Sunday, February 20, 2011

Antisemitismo en España: Una encuesta para negar un problema - Robin Stoller y Alejandro Baer - IIBSA



En la víspera del año nuevo judío, el pasado 9 de septiembre, el Ministro de Asuntos Exteriores Miguel Angel Moratinos presentaba en rueda de prensa los resultados del primer estudio sociológico sobre antisemitismo en España. Según el Ministro Moratinos: “la opinión pública en España no es antisemita”. Los datos del estudio indican lo contrario y la Federacion de Comunidades Judías y el Movimiento contra la Intolerancia ve “resultados altamente preocupantes”. Pero no solo los datos que no se han hecho públicos en la presentación a la prensa son preocupantes. El desarrollo del estudio, los métodos empleados, los resultados y su presentación transmiten una imagen lamentable de cómo se ha abordado en España el problema del antisemitismo.

Los antecedentes: España líder en las encuestas sobre antisemitismo

En mayo del año pasado 14 congresistas de los EEUU escribieron una carta abierta al presidente Rodríguez Zapatero en que mostraban su preocupación por el creciente antisemitismo en España y pedían que se tomaran medidas para denunciar y combatir esta lacra. La inquietud de los congresistas se basaba fundamentalmente en los datos que arrojaban las encuestas internacionales. En el año 2007 la Anti-Defamation League difundía un estudio sobre antisemitismo realizado en cinco países europeos, según el cual España es el país en que los estereotipos anti-judíos están más extendidos. Un estudio del PEW Global Research un año más tarde mostraba que el 46% de los españoles tenía opiniones negativas o muy negativas sobre los judíos. En 2009 otra encuesta de ADL reflejaba que los niveles de acuerdo con afirmaciones antisemitas en España habían vuelto a aumentar. España encabezaba la lista de los siete países estudiados y destacaba especialmente en la aceptación que gozaban las teorías conspiratorias: un 74% de los encuestados españoles se mostaron de acuerdo con la frase “Los judíos tienen demasiado poder en los mercados financieros internacionales”. La carta de los diputados americanos también alertaba sobre la frecuente retórica antisemita en los principales medios de comunicación, que en sus críticas a acciones o políticas del Estado de Israel empleaba burdos tópicos y estereotipos anti-judíos. En los últimos dos años hubo también varias agresiones antisemitas hacía judíos españoles e israelíes. El Observatorio de Antisemitismo en España recoge una serie de episodios que apenas han trascendido en los medios de comunicación. El más reciente en junio de 2010, cuando un empresario israelí fue agredido por unos 200 jóvenes en la Universidad Autónoma de Madrid, cuando se disponía a participar en un encuentro hispano-israelí sobre energías renovables, que no pudo celebrarse por el boicot estudiantil. Estos hechos son muestras de impunidad antisemita en España, que existe y crece al amparo del políticamente correcto “anti-sionismo”.

Al Ministerio de Exteriores le recordaban desde fuera que España tenía un problema de antisemitismo y que debía afrontarlo. Ciertamente, el gobierno de Zapatero había iniciado una serie de pasos en la buena direción. En 2005 se conmemoraba por vez primera oficialmente el 27 de enero como Día del recuerdo del Holocausto y Prevencion de los Crimenes contra la Humanidad. España también organizó ese año en Córdoba, en preparación de su inminente presidencia de la OSCE, la Conferencia Internacional sobre Antisemitismo. A comienzos de 2007 se crea la institución de diplomacia pública Casa Sefarad-Israel, vinculada al Ministerio de Exteriores y a la ciudad de Madrid, con el fin de fomentar el conocimiento de la cultura judía y estrechar lazos entre España y las comunidades judías y el Estado de Israel. La institución inicia en los ultimos años una importante labor de formación de educadores sobre la temática de la Shoah, y a finales de 2008 España es aceptada también como miembro de pleno derecho de la Taskforce for International Cooperation on Holocaust Education, Remembrance, and Research.

Un estudio sociológico propio que midiera el antisemitismo en España era todavía una asignatura pendiente en los foros internacionales. Casa Sefarad-Israel asume su ejecución. Pero en este caso, no se trató de una primera medida, un diagnóstico, en la lucha contra lacra del antisemitismo, sino de una operación orientada a solucionar el problema del antisemitismo en España negando su existencia.

