El mito español del "judío arqueológico" - Antonio José Chinchetru

Hace unos meses accedí a un muy interesante artículo de Antonio José Chinchetru, publicado en FAES (abstenerse pusilánimes y gentes de progreso atacadas de hiper sensibilidad). Algunas de los temas y argumentos que utilizaba eran muy interesantes y ciertos, además de tocar temas hasta ahora apenas entrevistos. Aunque como en todo, creo que serían necesarias ciertas puntualizaciones.

El tema que desarrollaba era la existencia de un antisemitismo, que él definía como el mito del judío arqueológico, presente en la sociedad española. Si bien hoy en día declararse antisemita es políticamente incorrecto, ciertos "atajos" permiten aún hoy dar rienda suelta a ese sentimiento. La sociedad española es una sociedad prácticamente sin judíos, cuya presencia actual, además de ser muy minoritaria, es reciente y de escasa visibilidad.

El recuerdo y la emoción desatada por el Holocausto ha permitido una cierta compasión general por sus víctimas, aunque a veces se utilice, únicamente, como medio de reproche a los judíos actuales (de Israel y la diáspora). Una influencia, quizás, de la famosa teología de la substitución desarrollada por la Iglesia Cristiana, donde diferenciaba al "Israel de carne", reprobado por sus propios profetas, testarudo, incapaz de reconocer al Mesias y particularista, del "Israel espiritual", representado ahora por la propia Ecclesia y la nueva religión cristiana. Así, hoy en día, el "Israel de carne" lo representarían Israel y los judíos de la diáspora que le son fieles, y el "Israel espiritual", las víctimas del Holocausto (casi cristianizadas por su sacrificio), la élite judía que abomina de Israel y de las manifestaciones e instituciones judías, y por qué no, los palestinos.

Para Chinchetru el mito del judío arqueológico es una especie de disfraz, en los casos en que se utiliza como escusa de un manifiesto antisemitismo respecto del verdadero y actual pueblo judío, con el que disimular dicho antisemitismo. Por lo tanto, cuando hablemos de esta mitología, sólo trataremos aquellos casos en que encubre una motivación antisemita, ya que también pueden existir, y existen, otros muchos casos donde se expresa conjuntamente con un sincero respeto y admiración del pueblo judío.

Así pues, el mito del judío arqueológico de los antisemitas está conformado por dos submitos, el "mito sefardí" y el "mito del judío medieval", en relación éste último con el super mito de la "España de las Tres Culturas".

- Para Chinchetru, el "mito sefardí" se basa en una idealización del pueblo sefardí como una especie de "connacionales" que mantuvieron viva la esencia y la lengua de la nación. Suele convivir esta idealización del sefardismo con un desprecio del resto del pueblo judío ( la vertiente ashkenazi), pasado y actual ( véase Sánchez Drago y su "Gargoris y Habidis").

Es debido a está admiración desencadenada por su fidelidad a ciertas raíces hispanas, que está mitología se asocia casi exclusivamente con sectores de la derecha. Aquí difiero de Chinchetru.

La izquierda ha desarrollado en estos últimos tiempos una "teología" que reprueba al estado-nación (la causa de todas las violencias, según ellos) y alaba lo post-nacional. Esa reivindicación del cosmopolitismo y del carácter post-nacional encuentra muy interesante a un pueblo como el sefardí que vivió desperdigado por multitud de naciones, conformando un cuasi modelo para estas tendencias. No es casualidad que esta izquierda se haya convertido en anti Israel al considerar que la existencia de Israel, como estado-nación, supone una traición a ese cosmopolitismo judío que estos sectores de la izquierda reivindican, y por el que los judíos de la primera mitad del s.XX fueron perseguidos.

De ahí también provendría una reivindicación del marranismo como ética, es decir, una apuesta por una visión laica, múltiple y relativista de la vida y de las creencias, que atribuyen en sus orígenes a ciertos sectores de los marranos y conversos.

- El otro mito, el del "judío medieval" asociado a la "España de las Tres Culturas", como muy bien señala Chinchetru parte de una mitificación de ese período (no exenta en ciertos casos de un mero interés mercantil y turístico), como especie de sociedad "pre-multiculturalista", donde reinaba la paz, la armonía y la tolerancia religiosa, y que serviría de inspiración para la sociedad actual. Es por lo tanto una mitificación o idealización casi exclusiva de los sectores de la izquierda. Por supuesto, se recuperan los hechos y los mitos que se acomoden a dicha idealización, y se destierran y ocultan los otros que la ponen en entredicho.

Chinchetru comenta de pasada, y muy acertadamente, que en el fondo, como toda la mitología desplegada por la "España de las Tres Culturas", se trata de una reivindicación más o menos encubierta de la sociedad musulmana de la época, ya que prácticamente monopoliza en dicho discurso esas supuestas virtudes.

Nuevamente, esa admiración por esa "sociedad tolerante", y por el judío medieval como mero integrante de ella, se asocia en muchas cosas con una reprobación del judio actual, sobre todo el identificado con Israel y con sus defensores en la Diáspora.