Saturday, July 24, 2010

Israel, un aliado (de EEUU) a precio de ganga - Shmuel Rosner



Rob Satloff explica por qué Israel no es sólo un "activo estratégico", sino un "chollo a nivel estratégico":
En pocas palabras: hagan un análisis del costo-beneficio de la relación de EEUU con Israel en los últimos treinta años y más, y la relación de EEUU con sus amigos árabes en el Golfo. ¿Qué encuentra usted?

Para asegurar sus intereses en el ámbito árabe-israelí, los Estados Unidos han gastado cerca de $ 100.000 millones de dólares en asistencia militar y económica a Israel, además de otros $ 30.000 millones para Egipto y relativamente poco con respecto a los demás. Nuestras pérdidas: un total de 258 norteamericanos en los atentados de la embajada de Beirut y en los cuarteles de marines, y algunas otras víctimas estadounidenses de terrorismo en esa parte del Oriente Medio. Sobre una base de estado a estado, como he argumentado, la inversión ha sido recompensada en términos de estabilidad regional.

Comparen eso con los países del Golfo. Miren el enorme costo que hemos soportado para garantizar nuestros intereses allí, siendo el principal de ellos garantizarnos el acceso a los recursos energéticos de la región a precios razonables. Los Estados Unidos han gastado cerca de 1 billón de $ sólo en la guerra de Irak, según la Oficina de Presupuesto del Congres, y donde se han perdido más de 4.400 militares de EEUU en las dos guerras. También ha soportado treinta años de conflicto con la República Islámica del Irán y la insurgencia mundial de Al Qaeda alimentada originalmente por nuestro despliegue de tropas en Arabia Saudita. Después de todo esto, la región del Golfo sigue siendo cualquier cosa menos segura. Así pues, cuando lo reducimos a esta aritmética tan simple bien se puede decir que nuestra relación con Israel ha ayudado a producir la bonanza estratégica para los Estados Unidos a precios de ganga.


[N.P.: Para aclarar aún más las cosas sobre la ayuda de EEUU a Israel, una puntualización de un post previo:]
En una entrevista reciente, Thomas Friedman acusó a Israel de usar indebidamente el dinero estadounidense, precisamente cuando más lo necesitaban los propios EEUU para impulsar el incremento del empleo en su país. Muchos periodistas extranjeros creen que el pueblo judío solamente existe aquí, en Israel, gracias al dinero de los Estados Unidos. Cuando se les dice que el PIB de la economía israelí es de cientos de miles de millones de dólares al año y que la ayuda de EEUU constituye solamente una porción minúscula de esa cifra, se niegan a creerlo.

De los 3.000 millones de dólares entregados por los EEUU al año, sólo 690 millones de dólares se transfieren realmente a Israel. El resto, el 75% de la ayuda, se queda en los EEUU y constituye una subvención indirecta del gobierno americano a los fabricantes de armamento de EEUU: Boeing, Lockheed, McDonnell Douglas, etcétera, propiciando así el aumento (o conservación) del empleo en los EEUU.

Las adquisiciones de Israel en los EEUU representan una cifra mucho mayor que la concesión de EEUU. Recientemente hemos leído acerca de una adquisición por valor de 1.800 millones de dolares de aviones Hercules de Lockheed. ¿Piensa Friedman que eso se debe a que no existen otros fabricantes de aviones de carga a nivel mundial? Además, como resultado de la concesión de EEUU, Israel ha renunciado a la fabricación de armas que puedan competir con el conglomerado industrial-militar de los EEUU. Y por otro lado, los desarrollos elaborados por Israel (gracias a sus propias experiencias) son integrados por los fabricantes americanos, salvando así las vidas de las tropas de EEUU en el campo de batalla.

Friedman también debe ser consciente de las decenas de miles de ingenieros israelíes - los mejores científicos, educados gracias a una inversión de miles de millones - que aportaron sus conocimientos técnicos a Silicon Valley. Esto constituye una enorme contribución a la economía de EEUU. Un director general de una compañía de Silicon Valley admitió que busca empleados israelíes, ya que me dijo que no hay antecedentes mejores que la educación israelí y su falta de complejos (la famosa chutzpah, también traducible como descaro), junto con unos cuantos años en el ejército israelí, y todo ello con el fin de producir el "ingenio yanqui".

Entonces, ¿de qué estamos hablando aquí, señor Friedman?, ¿de los 690 millones de dolares en ayudas transferidas por los EEUU a Israel en shekels? Como a los americanos les gusta decir: eso son cacahuetes.

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3 Comments:

Blogger Renton said...

jose, te adjunto una entrevista que te interesará o enervará...

Shlomo Ben Amí en La Vanguardia: Los palestinos deberían declarar un estado de forma unilateral...

Pasmoso.

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1:14 AM  
Blogger José Antonio said...

Bueno, en principio gran sorpresa, típica del "buenismo" que se estila Ben Ami y otros que favorecen una "solución impuesta": no se habla para nada de Hamas ni del Hamastán, ni lo que representa como avanzadilla de Irán ni como riesgo para un posible estado palestino.

