Tuesday, March 27, 2007

Judíos contra Sión - Isi Leibler - JPost

En todo la Diáspora, hay judíos alienados y marginales cuya implicación fundamental en la vida judía consiste sobre todo en socavar los fundamentos del estado judío.

Hoy, ellos intentan presentarse como una respetable "expresión alternativa judía". Es el precio que pagamos por haber guardado durante tanto tiempo la cabeza enterrada en la arena, absteniéndonos de descartar de la corriente principal del pueblo judío a los que se consagran en deslegitimar y diabolizar a Israel.

No es necesario subestimar los desgastes potenciales que ellos son capaces de infligirnos.

No es un fenómeno nuevo el que haya judíos que difamen a su propio pueblo. Se encuentra todo a lo largo de la historia desde la Antigüedad. En la Edad Media, los más virulentos promotores del antisemitismo eran judíos convertidos. En la época de la Emancipación, los judíos devotos del universalismo, del socialismo y de otros "ismos" incitaban al odio hacia los miembros de su pueblo.

Se encuentran ejemplos de ello en los accesos antisemitas de Karl Marx y en esos judíos rusos del s.XIX, partidarios de la revolución social, que justificaban los pogromos como lubricantes necesarios para hacer reinar un clima revolucionario.

En cambio, los judíos que se odiaban a sí mismos guardaron silencio durante el Holocausto porque los nazis tomaban a todos los judíos como blanco.

Después de la guerra, los judíos comunistas y sus compañeros de ruta "progresistas" volvieron a salir a la superficie, y fueron los más fervientes apologistas de los crímenes de Stalin. Durante la campaña para liberar a los judíos soviéticos, negaron la existencia de un antisemitismo soviético y defendieron - incluso aplaudieron - los teatrales procesos antisemitas apadrinados por el estado, y las ejecuciones de sus hermanos.

Como sus sucesores contemporáneos, su eficacia, en tanto que portavoces de nuestros enemigos, estaba ligada al hecho de que anunciaban y publicitaban su origen judío. Sin embargo, contrariamente a los judíos que hoy diabolizan a Sión, estaban considerados como parias por los judíos ordinarios, y claramente percibidos por los no-judíos como alejados de su propio pueblo.

Hoy, los que niegan la legitimidad del estado judío son tratados a menudo con indulgencia desde los medios judíos respetables. Algunos dirigentes judíos han sugerido incluso
que una "comunidad pluralista" no debería hacer prueba de discriminación hacia esos "disidentes" opuestos a Israel.

Una gran parte de la responsabilidad por esta tolerancia inoportuna tiene su fuente y origen en el interior de Israel. La más odiosa propaganda anti-israelí ha emanado, durante años, de universitarios que ejercían la enseñanza en las universidades israelíes.

Hoy, el problema a comenzado a proliferar de una manera incontrolable. Siendo evidente que manifestar odio hacia Israel se ha convertido en una importante condición previa para ser admitido en el campo "progresista", se encuentran judíos en la primera fila de las odiosas campañas de diabolización de Israel, y ello en casi todos los países.

Sin embargo, acusar a esos renegados de practicar el odio de sí es considerado como un grave pecado en muchos de esos círculos. Es así que se considera legítimo, para los judíos, afirmar mentirosamente que Israel es un estado "segregacionista", acusar a los de su raza de conducirse como nazis, describir el comportamiento de Israel recurriendo a los "dos pesos, dos medidas", y acusar a Israel de limpieza étnica, de crímenes de guerra e incluso de genocidio. Se considera incluso aceptable llamar al desmantelamiento de Israel para reemplazarlo por un estado "binacional", o sostener el "derecho de retorno" de los refugiados palestinos. Todo ello en nombre de la tolerancia general.

No obstante, levantarse contra tales concepciones y señalarlas como extremistas es considerado como una forma de "maccarthismo sionista".

Es un fenómeno patético de nuestra época que gentes como Tony Judt, Marc Ellis, Norman Finkelstein, Jacqueline Rose y Tony Kushner, sean considerados como mártires, y que se confunda la tolerancia hacia sus esfuerzos odiosos para deslegitimar al estado judío, con la libertad de expresión.

