 2005 que negar al pueblo judío su derecho a la autodeterminación - por ejemplo, afirmando que el estado de Israel es una empresa racista - es equivalente al antisemitismo. Sin embargo, esta discusión, que solía ser monopolio de grupos efímeros, se ha infiltrado en el discurso dominante. Hoy en día, uno puede encontrarla en casi cualquier país occidental.

Este fenómeno ha conducido, aparentemente, a que los organizadores de la Conferencia Herzliya sobre la Estabilidad de la Seguridad Nacional de Israel, que comenzó ayer, hayan incluido una sesión extraordinaria sobre la negación del derecho de Israel a existir. La sesión, que tendrá lugar mañana por la tarde, será moderada por la doctora Fania Oz-Salzberger de la Universidad de Haifa, que escribe sobre ese sujeto para periódicos americanos y europeos. Otros participantes serán el antiguo ministro de justicia y catedrático canadiense, Irwin Kotler; Natan Sharansky; el historiador americano Richard Landes; Malcolm Hoenlein, presidente vice-ejecutivo de la Conferencia de los presidentes de las Organizaciones judías americanas y Abraham Foxman, director nacional de la Liga Antidifamación.

Demasiado tarde

Un ejemplo prominente de esta tendencia es el artículo de Tony Judt, un historiador judío americano muy considerado, que fue publicado en la Review of Books de New York en octubre de 2003. En el artículo, "Israel: la Alternativa" Judt propuso abolir el estado de la nación judía y sustituirlo por un estado binacional en la Tierra occidental de Israel.

El argumento principal de Judt es que el estado de Israel es anacrónico. Él afirma que ciertos movimientos nacionales europeos - que están en el origen del sionismo - han creado sus estados naciones aprovechando la desintegración del Imperio Austro-húngaro al final de Primera Guerra Mundial, pero que el hogar nacional judío ha debido esperar otras tres décadas, hasta la caída del Imperio británico.

Ignorando otros ejemplos que contradicen su tesis (India, Paquistán y la mayor parte de los países del Oriente Medio y África), Judt afirmó que Israel, simplemente, "llegó demasiado tarde...", y que "la misma idea de un estado judío, en el cual los judíos y la religión judía tienen privilegios exclusivos, de los cuales los ciudadanos no judíos están para siempre excluidos, es una idea arraigada en otro tiempo y lugar. Israel, en resumen, es un anacronismo."

El artículo de Judt despertó una gran indignación en Israel y en el mundo, y en su estela, su nombre fue eliminado de la cabecera de la revista The New Repúblic, donde figuraba como colaborador.

Pero, durante la guerra del Líbano del verano pasado, otro artículo, aún más duro, tomó su antorcha, esta vez en Europa. El intelectual noruego, Jostein Gaarder, autor del best seller internacional, "El Mundo de Sofía", afirmó en el periódico noruego Aftenposten:

"Ya no aceptamos al estado de Israel. Tenemos que acostumbrarnos a la idea: el estado de Israel, en su forma actual, es historia."

En su artículo, en el que aparecían elementos religiosos, escatológicos y apocalípticos que le daban el sello de una profecía mesiánica, Gaarder escribió:

"El estado de Israel, con su arte sin escrúpulos para la guerra y sus armas repugnantes, ha masacrado su propia legitimidad. Ha desobedecido, sistemáticamente, la ley internacional, las convenciones internacionales e innumerables resoluciones de las Naciones Unidas, y ya no puede esperar protección de su parte. Ha bombardeado sobre el reconocimiento que le había otorgado parte del mundo y del cual se beneficiaba. ¡Pero no temán! Esta época difícil terminará pronto... El estado de Israel ha violado el reconocimiento del mundo, y ya no tendrá ninguna paz hasta que deponga las armas."

Gaarder concluyó su artículo con una especie de profecía o juicio final, donde predijó la destrucción de Israel y un nuevo exilio judío:

"si la nación israelí entera debierá sucumbir bajo sus propias intrigas, y partes de su población debierán huir de las áreas ocupadas ahora por otra diáspora, entonces nosotros decimos a sus vecinos: !Permanezcan en calma y tenganles piedad! Es un crimen eterno, sin remisión, castigar a un pueblo de refugiados y apátridas."

Hablar de los Judíos

La defensa más fundamental del derecho de Israel a existir fue elaborada por el catedrático Alan Dershowitz, que tiene programada una intervención en la Conferencia Herzliya, vía satélite desde los Estados Unidos. En su libro, "El Derecho de Israel", Dershowitz afirma que hablando de los judíos o del estado de Israel, la gente a menudo emplea dobles estándares. Cuando Israel es atacado por violar los derechos humanos, por ejemplo, los acusadores ignoran a menudo las violaciones paralelas cometidas por sus vecinos y otros países. Esto, naturalmente, da ocasión de preguntarse cómo, "de los 200 países miembros de las Naciones Unidas, el estado de Israel es el único cuyo derecho a existir es puesto en cuestión".

La conclusión es que negar el derecho de Israel a existir dice más del propio “negador” que del estado de Israel. Oz-Salzberger está de acuerdo con este argumento, y trata de clasificar las violentas críticos contra Israel. Antes que nada, ella distingue entre "los argumentos basados en lo que Israel realmente hace, que pueden dar lugar a una crítica legítima, y los argumentos sin relación con lo que verdaderamente hace Israel."