¿Un estado palestino sin Hamastán? No creo que piensen eso, pero como llegar a un acuerdo cuando los objetivos de ambas poderes palestinos aparentemente serían contradictorios?

Ben Ami predica un unilateralismo palestino directo, o bien por medio de la ONU, y este último para "evitar un unilateralismo israelí (que se retire hasta las zonas vitales)"

Obviamente un unilateralismo palestino echaría por tierra los anteriores acuerdos, e Israel estaría liberada de cumplirlos sólo por su parte.

Hace una alusión a una retirada israelí gracias a nuevos sistemas de defensa anti-áreos, anti-misiles y anti-morteros, es decir, deja traslucir la posibilidad de que Cisjordania se convierta en otra Gaza, o bien la creación de una paz defectuosa y no definitiva.

Buena parte del problema lo produjo ese mismo al que ahora acuden, Obama. Cuando dejó traslucir o dar la impresión que presionaría a Israel permitió que el mundo árabe y los palestinos se sentarán a comprobarlo. De hecho trató de que el mundo árabe también contribuyera mandando "nueva sensaciones" a Israel a nivel diplomático, pero no hubo ninguna, se sentaron a esperar las presiones a Israel y como les entregaría en bandeja su sumisión.

Bien, no hay nada de eso, Obama ya no es el Mesías que prometía, sus esperanzas de arreglar la zona en Líbano e Irán sólo han cosechado fracasos, los principales países árabes amigos se enfrentan a una crisis de liderazgo por la ancianidad de sus líderes (Arabia y Egipto), y amenaza tormenta.

En Jordania se ha revocado la ciudadanía a decena de miles de palestinos y hay una fronda en el aire por parte del sostén tradicional de la monarquía, los jordanos autóctonos que dominaban hasta ahora el regimen, las tierras y el ejército, y ven como ahora los palestinos empiezan a controlar el poder a través de los negocios.

Nada invita a una mudanza (paradójicamente los únicos que parece que querían cambios, aunque sin Plan B, eran los neocon), el realismo diplomático al que se adjunta Obama dice "no tocar las cosas por temor a precipitar algo no deseado", más estando ahí Siria e Irán y el desembarco de una Turquía cada vez más sospechosa y aliada de los anteriores. O sea, cambios muy muy controlados.

Cualquier solución que se presente debe implicar el fin del conflicto y del irredentismo palestino, es decir, abandonar a su suerte a los árabes israelíes más intransigentes, cosa que sabemos que no sucederá, al igual que sabemos que serán utilizados por el futuro estado palestino y por otras naciones árabes para seguir con la presión. En suma, no interesa una paz final, una que además no gustará a nadie y menos a los palestinos por las altas esperanzas que han depositado, sino una paz fría, "abierta" a posibles conflictos posteriores y que sirvan de válvula de escape a posibles conflictos internos (Fatah y Hamas).

7:25 PM  
Blogger José Antonio said...

(Continua)

Es ahí donde debe aparecer una idea surgida en la izquierda israelí que luego, por su timidez políticamente correcta, han abandonado en manos de la derecha. La necesidad de un intercambio de territorios israelíes cercanos al nuevo estado y con población mayoritariamente palestina para desactivar un futuro irredentismo o Kosovo (sería solamente un cambio de soberanía, pues sus tierras y propiedades permanecerían con ellos). Es justo que si no deben quedar judíos en Judea y Samaria para evitar futuros problemas al naciente estado, también se eviten los de la otra parte. Pero se negarán, tanto los palestinos como los árabes israelíes implicados. Estos últimos, que sólo se dicen palestinos y no reconocen a Israel como su país tienen varios problemas: no se fían de la estabilidad del nuevo estado palestino, aprecian mucho la tarjeta de la Seguridad Social israelí; algunos tienen, y se les alimenta desde fuera, objetivos claramente desestabilizadores; saben que no son excesivamente populares entre sus "hermanos" palestinos porque no hicieron mucho por la lucha nacional (cuando se instaló la barrera de seguridad el 95% de la delincuencia que sufrían desapareció, por lo que no se quejaron mucho de la barrera) y se les considera medio israelíes, en suma, se temen algún tipo de discriminación.

Este no es un problema de más o menos derechos ( de hecho no pagan impuestos y solo requieren del Estado para quejarse o para la Seguridad Social) o de discriminaciones, no aceptan el Estado de Israel ni lo aceptarán. Es lógico por lo tanto que terminen en la Palestina que tanto aman.

Por parte del futuro estado de palestino, la defensa de unos objetivos que han conformado durante tanto tiempo al movimiento nacional palestino, la destrucción de Israel, directa o por etapas, y la necesidad de una válvula de escape, les pide no aceptar ese intercambio territorial y de soberanía.

Sin una solución de este tipo, y que cada vez más se apunta en Israel vista la radicalización de una parte de los árabes israelíes, se pasaría de una desestabilización desde el exterior a una interior apoyada desde fuera.

Es el momento de abortarla

7:28 PM  

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