¡Qué hipocresía! Insistir sobre el hecho de que los “diabolizadores” judíos de Israel no constituyen más que un fenómeno extremista marginal y que no se representan más que a sí mismos no tiene nada que ver con una abolición de la libertad de expresión.

Nuestros enemigos pretenden que la condena de los que niegan la legitimidad de Israel tiene como finalidad enmascarar y eludir la crítica legítima. Es verdad que auténticos amigos
de Israel, incluso israelíes ellos mismos, emiten a veces fuertes críticas de tal o cual política israelí. Pero existe una diferencia entre ser crítico con una política y negar la legitimidad del estado judío.

Es lamentable que los esfuerzos encaminados a sembrar la confusión sobre esas dos posiciones diametralmente opuestas sean cada vez más aceptadas por muchos medios.

Cuando el profesor Alvin Rosenfeld redactó un artículo para el American Jewish Committee (AJC), sacando a la luz los "dos pesos, dos medidas" y la mala fe de los judíos que contestan el derecho de Israel a existir, desató una tormenta y fue acusado de deshonestidad por haber pretendido estigmatizar toda crítica de Israel como antisemita. Se silenció el hecho de que deliberadamente había evitado utilizar expresiones como antisemita u odio de sí. Además, esos que antaño se llamaban "liberales", desnaturalizaron el contenido de su artículo, e incluso los judíos de la corriente mayoritaria, a la moda de New York, comenzaron a unirse al pelotón de los que atacaban a Rosenfeld.

En una época donde Israel hace frente a reales amenazas existenciales, la audacia del campo judío anti-israelí ha alcanzado niveles alarmantes. Por ejemplo, un pretendido organismo "sionista" ha solicitado presentar en los campus universitarios americanos, para que comenten sus experiencias, a conocidos "refuzniks"; ese organismo describe su iniciativa como un "acto de amor sionista", cuando lo que obtiene como resultado es dividir el campus judío sobre sí es necesario sostener una proposición tan extravagante. Por otro lado, un cierto número de organizaciones judías que se declaran "pro-Israel", han hecho "lobbying" en el seno del Congreso para que este rechacé las posiciones de la corriente principal de la comunidad, demandando insistentemente, por contra, que sean ejercidas presiones sobre Israel para que adopte políticas contrarias a sus intereses.

Entre tanto, en Londres, el director del único think tank judío anglosajón no llega a comprender por qué el hecho de afirmar públicamente que el estado judío fue un error y que debería convertirse en un estado "binacional", le vuelve no apto para ejercer tal función. Y mientras, el presidente de ese instituto, que también es presidente del más importante diario de la comunidad judía anglosajona, acusa a los que llaman a la dimisión de su director de comportarse como "maccarthistas".

Yo recomiendo a Isaac Herzog, nuestro ministro de asuntos de la Diáspora recientemente designado, de inscribir en un buen lugar de su agenda el problema de las críticas - legítimas e ilegítimas - contra Israel, y de organizar una conferencia mundial con las principales organizaciones judías que son afectuosas con el nombre de Israel y todo lo que representa. Ellos deberán adoptar una posición común consistente en presentar como charlatanería las pretensiones ignominiosas de los judíos que promueven las campañas de deslegitimación de Israel, y que tienen la desvergüenza de pretender realizarlas para defender los valores judíos y la justicia.

2 Comments:

Blogger Jose Gil said...

Estoy de acuerdo en este planteamiento, se han impuesto intereses muy particulares en la creación del estado de Israel, siendo solo una minoría el sionismo se infiltra y dirige la dirección de un pueblo que ha sufrido bastante como para que inmersos en un terrible conflicto sea dañado mas aun y se dude incluso de cual puede ser su destino.

6:26 PM  
Blogger Jose Gil said...

Los que niegan un estado de Israel se fundamentan en la forma en la que ese estado se esta imponiendo como tal, no creo que discriminen en absoluto al pueblo judío, esto mas bien parece otra simple propaganda.

8:44 PM  

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