Sunday, June 27, 2010

El más que demostrado y evidente alzheimer pro-palestino del Global


La división territorial prevista en el Plan Peel de 1936-37.

Con la modestia que caracteriza al periódico que se dice y se quiere de referencia, el Global del Progresistán, y dador de esa clase de lecciones que no suele practicar él mismo, en una editorial que titula "La cuasiteocracia israelí", se afirma que "A Israel le convendría echar una mirada hacia su pasado y sacar conclusiones". Bien, ya sabemos que el Global no suele echar un vistazo a su pasado menos de referencia y que lo de sacar conclusiones (vean la guerra por el fútbol de pago con otros de la profesión y también progresistas y subsidiados) no es una práctica habitual.

Es una causa habitual en los medias y organismos pro-palestinos hacer mención de una serie de temas repetida y reiteradamente, pero a la vez obviar informar de cómo y por qué se crearon y sucedieron.

Un ejemplo es la Nabka (observen el horror que les ha producido a los pro-palestinos un artículo que echaba por tierra buena parte de sus tesis, a la vez que explicaba ese "por qué" siempre convenientemente olvidado y olvidable).

Cuando se habla de la Nabka se ignora los pogromos anti-judíos en la Palestina del Mandato de los años 20; la revuelta árabe anti-judía y anti-británica de los 30 (que causó por cierto más bajas propias en las filas musulmanas); el plan de partición de la Comisión Peel de 1936-1937, el cual preconizaba una división territorial que otorgaría al estado judío que surgiría menos de 2/4 partes de la superficie que posee actualmente (sin territorios palestinos) y que como siempre fue rechazado por los árabes que querían "todo o nada" (y a la población judía en un estatus de dhimmis), mientras que por parte judía Ben-Gurion se mostró favorable; y finalmente la resolución de la ONU de 1947 que estableció la división del territorio en dos estados, uno judío y otro árabe.

Por supuesto, también se ignora que contra esa Resolución se levantaron los árabes, y que incluso antes de la proclamación oficial del Estado de Israel comenzaron una guerra civil atacando a la población judía. A esta guerra civil le siguió la invasión del naciente estado por 7 países árabes, y en ambas agresiones el interés era el mismo: crear refugiados judíos, o como solían decir de forma más exaltada ante la opinión pública, "echar a los judíos al mar" o bien provocar "una masacre sin igual desde los mongoles".

En suma, los que provocaron la guerra y deseaban expulsar y crear refugiados judíos, ahora sólo desean recordar el desenlace de lo que ellos mismos desencadenaron. Por supuesto, de la Nabka de los judíos que fueron expulsados del barrio judío de Jerusalém y de poblaciones aledañas, o de los 800.000 refugiados judíos expulsados y expoliados de los países árabes, tampoco se suele decir nada.

Pero volvamos al Global. Hoy en su editorial el alzheimer pro-palestino muestra una dosis de gravedad notable. Dice así:
En los años noventa, por el contrario, crecía en Israel un sentimiento denominado postsionista, que hacía pensar que una nueva generación se acomodaba a la idea de una paz sin vencedores ni vencidos y que, no sin lógicas dificultades achacables al radicalismo palestino del todo o nada, podía poner término a la contienda más longeva del mundo, un siglo bien contado. La teoría concomitante era la de que la demografía palestina, la guerra de los vientres, haría inevitable la retirada de los territorios ocupados, para que Israel no tuviera que albergar un día una mayoría árabe que haría imposible la democracia o la judeidad del Estado. Pero un nuevo punto de inflexión se dio con la victoria del ultranacionalista Ariel Sharon en las elecciones de 2001.

El general, aclamado héroe en una guerra sin cuartel contra el pueblo palestino, logró acreditar la idea de que era posible retener la mayor parte de lo conquistado sin tener que pagar un altísimo precio político y militar. La paz podía esperar. Y al unísono de lo anterior ganaba terreno una línea de gobierno teocrático-militar para la que toda salud se halla contenida en la Biblia: lo que el libro de libros dijo que pertenecía al pueblo elegido, debía serlo para siempre jamás.
Me interesan dos aspectos de esta estúpidez, la bobada del gobierno teocrático-militar, formulada seguramente aprovechando los recientes problemas acontecidos con los haredíes de Emmanuel, y sobre todo la increíble afirmación de como la opinión pública israelí pudo pasar en unos pocos años de un sentimiento postsionista a la victoria del ultranacionalista Ariel Sharon sin que el Global tenga a bien, ni quiera, informarnos de por qué sucedió tan drástico cambio.

El Global, tan proclive como parece a ese sentimiento postsionista, parece olvidar o no querer recordar los Acuerdos de Olso, las conversaciones fracasadas de Camp David (2000) y de Taba (unos meses después) y, sobre todo, la explosión de violencia que ocasionó la Segunda Intifada, con su corolario de restaurantes, bares, discotecas y autobuses explotando gracias a los mártires palestinos. Y esos ataques no iban dirigidos preferentemenre contra soldados, colonos o los propios asentamientos, sino que iban dirigidos contra los civiles israelíes y sucedían dentro de ese Israel con el que, presuntamente, los palestinos deseaban convivir en paz.

Parece evidente que informar de todo ello, de esa violencia desencadenada nuevamente por parte árabe, sí explicaría el acceso al gobierno de Ariel Sharon y dejaría la tontería esa del "gobierno teocrático-militar" para pazguatos y beatos de lo políticamente correcto.

Temina el Global diciendo que "en esa tesitura vive el gobierno de Benjamin Netanyahu. Y, por esa razón, la paz en Oriente Próximo está hoy más lejos que nunca".

La paz en Oriente Medio "está hoy tan lejos como siempre" porque no se trata de un asunto de fronteras, algo siempre negociable y susceptible de acuerdo, sino del rechazo radical de los palestinos y de los árabes a la existencia de un Estado judío soberano y además democrático en su propia tierra, en Eretz Israel. No es por lo tanto una cuestión de superficie sino de existencia.

Tanto como se habla en Occidente de admitir la Otredad, la presencia del Otro, sería interesante que se exigiera esa misma comprensión para los Otros del Islam, es decir, todas las minorías religiosas y sexuales que malviven muy mayoritariamente en su seno.

Y parafraseando al editorial, "Y, por esa razón, hoy estoy más lejos que nunca de comprar su periódico". Y ya van unos cuantos años.

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1 Comments:

Blogger Renton said...

Vergonzoso artículo del diario el Mundo...

:O

7:40 PM  

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