Saturday, April 30, 2011

De la casta sacerdotal saducea a los rabinos fariseos (Del sol a la luna - Abraham Rabinovich - JPost)



La escena podría estar sacada de la Haggada: un grupo de rabinos sentados en círculo en el suelo durante la noche, probablemente recostados sobre almohadones, con pergaminos esparcidos entre ellos, y participando en una discusión hasta que la pálida luz del exterior les indica que un nuevo día está a punto de nacer.

El hecho de que este encuentro, mencionado en el Talmud, se celebre en un desván (aliyat gag) puede llegar a sugerir a un lector moderno que existía algo de clandestino en él, tal vez el deseo de poner distancia ante los oídos romanos o inclusive ante la propia población judía del entorno.

Clandestina o no, esta reunión, y todos los encuentros similares que la precedieron y continuaron, contenían el germen de una revolución: la reestructuración radical de pensamiento y la práctica religiosa judía que siguió a la destrucción del Templo en el año 70 d. C. Según la profesora Rachel Elior, de la Universidad Hebrea de Jerusalén, fueron los rabinos los que participaron en nada menos que "una reinvención del judaísmo... Ellos pusieron el cierre a un mundo basado en la profecía y la revelación angélica, y abrieron el sagrado canon a la reinterpretación".

Lancemos una mirada a la efervescencia intelectual que se observa en la breve descripción del Talmúd Shabat Tractate (13b), de la recopilación rabínica, quizá en Yavne, lugar que se había convertido en el principal centro de aprendizaje de los judíos después de la destrucción de Jerusalén: "Ese hombre debe ser recordado con buenos ojos", dice el pasaje en referencia a uno de los participantes en la reunión, "su nombre era Hanania, hijo de Ezequías, ya que si no fuera por él el Libro de Ezequiel habría sido suprimido y retiradas sus enseñanzas contradictorias con las de la Torá. ¿Qué hicieron? Trajeron jarras de aceite [para las lámparas], se sentaron en el desván y dirimieron sobre los textos [durante la noche]".

¿Es qué Hanania y sus colegas se dedicaron a revisar todos los textos religiosos hebreos compuestos hasta ese momento? Las obras que eligieron de esta biblioteca constituirían el canon judío y de ahora en adelante serían los únicos textos considerados como poseedores de autoridad divina. Al final, un consenso en torno a 24 obras, incluidos los cinco libros del Pentateuco, conformaría la Biblia.

Pero, ¿y las obras excluidas de ese canon? Muchos eran comparables en calidad literaria y religiosa a las elegidas, señala Rachel Elior, profesora de filosofía, pensamiento y mística judía. "Para muchos de los judíos del primer milenio a. C., todos esos textos eran igualmente santos", nos recalca. "[los excluidos] el Libro de Enoc, de los Jubileos… no se consideraban menos sagrados que los [canónicos] Libro de los Jueces, de Esther o de Daniel".

Sin embargo, los textos excluidos - cerca de una docena de grandes obras - no sólo fueron abandonados, sino que fueron extirpados como si se tratara de un tumor maligno. "Cualquiera que los lea", declaró el rabino Akiva, uno de los sabios que participó en el proceso, "no tendrá lugar en el mundo por venir".

Dados por muertos, algunos de los textos expulsados fueron rescatados y adoptados por otra religión. El cristianismo recién nacido, que se consideraba el sucesor del judaísmo, incluyó esos textos en su propio corpus de obras santas junto con el Antiguo Testamento, tal como se llamó a la Biblia hebrea. Con el tiempo, los estudiosos judíos redescubrieron los libros repudiados por sus antepasados en textos en griego, etiope, siríaco, armenio y traducciones de la iglesia eslava. Estos escritos, conocido como Apócrifos ("Escritos o libros ocultas" en latín) nunca se integraron en la biblioteca judía, pero siguen siendo para los estudiosos un largo y complicado rompecabezas, ya que tratan de entender cuáles fueron los criterios para que esos textos fueran rechazados.

Hace medio siglo, otra misteriosa y perdida biblioteca surgió a orillas del Mar Muerto, tras haber sido literalmente perdida durante 1.900 años y después de haber sido escondida en las cuevas de Qumran. Muchos de estos Manuscritos del Mar Muerto habrían sido suprimidos, nos dice Elior, por las mismas razones por las que los anteriormente citados libros apócrifos lo fueron.

