Sunday, April 03, 2011

La muerte de una bruja judía - Tom Segev - Haaretz



En la noche del sábado 08 de julio 1617, los parisinos se prepararon para una gran celebración. Una de las mujeres más poderosas de la ciudad estaba a punto de ser quemada en la hoguera: Leonora Galigai, la amiga más íntima de la reina regente, María de Médicis. París odiaba a las dos. Galigai era odiada no sólo porque tenía una influencia ilimitada en la corte, sino también, y quizá sobre todo, porque era una mujer e italiana, y tal vez también porque era enfermiza y fea. Fue condenada a muerte por traición a la patria a pesar de que todo el mundo sabía cuál era su verdadero delito: Leonora Galigai era una bruja judía.

La historia nos proporciona historias, valga la redundancia, de las que nadie tenía noticia hasta que de pronto surgen de la nada, y que al escuchar por vez primera nos sorprenden. Tal es la historia de Leonora Galigai, la heroína de un nuevo libro en hebreo dentro del ámbito de la historia social y los estudios culturales: "Una bruja judía en la corte de Luis XIII, rey de Francia: El juicio de Leonora Galigai de 1617", de Ya'ara Bar-On.

Leonora se crió probablemente en la casa de Francesco de Medici, que se convertiría en el gran duque de Toscana, junto con María, la sobrina del duque. De temperamento simpático y agradable, Leonora sirve como una especie de hermana mayor de María, y María a su vez la apreciaba mucho. Cuando María fue enviada a París para casarse con el rey Enrique IV, llevó a su amiga y compañera con ella. Allí Leonor se casó con Concino Concini, otro hombre de Florencia que se enriquece en la corte del rey francés.

Aquellos fueron días aciagos para Francia. El rey fue asesinado, su hijo y sucesor, Luis, era todavía un niño, y su viuda, María, a quien los franceses llamaban Marie, tomó el control del palacio. La posición de su amiga Leonora también se fortaleció. Sin embargo Leonora era desgraciada. Sufría una misteriosa enfermedad que la producía episodios de llanto y ataques de asfixia, hasta que casi se volvió loca. Ella se encerraba en su habitación en el palacio del Louvre y rara vez se aventuraba a salir en público, llenando su habitación de amuletos supuestamente curativos, como piedras, bolas de terciopelo, filacterias y figuras de cera. La reina convocó a los mejores médicos, y en cierto momento también a exorcistas, para que examinaran a su amiga, pero todo fue en vano. Uno de los médicos era un judío italiano llamado Philoteus Eliahu de Luna Montalto. Libros sobre judaísmo y la magia se descubrieron más tarde en la habitación de Leonora.

Mientras tanto, la comunidad que vivía en palacio, formada por miles de personas, se hundió en el fango de intrigas, conspiraciones y escándalos que ponen los pelos de punta, todo ello basado principalmente en pasiones, fantasías, odios, amores y traiciones. Parece ser que Luis XIII se enamoró de un robusto y guapo noble italiano, y éste organizó el asesinato de Concino Concini, el ex marido de la hechicera Leonor. Inmediatamente después de su muerte, Leonora fue detenida acusada de brujería, robo, espionaje y de judaizante. María ya no podía ayudarla: el golpe que derribó a Concini había borrado también su influencia en la corte.

Todo esto sucedió en una sociedad oscura y brutal, violenta hasta el punto de locura. Ya'ara Bar-On nos muestra una rutina de ejecuciones en masa, incluso en hogueras, donde los linchamientos iban acompañados de la mutilación corporal, y donde más de una vez se rozaba el canibalismo. Ya'ara Bar-On apoya su relato en una fuente sorprendente: los folletos que se distribuyeron en París y que proporcionaban información y comentarios sobre los sucesos en la ciudad, incluyendo el palacio, y que influyeron a la hora de moldear la opinión pública. Entre otras cosas, animaron a los parisinos a presenciar las ejecuciones, donde la de Leonora Galigai prometía ser especialmente espectacular. En el último minuto, obtuvo una estancia afirmando estar embarazada, pero una comprobación rápida reveló que estaba mintiendo. Cuando fue decapitada finalmente su cabeza rodó por el cadalso. El cadáver fue despojado de su camisa y arrojado al fuego, seguido de su cabeza.

Ya'ara Bar-On nos propone que podemos aprender algunas cosas de este affaire sobre el racismo y el odio al otro en general. "No dejen de lado las cuestiones planteadas en este libro como si fueran irrelevantes para sus vidas", escribe. "Es fácil para nosotros atribuir la irracionalidad, los prejuicios y la "oscuridad" a la gente del pasado, ya que en nuestros días, las brujas no se queman después de todo, somos diferentes, más ilustrados y educados".

La verdad, sostiene Ya'ara Bar-On, es que en el París del siglo XVII se establecieron muchos de los cimientos de la sociedad, la política, la cultura y los medios de comunicación de los que somos testigos hoy en día, en el siglo XXI, y las materias primas que componen la historia de Leonora Galigai no están menos claramente presentes entre nosotros y alrededor nuestro.

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