Tuesday, January 26, 2010

Los europeos convierten en un best-seller una novela anti-utópica holandesa que vaticina la destrucción de Israel - Cnaan Liphshiz - Haaretz



Los lectores de Europa occidental se apresuran a comprar una novela que retrata la destrucción por el fuego de Israel a través de los ojos de un inmigrante holandés.

El libro, en lengua neerlandesa y titulado "Het Recht op Terugkeer" ("El Derecho de Retorno"), ha vendido más de 100.000 ejemplares solamente en Holanda, donde permaneció en las listas de libros más vendidos durante varias semanas.

La traducción al alemán ("Das Recht auf Rückkehr") llegó a las librerías hace unas semanas, y ya se dirige hacia la lista de libros más vendidos en Alemania y Austria, con traducciones al inglés, francés y español en curso.

El autor de 55 años, León de Winter, dice que una traducción al hebreo "naturalmente estará próxima".

Ambientada en el año 2024, la novela de Winter cuenta la historia de Bram Mannheim, de 53 años de edad, un ex-científico que ha vivido en Israel durante 35 años.

La historia describe la vida de Manheim, la cual se desmoronó después de la desaparición no resuelta de su hijo en el 2008. Su disfunción personal representa un triste espejo del destino de Israel.

En la novela, el Estado de Israel ya no es más grande que la región de Tel Aviv(*1) y se ve obligado a enfrentarse a los constantes ataques de sus vecinos árabes. Tras un ataque particularmente sangriento en un puesto fronterizo, Mannheim, que se ofrece para trabajar en las ambulancias para rescatar a los heridos, hace un descubrimiento que le pone sobre la pista de un complot en el que su hijo puede haber estado involucrado.

"En mi libro, he retratado esa pesadilla de la cual yo, y muchos otros judíos, tenemos tanto miedo", dijo al Haaretz en una entrevista telefónica desde su hogar en Los Angeles.

De Winter afirma que "no puede excluir la posibilidad de que algunos lectores manifiesten placer al observar cómo los judíos pierden y son derrotados. Es posible, pero sería un placer perverso a partir de una novela sobre la angustia y la destrucción".

El autor, que nació en una familia ortodoxa judía en la ciudad neerlandesa de Den Bosch, afirma que "los enemigos de Israel probablemente no comprarán" un libro con su nombre en la portada. "Ellos saben que yo soy el enemigo", afirma, citando las docenas de artículos de opinión en los que, en términos muy enérgicos, ha salido en defensa de Israel durante los últimos años en publicaciones holandesas y alemanas.

De Winter, que nunca ha vivido en Israel, pero que lo visita regularmente, atribuye la atención que el libro ha despertado por parte de los medios de comunicación europeos a la incertidumbre "general en cuanto a la supervivencia de la empresa sionista", tema que toca su novela. Esta incertidumbre, según él, nunca ha abandonado la psique judía desde la formación de Israel en 1948, y ha establecido el tono general para el resto del mundo.

El temor por la supervivencia de Israel entre los sionistas europeos es tan agudo como lo era hace 40 años, según De Winter, cuyo hermano suele vivir en Israel.

El temor "remonta a la negativa de los Estados y los pueblos árabes, y de otros, a aceptar la existencia del Estado judío". "La oposición [al Estado judío] está en constante crecimiento a pesar de los acuerdos de paz de Israel con algunos de sus vecinos, y está creando una presión creciente".

Pero De Winter afirma que su libro no es una profecía. "El libro trata de amenazas y de temores reales, es cierto, pero el texto trata de ahondar en los rincones más profundos y pesimistas de mi alma. No es lo que creo que vaya a suceder, sino más bien lo que me temo que podría suceder".


Anexo (*1):
A uno no le extrañaría nada que la solución planteada por esta anti-utopía, la de un Israel reducido prácticamente al Gran Tel Aviv, pudiera llegar a ser incluso valorada por cierta parte de la (extrema) izquierda israelí y por cierta élite como una posible solución a considerar. Lo que sucede es que uno dudaría de que se pusiera en práctica con ellos aún dentro, y más que nada, porque si a pesar de todo hubiera que partir, serían los que más facilidades tendrían para ello y más rápidamente, por su situación económica y sus relaciones exteriores.

Aunque eso sí, se librarían de los "derechistas, de los colonos y de los haredim "(se supone que dejados atrás como una especie de lastre incómodo) y la izquierda occidental, sobre todo la europea, los recibiría como a "unos hijos pródigos" salvados definitivamente del horrendo pecado, y ya podrían ser, por fin, uno más como ellos.

Me recuerda las palabras del antiguo editor del Haaretz en una reunión privada de esa élite de Tel Aviv con la anterior Secretaria de Estado Condolezza Rice: "Israel desea ser violado". Así se las gastan las buenas conciencias.