En su libro recientemente publicado (en hebreo), "La memoria y el olvido. El Misterio de los Manuscritos del Mar Muerto", nos ofrece una narrativa audaz y coherente a la hora de explicarnos los eventos académicos que tantas opiniones contradictorias han generado.

La razón por la cual el Canon rompió con los libros apócrifos se debe, según Elior, a una controversia sobre el calendario. La explicación más profunda implica una lucha de poder entre el viejo orden sacerdotal, que creía que sus decisiones eran inspiradas por la divinidad, y una nueva clase de rabinos que adoptaron una nueva narrativa que otorgaba a la razón humana y a las leyes un gran papel en la configuración de la religión. Rachel Elior nos muestra cómo las nociones de místicos calendarios cósmicos y de carros celestiales formaban parte de una lucha por el poder, cuyo resultado afectó a la forma en que se ha practicado el judaísmo hasta nuestros días.

Durante siglos, los israelitas habían marcado el tiempo de acuerdo a un calendario solar establecido por la casta sacerdotal pero que se consideraba inspirado por la divinidad. El calendario imitaba el patrón establecido por Dios cuando creó el mundo en seis días y descansó el séptimo. El número siete se convertiría en un importante elemento de la mística judía a la hora de medir el tiempo. Así, los israelitas aprobaron una semana de siete días, al parecer las primeras personas en el mundo que lo hicieron, y descansaron durante el séptimo día.

Cada siete años uno fue designado como el “año de la shmita”, el año en que la propia tierra y los demás campos de labor descansaban en barbecho. Cada ciclo de siete veces siete años, 49 años en total, sería seguido de un año jubilar, un nuevo comienzo donde los siervos serían liberados y las tierras arrendadas volverían a sus propietarios originales. El tiempo entre el éxodo de Egipto y la reunión de Moisés con Dios en el Monte Sinaí, sería recordado como de siete semanas. Joshua conduciría a los israelitas a través del Jordan durante el año jubilar. No habría, hasta este día, los siete días de duelo, los siete días entre el nacimiento y la circuncisión masculina, los siete días de impureza menstrual femenina.

Rachel Elior proporciona los términos matemáticos del calendario sacerdotal, una construcción excepcional que reflejaba un supuesto orden cósmico revelado a Enoc (Henoch, en hebreo), una sorprendente figura bíblica que se halla en el centro de la narración sacerdotal pero que fue dejada de lado por los rabinos. En el Génesis (5:18) es mencionado brevemente en la larga lista de descendientes de Adán – en la séptima generación de los patriarcas de la humanidad, por lo tanto alejado claramente de la posibilidad del incesto que necesariamente marcó a las primeras generaciones -, pero esa lista es única. Al igual que con todas las demás figuras mencionadas, se proporciona el número de años que vivió, 365 en su caso, y no es nada casual que coincida con el número de días del año, y también se dice que engendró a Matusalén, que vivió 969 años y que a su vez engendró a Noé. Sin embargo, el esbozo biográfico de Enoc no termina, como todos los demás, con las palabras "y él murió". En lugar de ello, dice: "Y Enoc caminó con Dios, y ya no estuvo más, porque Dios se lo llevó".

La Biblia no explica este hecho, pero si los apócrifos. Varias versiones del Libro de Enoc conservadas por la Iglesia se han encontrado en diferentes idiomas (varios manuscritos de Enoc aparecieron en Qumran y en arameo). Describen como Enoc fue llevado al cielo y se le concedió la inmortalidad, junto con un billete de ida y vuelta. En dirección a Dios, que le enseñó por medio de los ángeles a leer, escribir y calcular números - el primer humano al que le fue dado este conocimiento -. A continuación, regresó a la tierra para compartir con la humanidad lo que había aprendido, incluido el calendario solar.

Los sacerdotes, relataba Elior en su anterior libro "Los Tres Templos: La emergencia del misticismo judío", vieron este calendario como "un reflejo del eterno y cíclico orden divino". Los sacerdotes eran los guardianes del calendario, el secreto de los secretos proporcionado por los ángeles, y como Enoc servirían como intermediarios o conductos entre lo celeste y lo terrestre. Fueron los miembros de la casta sacerdotal y de la de los profetas, muchos de los cuales eran sacerdotes, quienes escribieron los libros que conformaron la Biblia, y también esos otros libros que se convertirían en apócrifos. Todo lo que escribieron los sacerdotes era considerado sagrado por formar parte, en efecto, del dictado de los ángeles. Ellos consideraban a los ángeles celestiales como sus homólogos y se vieron a sí mismos colaborando con ellos para garantizar la sincronización de un orden cósmico en el cielo y en tierra.