La siguiente etapa en "esa pendiente deslizante", como Onz-Salzberger la describe, es la crítica que apunta a Israel en tanto entidad homogénea, sin distinguir entre la gente y el gobierno, o entre los diversos grupos políticos.

"Cuando los alemanes atacan a los Estados Unidos, por ejemplo, ellos siempre distinguen entre la administración Bush y el pueblo americano. Ellos dicen que tienen un problema con la administración actual, como su decisión de ir a la guerra en Irak, pero enfatizan que no tienen ningún problema con el pueblo americano. No he visto nunca en esas críticas despiadados esa misma diferenciación con respecto de Israel. Cuando no se distingue entre la variedad de ideas dentro de la sociedad israelí, es una señal clara de un sentimiento hostil hacia Israel."

Los diferentes boicots académicos contra Israel caen en esta categoría, asegura Onz-Salzberger.

La étapa siguiente en el camino de negación del derecho de Israel a existir es la observación: "Es una vergüenza que Israel fuese creado." Como ejemplo, Onz-Salzberger, hace mención del sondeo europeo del 2003 que determinó que Israel es el país más peligroso para la paz mundial, por delante de Irán y Corea del Norte. Estos argumentos pueden tener un trasfondo antisemítico, en conexión con las teorías de la conspiración judía ("Los judíos controlan Hollywood", "Los judíos dominan la administración de Bush"), pero también pueden ser solamente expresión de hostilidad hacia Israel. En este último caso, se concentran en negar el derecho de Israel a existir.

El doctor Richard Landes, que también participará en la sesión de mañana, se acerca al sujeto como un medievalista:

"En mi campo", asegura, "noté un modelo - los grandes brotes de antisemitismo vinieron después de períodos caracterizados por actitudes muy positivas hacia los judíos, que podrían ser denominadas filo-judaicas. Los mejores ejemplos son la Reforma de Martin Luthero y las cruzadas. Desde 1945, sobre todo en los Estados Unidos y en Europa, los judíos han sido muy bien tratados, y este es, parece, el período más largo en la historia con un tratamiento tan favorable. Yo creía que la erupción antisemita vendría del fundamentalismo cristiano, que podría estar decepcionado por las expectativas exageradas sobre el año 2000, pero al final surgió realmente del mundo de la izquierda laica."

"El punto decisivo fue la cumbre de Camp David. Hasta entonces, muchos periodistas americanos hablaron con gran optimismo, con un sentimiento de que todos los problemas podrían ser solucionados, y que la humanidad se dirigía hacía una mejor dirección. Y después, las conversaciones fracasaron, la intifada estalló, e Israel fue acusado de ser responsable de todos los problemas del mundo."

Por el sentimiento de culpabilidad

El sitio web de Landes, www.seconddraft.org, recopila las informaciones de los medios occidentales sobre el Oriente Medio:

"Hay voces en el mundo árabe que niegan el derecho de Israel a existir, pero, en los últimos años, también las hemos encontrado en Occidente. Uno de los motivos de esto es simplemente la “realpolitik”. Nadie se pregunta por el derecho de China o de Rusia a existir, aunque esta claro que ellos violan los derechos humanos mucho más que Israel - en Chechenia o en Tíbet -; pero Israel es un pequeño país, y uno puede imaginarlo, sin problemas, que cesa hipotéticamente de existir."

"Pero otra explicación radica en la 'schadenfreude' (el placer que se siente con la desgracia ajena), principalmente en los medios de la izquierda laica. Muchos europeos, realmente disfrutan condenando a Israel y afirmando que es la fuente de todos los problemas, porque eso alivia sus sentimientos de culpabilidad respecto al Holocausto. Ese es, realmente, el objetivo de los europeos: sentir que ellos ya no son culpables, o al menos que su culpa no fue tan terrible."

(Nota personal: aquí el doctor Landes no valora lo suficiente el grado de masoquismo autoculpabilizador tan arraigado en esos medios. Ante la desmedida oferta de culpabilidades que se ponen a la vista, el Holocausto se contempla, más o menos, como un injusto monopolizador, una culpabilidad ya muy 'experimentada' que hace menos visible las restantes, al erigirse en módelo de ellas, y donde se defraudaron las expectativas político-ideológicas, léase Israel).

Landes dice que esto ocurre, por lo general, en los círculos intelectuales occidentales de la izquierda que niegan el derecho de Israel a existir. Ellos tratan de evitar ser catalogados como "pecadores" por haber hecho daño a otras naciones (con el nacimiento de Israel). "Pero, sí Israel nació en pecado," dice Landes, "entonces todos los países del mundo nacieron en pecado – y mucho más un país como los Estados Unidos".

Landes comenta con una sonrisa que él no rechaza categóricamente la idea de una Asamblea General de las Naciones Unidas que adopte una resolución que declare que Israel no tiene derecho a existir.

"A nivel diplomático, se trata de una alianza con el mundo árabe. Europa trata de contrarrestar a los Estados Unidos en la arena internacional, y, por lo tanto, trata de acercarse al mundo árabe. Esto, por supuesto, también proviene de preocupaciones demográficas observables en casi cada ciudad europea. El serio problema que tienen los europeos con los musulmanes les ha llevado a convertir a Israel en cabeza de turco. Ven en ello una solución conveniente y comoda a la amenaza musulmana."

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