Mentiras, mentiras infames y estadísticas...

Fue el político y escritor británico Benjamin Disraeli quien dijo que había tres tipos de mentiras: Lies, damn lies and statistics (mentiras, mentiras infames y estadísticas). La encuesta de Casa Sefarad-Israel muestra la actualidad del aforismo. “Los resultados de la encuesta permiten contrarrestar con rigor la opinión de que España es fuertemente antisemita”, leemos en la web de Casa Sefarad-Israel. Este fue el axioma con el que el Ministro Moratinos y el Director de Casa Sefarad-Israel presentaron el nuevo estudio ante la prensa. “La opinión desfavorable sobre los judíos ha bajado”, “las opiniones desfavorables respecto a los judíos están al mismo nivel que las relativas a los otros colectivos”, “una opinión favorable sobre los judíos subió al 48%”, “el grado de islamofobia es muy superior al de antisemitismo”.

¿Cómo se llega a los datos? La primera fase del estudio consistió en un estudio cualitativo con seis grupos de discusión. Su cometido fue explorar la especificidad de los discursos y tópicos anti-judíos en España para diseñar luego, a partir de los hallazgos, un cuestionario más preciso que permitiera medir su intensidad. Pero la información que daba el cualitativo –que confirmaba la presencia de un amplio abanico de asentados esteterotipos antisemitas entre la población– fue desestimada. Los resultados no se hicieron públicos. La dirección de Casa Sefarad-Israel cambia de estrategia a mitad de camino y, sin continuidad alguna con el estudio cualitativo, elabora un cuestionario que no solo no mide prejuicios antisemitas, sino que contiene preguntas que están planteadas en forma y orden que solo pueden producir resultados positivos. Por ejemplo, se pregunta a los encuestados si están de acuerdo o no en que “la única solución al conflicto de Oriente Medio es la convivencia pacífica entre Israel y un Estado palestino independiente” o si creen que los judíos “crean problemas en España”.

Solo dos items de todo el cuestionario pueden ser indicadores de antisemitismo y estos han arrojado datos (que no fueron mencionados en la rueda de prensa) aún más preocupantes que las citadas encuestas internacionales. El 58,4% de la poblacion española opina que “Los judíos tienen mucho poder porque controlan la economía y los medios de comunicación”. Entre los estudiantes universitarios esta cifra alcanza un 62,2%. La afirmación “Los judíos usan el Holocausto a su favor” da lugar a un 54,9% de respuestas afirmativas. Solo un tercio de los españoles responde estar en desacuerdo con estas dos afirmaciones inequívocamente antisemitas.

Estos datos no se mencionaron en la presentación y tampoco aparecen en el resumen ejecutivo enviado a la prensa. Los resultados que presentó el ministro Moratinos niegan y al mismo tiempo normalizan el problema del antisemitismo en España. Las opiniones y actitudes sobre judíos se sitúan en un mismo plano al de otros “colectivos religiosos” (protestantes, ortodoxos, católicos (¡sic!), musulmanes) con importante presencia en España. Quienes destacan, previsiblemente, en los resultados del estudio como muy rechazados son los musulmanes.

¿Cómo explica el estudio el importante porcentaje de población (34%) que afirma tener una opinión negativa o muy negativa de los judíos? Por “la asociación del colectivo judío con el Estado de Israel y sus políticas” (pág. 11 del informe). Nada se dice de por qué la percepción de esas políticas es particularmente negativa en España y si tal vez intervienen en ella elementos culturales o religiosos propios. En la prensa se pudo leer muy pronto lo que sugería el estudio en sus conclusiones: “un tercio de los españoles es antisemita por la política de Israel” (El Mundo, 8 de septiembre de 2010).

En definitiva, este estudio no ha servido para hacer un diagnóstico del fenómeno del antisemitismo en España con el fin de diseñar las necesarias intervenciones en distintos ámbitos (mediáticos, educativos, políticos), sino para tapar un problema con otro (el rechazo a los musulmanes), minimizar el problema y normalizarlo con una explicación pobre e incluso justificadora: el problema es Israel y “sus políticas”. Negación institucional del antisemitismo fue el regalo de año nuevo para los judíos de España. No solo la comunidad judía debería estar preocupada.

Labels: , ,

0 Comments:

Post a Comment

<< Home