La manifestación terrestre más tangible del calendario solar fue la Lista del trabajo sacerdotal sobre el Monte del Templo. Veinticuatro familias sacerdotales, el mismo número que las horas de un día, asistían semanalmente a los sacrificios de animales y otros rituales del Templo. A imitación de una especie de guardias de un ejército actual, los miembros de una de estas familias llegaban hasta el Monte del Templo el domingo por la mañana y realizaban los oficios hasta ser relevados por la siguiente familia una semana más tarde. Estos "relojes" sacerdotales conformaron el marco de la vida de toda la comunidad, afirma Rachel Elior.

Desde el momento en que el Templo fue construido por Salomón en el siglo X a. C., el Sumo Sacerdote fue elegido de una familia descendiente de la línea de Zadok, el sacerdote que había transportado el Arca de Dios en su momento y había ungido como rey al hijo de David, Salomón. El último sumo sacerdote sadoquita (saduceo) fue expulsado durante el caos político que precedió a la revuelta hasmonea en el siglo II a. C. Los Hasmoneos, una familia sacerdotal, pero no de la línea sadoquita, expulsaron de Jerusalén a los sacerdotes helenizantes, pero en vez de restaurar nuevamente la línea sadoquita instalaron a sus propios miembros en el sumo sacerdocio. Algunos de los sadoquitas y sus seguidores pusieron en tela de juicio la legitimidad del liderazgo sacerdotal hasmoneano y abandonaron el servicio del Templo.

Este conflicto entre los sadoquitas "secesionistas", como los llama Elior, y los usurpadores hasmoneanos, es el tema de muchos de los más interesantes manuscritos hallados en Qumran. Elior estima que los manuscritos de Qumran conforman realmente una biblioteca sadoquita, no esenia, tal como ha sido el consenso prevaleciente hasta ahora.

En medio del caos y de la efervescencia e intensidad religiosa del período Hasmoneano (152-37 a. C.), nuevas voces comenzaron a ser oídas: eran las de unos eruditos conocidos bajo el nombre de fariseos que impugnaban la legitimidad de los reyes y sacerdotes hasmoneanos, y sostenían, frente a los sacerdotes y su calendario solar sadoquita, sus reivindicaciones de poseer una línea abierta hacia lo divino. Estos eruditos, conocidos como rabinos o sabios, estaban descontentos con la exclusividad de los sacerdotes y con el poder que habían acumulado por el intermedio de sus reivindicaciones de un conocimiento esotérico como confidentes de los ángeles.

En un movimiento innovador, los rabinos declararon que la edad de la profecía había terminado hacía ya mucho tiempo, y que el sacerdocio había trastocado el acceso a la autoridad superior. Según una tradición rabínica, la profecía había terminado con la destrucción del Primer Templo en el siglo VI a. C. De acuerdo a otra tradición, terminó cuando Alejandro el Grande y los helenizantes llegaron dos siglos más tarde. Los sacerdotes rechazaron enérgicamente esta limitación de su prestigio y consideración.

Los rabinos favorecieron un calendario lunar, asegura Elior, porque lo contemplaron simbólicamente como una liberación de la nación de la dependencia de una casta sacerdotal encerrada bajo llave tras un calendario solar y la reclamación de una autoridad divina. Los rabinos querían simbolizar el lugar del hombre a la hora de determinar su propio tiempo y destino. "Así declararon que la comprensión humana de los escritos sagrados era una fuente legítima de autoridad". El mes que ahora comenzaría no lo haría en función de un calendario solar precalculado para toda la eternidad, sino en función de la exploración por los mortales del ciclo de la luna nueva, tal vez propiciando desacuerdos en su observación, tal vez incluso errando.

Un moderno recordatorio de la épica victoria rabínica en su lucha contra la casta sacerdotal puede ser contemplado en las sinagogas ortodoxas una noche al mes, cuando la congregación pronuncia la oración de la luna nueva.

