Saturday, June 26, 2010

Es Mágico - Jewish Ideas Daily


Figura probablemente utilizada en prácticas eróticas mágicas. De Tel Maresha, Israel, de 37 a.C. al periodo helenístico, 332 d.C.


Pendiente-amuleto conteniendo la letra Heh y el nombre divino. De Gibraltar, 1850


Manuscrito de Cábala práctica describiendo a los ángeles. Marruecos, 1925


Libro "Raziel ha Malakh", con formulas de protección ante ciertos ángeles. Amsterdam 1701


Saco conteniendo un amuleto de papel y otros objetos. Marruecos, 1920


Amuleto contra el mal de ojo para Yosef hujo de Bruriah, representando menorah, hamsas y bendiciones sacerdotales. Marruecos cerca de 1900


Placa con forma de mujer. Israel, periodo bizantino, 324-638


Cuenco mágico con inscripciones en judeo-arameo de protección para Panahurmiz, hijo de Ransduhk. De Mesopotamia, s. V-VIII


Hamsa con protección para el mal de ojo. Marruecos, 1935


Dos pendientes de protección para recién nacidos contra Lilith. Irán, finales del s. XIX


Amuleto para el recién nacido representando un ángel en forma de pájaro y con dos espadas, en contra de Lilith. Israel o Kurdístan, cerca del 1900

"Espiritualidad", un término clave de nuestro tiempo, nos sugiere un anhelo por contactar con un reino inasible más allá de la experiencia terrenal. Sin embargo, durante la mayor parte de la historia, la espiritualidad fue considerada como algo eminentemente factible, como lo demuestra una fascinante exposición en Jerusalém (Bible Lands Museum).

La exposición esta llena de amuletos de todo tipo, en piedra, metal, pergamino, tejido, y su objeto era proteger de los escorpiones, de los demonios, de las pesadillas, para proteger a los recién nacidos y para suscitar amor y éxito. Junto a ellos están los cuencos mágicos, con inscripciones con conjuros, destinados a paralizar a los demonios en las puertas; volúmenes de instrucciones para lanzar hechizos y una gran variedad de artículos destinados a conjurar el mal de ojo ( ayin ha-ra ). Los diversos elementos y objetivos de la magia en la vida judía se dan cita en la omnipresente hamsa: la representación de una mano, a menudo con un ojo en el centro, rodeada con versículos bíblicos. Originaria de la antigua Fenicia, la hamsa emigró a las comunidades musulmanas y de allí a las comunidades judías, su simbolismo está en resonancia con las manos extendidas de la bendición sacerdotal (Números 6:22-27) y en asociación con la quinta letra del alfabeto hebreo, heh, con En Nombre de Dios.

A lo largo de las épocas, la magia y la astrología pusieron las normas doctrinales judías a prueba. La ley bíblica prohíbe vigorosamente la brujería, pero con el tiempo la prohibición fue interpretada como una referencia estricta a la magia negra, es decir, el uso ofensivo de esa magia, mientras que la magia blanca, desplegada contra las fuerzas oscuras, no estaba prohibida.

Maimónides condenó celebremente a la astrología como una estupidez propia de idólatras, asimilando a los ángeles que pueblan la Biblia hebrea con las inteligencias (intelectos) separadas de la metafísica aristotélica. Otros, como Naimánides, vieron la magia como una injerencia eficaz, pero también como una peligrosa injerencia prometeica en los mandatos divinos. Muchos cabalistas incorporaron la magia y la astrología en su visión del universo como un vasto ámbito de energías en pugna, que debía ser navegado y, a veces, dominado a través de la oración, la mediación y el ritual.

La imaginación de los últimos siglos han sido presa de dos habitantes del reino mágico: el golem y el dibbuk, cada uno a su manera señalando la lucha de poder entre la materia y el espíritu. El advenimiento de la New Age y la Kabbalah popular ha propiciado un fuerte aumento de amuletos, cintas, y talismanes. En 1996, el partido israelí Shas obtuvo su mayor victoria electoral después de la distribución de 100.000 amuletos, producidos en serie en China, que fueron bendecidos por un cabalista nonagenario y que prometían el éxito divino a los votantes del Shas.

Las ilusiones de la magia se basan en terrores humanos muy reales: la desgracia, la enfermedad, la pérdida. La psicología moderna y las ciencias sociales proporcionan explicaciones, pero no pueden garantizar la protección. Tampoco puede hacerlo el racionalismo austero de Maimónides. La liberación del miedo es la mayor promesa de la religión. Aquellos que rechazan la versión mágica de esa promesa deben encontrar otros medios, lúcidos, responsables y convincentes, que ofrezcan el mínimo de esperanza.

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1 Comments:

Blogger Renton said...

El cristianismo ofrece dos promesas: vida eterna y sufrimiento en esta vida.

Me emociona ver de forma palpable la existencia de las acusaciones de idolatría e infidelidad que hace Dios en los profetas:

12 E irán las ciudades de Judá y los moradores de Jerusalén, y clamarán a los dioses a quienes queman ellos incienso, los cuales no los podrán salvar en el tiempo de su mal.

13 Porque según el número de tus ciudades fueron tus dioses, oh Judá; y según el número de tus calles, oh Jerusalén, pusiste los altares de ignominia, altares para ofrecer incienso a Baal.

Jeremías 11:12-13

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1:10 PM  

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