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3 Comments:

Blogger Jaume said...

Estimado José Antonio, tengo mis dudas acerca de la buena predisposición de la izquierda europea a recibir como hijos pródigos a la izquierda israelí y básicamente porque entre la izquierda europea, especialmente los grupos anti-imperialistas, hay tendencias judeofóbicas que intentan disfrazarse de antisionismo. Aunque también es verdad que muchos anti-israelíes lo son por la desinformación existente acerca del conflicto en los medios y porque son incapaces de romper con ciertos dogmas consagrados por la URSS en los años sesenta, cuando empezó a apoyar descaradamente a los regímenes presidencialistas árabes que deseaban el aniquilamiento de Israel. Saludos!

12:25 AM  
Blogger José Antonio said...

Debe ser muy dura la sensación de no ir en la dirección de la historia y del progreso para esos que han crecido pensando que su senda era la correcta y la única posible. La nueva senda actual está representada por los ideales teóricos post-nacionales y universalistas, de ahí en buena medida el ideal multiculturalista como medio de proseguir los fines de una desintegración del estado-nación por algo aún remoto y desconocido (nación palabra desprestigiada por su afinidad a nacionalismo, aunque sepamos que algunos de ellos sí les resultan válidos).

La (extrema) izquierda israelí, más aún cuando su relevancia política es cada vez más insignificante y demógraficamente está perdiendo relevancia, se siente exiliada o transplantada a un lugar que cada vez más siente hostil.

El problema no es la acogida, que será siempre calurosa mientras hagan un buen trabajo sucio, el problema es que el universalismo sin matices (excepto para la religión de los nuevos proletarios, intocable y peligrosa) deberá constituir su único horizonte para no despertar sospechas y exclusiones. Se convertirán en algo similar a esos intelectuales judíos de la diáspora de parte de la izquierda que sólo recuperan su judeidad para criticar a Israel "como judíos", "como otras voces judías", "por ser descendientes de supervivientes de la Shoah", etcétera.

Yo no entiendo demasiado esa escusa de la desinformación, diría más bien que existe una inflación de información sobre una única visión del problema y su correspondiente solución, la única que se considera (consideran) necesaria.

Respecto a las tendencias judeofóbicas, en el ámbito del que hablamos, están sobrerepresentadas por las teorías del complot, de las cuales eran tan aficionados la extrema derecha y los árabes, y que ahora son tan populares en la extrema izquierda. No es nada raro, afín de cuentas otros temas como la educación, la libertad de pensamiento, el feminismo, el progresismo social, quedan relegados ante la solidaridad con los movimientos islamistas anti-sistema.

También es cuestión de una "causa", la palestina, que consideran "virgen" al no poder aún triunfar y desprestigiarse con el ejercicio del poder (Hamas tendrá excusas con su incomunicación durante un buen decenio).

Y es que las causas de los que "van en la dirección correcta de la historia y del progreso" se agotan, y el prestigio e influencia consecuente a ellas puede llegar a cuestionarse.

10:18 PM  
Blogger Jaume said...

Ciertamente, el uso de teorías conspirativas entre la izquierda es bastante conocido y además utilizan los mismos escritos que en páginas webs o foros neonazis, como por ejemplo los escritos de un neonazi sueco, que firma con el pseudonimo de Israel Shamir para hacerse pasar por judío, o unas falsas sentencias talmúdicas inventadas en la Rusia Zarista y que posteriormente fueron también de lectura obligatoria en la Alemania Nazi. Por ejemplo, estan posteadas en el siguiente articulo de la muy "antiimperialista" web Rebelión.org:

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=36052

Por cierto, entre esos intelectuales judíos que sólo sacan a relucir su condición de judíos para criticar a Israel no se encontrará Idith Zertal. He leído varios articulos suyos y sus criticas no me parecen objetivas. Mira que lindeza de entrevista con el corresponsal por antonomasia del País:

http://www.elpais.com/articulo/cultura/Holocausto/discurso/politico/elpepucul/20100127elpepicul_6/Tes

Te contaré que yo, cuando era más joven, me consideraba de izquierdas y creía que la preocupación por los derechos humanos, por la solidaridad entre pueblos, el pacifismo, etc, eran banderas que realmente la izquierda asumía. Si fue duro para mi darme cuenta de que en realidad esos valores eran sólo la excusa para justificar su visión del mundo y sus dogmas de una manera políticamente correcta. Luego, si alguna vez lo he comentado con gente de izquierda, la respuesta ha sido que me han lavado el cerebro, que soy un sionista o un imperialista, etc. Saludos!

9:51 AM  

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