Según Rachel Elior, en la elección de las obras que compondrían el canon bíblico el criterio principal de los rabinos fue excluir aquellas que invocaran el calendario solar y dotaran a los sacerdotes de una autoridad proveniente de la divinidad. "Ellos estaban diciendo en ese momento: esa época ya se ha terminado y una nueva era ha comenzado". Así, unos simbólicos movimientos similares se dieron durante la Revolución Francesa, cuando un nuevo calendario fue aprobado - uno de ellos con 10 días por semana - y tras la Revolución Rusa, cuando el calendario gregoriano utilizado en Occidente fue sustituido por el calendario juliano utilizado por la Iglesia Ortodoxa Rusa.

La cuestión no era tanto la medida del tiempo, nos informa Elior, sino la medida de la soberanía del hombre. Además de los textos que los rabinos aceptaron en el Canon, crearon el marco paralelo de la Ley oral que ellos mismos – no los sacerdotes - desarrollaron y que se convertiría en cada vez más relevante a lo largo de los siglos de evolución de las realidades de la vida judía. La primera gran recopilación, la Mishna, se completó en 200 d. C. En los siguientes siglos, los sabios en Palestina y Babilonia completarían el Talmud. Estas compilaciones se mantendrían oralmente - los antiguos tenían una enorme capacidad para memorizar textos - hasta los siglos VIII y IX, cuando finalmente fueron puestos por escrito.

Los sabios representaron una fuente poderosamente democrática. El estudio fue abierto a todos los hombres judíos y ya no era una cuestión de privilegios heredados y de dinastías. El rabino Akiva había sido un pastor. Otros sabios fueron agricultores y artesanos. Resh Lakish había sido previamente un bandido. La Ley Oral, nos dice Elior, "fue abierta a su estudio e interpretación a toda la población judía masculina". La meritocracia fue desplazada, al igual que el liderazgo de la casta y de los clanes sacerdotales, los cuales habían trazado su dinastía, enlace tras enlace, desde el hermano de Moisés, Aarón.

"Los rabinos transfirieron el centro de gravedad", dice Elior, "de manera regular, del ritual sacerdotal anclado en los tiempos del lugar santo (el Templo), se paso a una constante evolución confiada y ordenada a los sabios pertenecientes a todas las clases de la población, quienes se hicieron cargo de un tiempo más humano y enseñaron una nueva percepción de la santidad".

El debate entre los sabios y los sacerdotes terminó abruptamente con la conquista romana. Tras la destrucción del Templo, la casta sacerdotal se hizo pedazos y los rabinos fueron libres para reconfigurar el terreno. Y no solamente descartaron ciertos textos apócrifos, según Elior probablemente modificaron algunos pasajes de los libros que se incluirían en la Biblia para así reducir al mínimo las referencias al calendario solar, a los ángeles y a la historia de Enoc.

De este modo, los sabios prepararon al pueblo judío a través de los tiempos. La vía hacia lo divino ya no era un edificio monumental situado en Jerusalén y controlado y mantenido por una casta sacerdotal. A medida que fueron partiendo al exilio, los judíos se llevaron con ellos el día de reposo y la Biblia. Ya no dependían de un lugar sagrado o de la presencia de unos sacerdotes como intermediarios. A partir de ahora, un quórum ordinario de 10 judíos en la más humilde de las habitaciones, o en ninguna habitación en absoluto, podía, en cualquier parte del mundo, hablar directamente con Dios.

Si los sacerdotes hubieran ganado en su pugna con los sabios (fariseos), el calendario judío actual sería muy diferente. De acuerdo con el calendario sacerdotal solar, el primer día del año caería en primavera, en el equinoccio de primavera, no en otoño, donde los rabinos colocaron Rosh Hashaná. En el calendario sacerdotal, el Día de la Expiación caía siempre en viernes, el Festival de los Panes sin Levadura (Hag HaMatzot - una festividad que era seguida por el día festivo del Pessah del Templo) - y Succot siempre comenzaría en miércoles, Shavuot siempre en domingo y ninguna festividad podría caer en Shabbat.

Con un alto grado de rencor, los sabios volvieron todo esto patas arriba con su calendario lunar, para que ninguno de las festividades cayera en los días prescritos por los sacerdotes. Cualquier día festivo podía caer en Shabbat. Yom Kipur no puede caer en domingo, miércoles o viernes, los días elegidos por los sacerdotes. Hag HaMatzot no puede comenzar el viernes, lunes o miércoles, días predilectos de los sacerdotes. Rosh Hashaná nunca puede caer en domingo, viernes o miércoles, el mismo día donde comenzaba en el calendario sacerdotal.

