Ahora resulta que las "malvadas familias judías que tienen bajo su poder todo Honduras", parece que son, mayoritariamente, de origen árabe palestino

Ya existen otras web que se dedican al penoso asunto de revisar el antisemitismo disfrazado de antisionismo, cuando no sin disfraces, presente en los medios de comunicación nacionales, pero hay noticias y obsesiones que ya comienzan a despertar carcajadas más que indignación.

En el blog Israel en los medios se comentaba no hace mucho un artículo de un tal Jacobo G. García en el diario El Mundo, donde se aseguraba que cinco familias judías, una especie de sucursal hondureña de los Sabios de Sión, controlaban todo el país.

Para mi sorpresa, hoy leo en el Global una información de F.Peregil titulada "Los hilos del poder en Honduras", la cual da una vuelta de tuerca al asunto:

"Es casi imposible caminar por Honduras sin ver o tocar algo que no pertenezca a los Canahuati Larach, los Flores Facussé, los Andonie Fernández, los Ferrari, los Rosenthal, los Kafie, los Násser, los Rosenthal y los Goldstein. Casi todas estas familias son de origen árabe palestino y de confesión cristiana, excepto los judíos Rosenthal y Goldstein. Y casi todas guardan algo en común: sus patriarcas eran hombres semianalfabetos que emigraron a Honduras a finales del XIX o principios del XX, instalaron pequeños comercios, prosperaron, enviaron a sus hijos y nietos a formarse en Estados Unidos y ahora éstos copan las esferas más altas del poder. No hay enemistad entre árabes y judíos".

Obviamente no conocemos tanto Honduras, ni mucho ni poco, como para poder determinar cual es la versión buena, pero es evidente que el informador del diario El Mundo atribuía el carácter judío a otras cuatro familias, "los Facussé, los Larach, los Nasser, los Kafie", apellidos con reminiscencias más bien árabes, aunque durante esa "perpetua convivencia y tolerancia, al estilo de las Tres Culturas, que reinó bajo el dominio de la civilización islámica", ciertas familias judías bien pudieran adoptar denominaciones o apellidos de origen árabe.

Además que habría que señalar que si una serie de familias empobrecidas y semianalfabetas que llegaron desde el Oriente Próximo han llegado a convertirse en las más poderosas del país, dice más bien poco de las élites locales, terratenientes, criollos, etcétera.

Pero es que el artículo prosigue con más apreciaciones:

"Los Rosenthal comparten con el resto las instalaciones del Club Árabe de San Pedro Sula, la ciudad más industrializada. Estudian en los mismos colegios, acuden a las mismas bodas y a los mismos entierros. A veces discrepan educadamente en cuestiones políticas. Pero en cuanto al golpe de Estado del 28 de junio, casi todas las grandes familias lo respaldaron".

No sé a ustedes, pero a mí lo del Club Árabe no me da mucha impresión de un judaísmo a ultranza y de un pérfido sionismo subyacente y larvado. Pero el caso es que de todas estas grandes familias, la más próxima a Zelaya, el terrateniente campeón de las causas justas y de estricto pedigrí democrático, resulta que pertenecía a una de las dos familias judías.

"De las grandes familias, sólo los Rosenthal, dueños del diario Tiempo y una de las más poderosas mantuvo una posición más crítica al golpe, pero sin un compromiso a favor de Zelaya que fuera decisivo. A diferencia de los palestinos, los Rosenthal han participado abiertamente en política. Yani Rosenthal fue ministro de la presidencia en el Gobierno de Zelaya, el ministerio más importante, hasta que Zelaya empezó en 2007 a asociarse con Hugo Chávez y entonces Rosenthal se salió del Gobierno", indica el analista Manuel Torres Calderón.

"Yo me salí del Gobierno porque quería postularme como candidato presidencial por el Partido Liberal", explica el propio Yani Rosenthal. "Y no creo que sean sólo unas 10 familias que acaparen tanto poder. Son más, no sabría decir cuántas. Es cierto que, aunque la propiedad de los medios de comunicación cada vez está en manos de más gente, aún hay mucha concentración. Los tres principales canales de televisión pertenecen a una misma persona. Zelaya se enfrentó a los propietarios de los medios y sólo tuvo el apoyo de nosotros, los Rosenthal. Pero el enfrentamiento no vino por Hugo Chávez, sino por el salario mínimo. Mel lo aumentó en un 66%. Yo le dije que eso era demasiado. Pero él siguió adelante. Abrió una guerra con los medios. Y después vino Chávez a Honduras en el primer semestre de este año y pronunció dos discursos incendiarios contra la oligarquía y los pitiyanquis. Y entonces más empresarios se volvieron contra Zelaya, que los atacaba desde la televisión estatal y desde un diario que fundó".

En fin, todos sabemos que los judíos son como todo hijo de vecino, como decía Shylock:

¿Acaso un judío no tiene ojos? ¿No tiene órganos, manos, miembros, sentidos, afectos y pasiones? ¿No se alimenta con la misma comida? ¿No le hieren las mismas armas, no es presa de las mismas enfermedades y sana por los mismos medios, no se entibia o refresca en los mismos inviernos y estíos al igual que un cristiano? Si nos hieren ¿no sangramos? ¿No reímos si nos hacen cosquillas? ¿No nos mata el veneno?

y por ello también hay cabrones con pintas, al estilo Madoff, pero no me negarán que ciertos corresponsales de la prensa española parecen presentar..., cómo les diría, un cierto cuadro psicológico repleto de obsesiones y de fobias. Y qué casualidad, todas referentes al mismo grupo humano y, eso sí, muy políticamente correctas.