Sunday, January 14, 2007

Un cuento hasídico

Cuando el gran Rabí Israel Baal Shem Tov veía que se anunciaba una gran desgracia para el pueblo judío, tenía por costumbre ir a recogerse a cierto lugar del bosque; allí, encendía un fuego y recitaba cierta oración y se cumplía el milagro; la desgracia era así conjurada.

Más tarde, cuando su discípulo, el célebre Maguid de Mezeritch, debía intervenir ante el cielo por las mismas razones, iba al mismo sitio del bosque y decía: “Señor del Universo, escucha. No sé cómo encender el fuego, pero aún soy capaz de recitar la oración. “Y el milagro se consumaba.

Mucho más tarde, el Rabí Moisés-Leib de Sassov, para salvar a su pueblo, también iba al bosque y decía: “No sé cómo encender el fuego, pero puedo señalar el lugar y eso debiera ser suficiente.” Y era suficiente; también se cumplía el milagro.

Luego fue el turno de Rabí Israel de Rizhin de apartar la amenaza. Sentado en su sillón tomaba su cabeza entre sus manos y le hablaba a Dios. “Soy incapaz de encender el fuego, no conozco la plegaría, ni siquiera puedo encontrar el lugar en el bosque. Todo lo que sé hacer, es contar esta historia. Esto debiera ser suficiente.” Y lo era.

Extraido de Célébration Hassidique de Elie Wiesel

1 Comments:

Blogger Goelet said...

Shalom!

Me encanta esa historia, tenía ese libro en casa, pero me gustó más otro extracto del libro.

Feliz Año, seguiré robándote ideas, artículos e imágenes. Pero tranquilo, siempre dejando el link.

6:49 PM  

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