La Prof. Rachel Elior ya puso bastante de los nervios el mes pasado a muchos académicos de diferentes continentes al negar no sólo que los Manuscritos del Mar Muerto fueran escritos por la secta asceta de los esenios, tal como se cree generalmente, sino que también sugirió que los esenios nunca existieron. "Toda esa historia de los esenios es imaginaria", dice Elior. "Está claro que la biblioteca de Qumrán es una biblioteca sacerdotal". Elior señala convincentemente que muchos de los manuscritos encontrados en Qumrán reflejan la terminología y el espíritu de la visión del mundo de los "hijos de Sadoc", esos sacerdotes que se separaron de servicio del Templo en el período hasmoneo porque el sumo sacerdocio había sido usurpado por no sadoquitas. (Este grupo "secesionista" es distinto, señala, de esos otros miembros de la aristocracia saducea sadoquita que permanecieron en Jerusalén y que fueron descritos por Josefo y en el Nuevo Testamento).

Rachel Elior no es el primer erudito e investigador en argumentar en contra de la conexión de Qumrán con los esenios. Hace medio siglo, el Prof. Moshe Gottstein de la Universidad Hebrea rechazó esa idea y otros estudiosos atribuyen algunos de los manuscritos a los sadoquitas. Hace una década, el profesor Norman Golb, de la Universidad de Chicago, enturbió las aguas académicas al afirmar que Qumran no había albergado a los esenios y que los manuscritos no habían sido escritos allí. Habían sido trasladados a Qumrán desde las bibliotecas de Jerusalén, para ocultarlos en las cuevas ante el avance de los romanos. En un curioso episodio que refleja las pasiones que todavía rodean a estos manuscritos, el hijo de Golb, Rafael, fue detenido recientemente por la policía de Nueva York bajo sospecha de hacerse pasar por otros investigadores en Internet en un intento de influir en el debate esenio en apoyo de las ideas de su padre.

Dos arqueólogos que excavaron en Qumrán durante 10 años llegaron a la conclusión de que no había existido un asentamiento de los esenios, yendo a la contra del amplio consenso que aún prevalece entre otros arqueólogos y académicos relevantes. Lo que provocó los titulares en la prensa internacional fue el cuestionamiento de Rachel Elior de la propia existencia de los esenios. "La Torá prohíbe el celibato, salvo en casos excepcionales", afirmó Elior. "Es inconcebible que hubiera miles de hombres que vivieran así, y no hay una sola fuente judía que se refiera al grupo. El nombre de los esenios ni siquiera aparece en ningún texto hebreo o arameo". Los esenios son mencionados por primera vez por el filósofo judío Filón, que vivió en Alejandría a mediados de la primera centuria. Unos años más tarde, también fueron mencionados por el historiador romano Plinio y luego por el historiador judío Josefo. "Creo que Filón estaba describiendo una sociedad ideal tal como la imaginaba", dice Elior, "y también lo hizo Plinio". Es más difícil de descartar el testimonio de Josefo, en líneas generales un historiador fiable, que no sólo se vivió en el país, a diferencia de Filón o Plinio, sino que incluso afirmó que había sido educado por los esenios durante su juventud.

Rachel Elior apoya la idea propuesta originalmente por el profesor canadiense Steve Mason, donde argumenta que Josefo, escribiendo en Roma años después de la destrucción del Templo, pudo haber promovido el mito de los esenios para presentar a los judíos, ante los romanos, bajo una luz favorable como personas idealistas y espartanas.

Rachel Elior tendrá dificultades para persuadir a sus colegas sobre este punto, aunque de hecho es una cuestión marginal, sobre todo ante el amplio alcance de su trabajo innovador que describe la remodelación de la religión judía, la cual se aparta de los dictados de los ángeles y se dirige hacia la razón humana.

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14 Comments:

Blogger Renton said...

Wow... posiblemente, el artículo más interesante de todos los que he leído nunca en tu blog.

Merci por la traducción!

:]

12:39 PM  
Blogger Hasbarats said...

Un artículo excepcional. Lo guardo como oro en paño. Gracias!

7:08 PM  
Blogger Ariel Kanievsky said...

Excelente. Muchísimas gracias.

10:24 PM  
Blogger VINICIO SANTOS said...

ESTIMADOS HERMANOS (publiquen el comentario si unicamente es iglesia judía exclusivamente ortodoxa en vez de mesiánica judía):
Solicito ungirme con el aceite de la uncion para curarme de mi enfermedad del SIDA remanente de una peculiar curacion esotérica.

Atentamente:
Jorge Vinicio Santos Gonzalez,
Documento de identificacion personal:
1999-01058-0101 Guatemala,
Cédula de Vecindad:
ORDEN: A-1, REGISTRO: 825,466,
Ciudadano de Guatemala de la América Central.

8:16 PM  
Blogger VINICIO SANTOS said...

ESTIMADOS HERMANOS (publiquenlo unicamente si el blog es del judaísmo ortodoxo no mesiánico):
Solicito confirmarme como el profeta Elías rabino como tambien como el patriarca rabino y además tambien solicito al ecumenismo cristiano eclesiástico del judaísmo ortodoxo con la iglesia cristiana católica y con la iglesia cristiana denominacional protestante.

Atentamente:
Jorge Vinicio Santos Gonzalez,
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3:39 PM  
Blogger Daniel Udroaica said...

ustedes creen todo lo que e vende barato

2Co 11:3 Pero temo que, al igual que la serpiente engañó a Eva con su astucia, se perviertan vuestras mentes apartándose de la sinceridad con Mesias.
2Co 11:4 Pues, cualquiera que se presenta predicando otro Yeshúa del que os prediqué, y os proponga recibir un Espíritu diferente del que recibisteis, y un Buena Noticia diferente del que abrazasteis ¡lo toleráis tan bien!
2Co 11:5 Sin embargo, no me juzgo en nada inferior a esos "superapóstoles".
2Co 11:6 Pues si carezco de elocuencia, no así de ciencia; que en todo y en presencia de todos os lo hemos demostrado.

1:05 AM  
Blogger Unknown said...

OK, DANIEL...NO NOS CONFIEMOS. ESTA INFORMACION NO HAY QUE DESCARTARLA

3:21 PM  
Blogger Unknown said...

This comment has been removed by the author.

3:35 PM  
Blogger VINICIO SANTOS said...

ESTIMADOS HERMANOS:
Solicito a mi bautismo y a mi uncion del Espíritu de YHWH.

Atentamente:
Jorge Vinicio Santos Gonzalez,
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3:33 PM  
Blogger Unknown said...

Solicito confirmarme sumo sacerdote del tabernáculo de YHWH y del arca del pacto.

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Jorge Vinicio Santos Gonzalez,
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8:35 PM  
Blogger Unknown said...

Solicito confirmarme como el Cristo Judío Vinicio "ViniCristo".

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Jorge Vinicio Santos Gonzalez,
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10:28 PM  
Blogger VINICIO SANTOS said...

Solicito a mi Santísimo sacerdocio divino de Yeshúa de los ejércitos en mi personalidad humana del profeta Elías del ecumenismo cristiano eclesiástico por la prelatura de Moyobamba de la iglesia católica romana.

Atentamente:
Jorge Vinicio Santos Gonzalez,
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1:19 AM  
Blogger VINICIO SANTOS said...

Les prevengo de previos impostores del blog quienes desean sabotearme de tal sacerdocio anterior.

Atentamente:
Jorge Vinicio Santos Gonzalez,
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1:20 AM  
Blogger VINICIO SANTOS said...

ESTIMADOS HERMANOS:
Solicito al pueblo de Guatemala una anécdota de la calumnia de prófugo mental en calidad de prevaricador (telépata en calidad de cínico) con la consecuente calumnia de delator en calidad de violador sexual (boquiflojo en calidad de abusivo sexual) por una ignominia sexual popular frustrada por mis calumniadores quienes aseguraron a mi colonia actual de que soy boquiflojo impostor de no haber tenido víctimas sexuales porque me calumniaron de telépata impostor. Los tales son un polo convocador de pueblos que en cualquier momento de que yo cometa un crimen, inmediatamente me denuncian o me linchan. Mi colonia actual está intimidándome con especularme de mi mente porque protegen a mis calumniadores auxiliares a los polares con la excusa de serles improvisorio a los tales únicamente para traicionarme con el encubrimiento popular a los tales por cualquier incoherencia que me intuyan psíquicamente para transgredirme con la difamacion popular de sobornarme sexualmente.

Atentamente:
Jorge Vinicio Santos Gonzalez,
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1999-01058-0101 Guatemala,
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ORDEN: A-1, REGISTRO: 825,466,
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11:01 PM  

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