Thursday, May 26, 2011

¿Qué pasa con los judíos? - Stanley Fish - NYTimes



Ha sido una semana, o dos, interesante para los judíos. La nueva película de Mel Gibson, "The Beaver", se estrena a nivel nacional en los cines y los judíos deben decidir si pagan un buen dinero para ver una película protagonizada por una persona cuyo padre es un negacionista y él mismo ha vilipendiado a lo judíos en público. En Cannes, el director de cine danés Lars von Trier, divaga en una conferencia de prensa acerca de que simpatiza algo con Hitler, de que se siente molesto con Israel (es un grano en su trasero) y de que admira el arquitecto de Hitler, Albert Speer. Al día siguiente se retracta, pero ya es demasiado tarde, ha sido declarado persona non grata en el festival de cine.

Luego está, Dominique Strauss-Kahn, el economista y político francés que estaba a punto de convertirse en el primer presidente de Francia de origen judío, ahora encarcelado en Rikers Island después de ser acusado de forzar unas relaciones sexuales con una camarera de un hotel de Nueva York. (Strauss-Kahn está ahora en “arresto domiciliario” a la espera de la lectura de cargos, si puede encontrar una casa.) Mientras tanto, el 11 de mayo este diario publicaba los resultados de un estudio del Pew Forum que mostraba que el 67% de los hogares judíos americanos afectos a la Reforma (propia de los judíos liberales y progresistas) ganan más de 75.000$ al año, mientras que para el resto sólo el 31% de las familias alcanzaban ese misma marca.

Luego hay unas cuantas historias más antiguas que perduran y se añaden a la mezcla. El diseñador John Galliano se enfrenta a un juicio en Francia y ha sido despedido de Dior, ya que, en el curso de una perorata de borrachos en un bar, le dijo a alguien (que no era en realidad judío) "Me encanta Hitler y gente como usted debería estar muerta”. Al "bad boy" Charlie Sheen, que ha abusado de sustancias diversas, retozado con mujeres diversas y montado numerosas broncas en habitaciones de hotel durante años y no se había hecho demasiado al respecto, se le acabó su suerte cuando vomitó comentarios antisemitas dirigidos al productor judío de su exitoso programa de televisión “Two and a Half Men". En poco tiempo fue despedido y su papel otorgado a Ashton Kutcher, quien criado como católico ahora demuestra interés por el judaísmo y por la Cábala [N.P.: ay que me da la risa tonta].

Y por supuesto, está la historia que pervivirá para siempre, incluso después de que su protagonista muera, la historia de Bernie Madoff (un sosias de Strauss-Kahn, o ¿es al revés?), quién perpetró la más grande estafa de la historia (¿sustituirá a Meyer Lansky en el papel principal de “un mal chico judío” en el Salón de la Fama?) y arruinó a miles de personas, gran parte de ellos judíos que confiaron en él.

Lo que pasa con estas historias es que todas apuntan (al menos) en dos direcciones. Sheen, Gibson, Galliano y Von Trier han pagado un alto precio por su transgresión y excesos contra los judíos, pero también han dado lugar a que surjan algunos murmullos sobre el poder de los judíos y su influencia en Hollywood y en las artes. ("Tú puedes insultar a cualquier grupo étnico y salirte con la tuya, a excepción de los judíos"). En la prensa de EEUU y en algunos de los blogs, Strauss-Kahn es vilipendiado como un matón misógino elitista, pero en Francia muchos piensan en él como una víctima de una conspiración política, interpretando para algunos a un moderno Alfred Dreyfus que ha sido derribado justo cuando estaba a punto de ascender a una posición reservada a los no judíos.

Las estadísticas que muestran como los hogares judíos andan muy bien económicamente parece ser una buena noticia para la comunidad judía, pero la historia del Times también aparece de manera destacada en las web racistas y supremacistas. En ellas su argumentación es que "la mayoría de la gente honesta no quiere vivir de otras personas", es decir, estamos ante la última entrega de la ya muy antigua acusación de que "los judíos son unos parásitos chupadores de sangre que infestan e infectan a la sociedad". Más o menos lo mismo se ha dicho en muchas de esas web sobre Madoff: "Si uno estudia la historia del judío, se verá cómo esta raza de parásitos vagabundos se aposenta en la casa del huésped, provocándole hemorragias hasta que le desangran totalmente”,

Entonces, ¿cuál es la verdad? ¿los judíos son una historia de éxito o una plaga, no se metan con ellos o cúlpenlos de todo cuando hayan bebido demasiado, son víctimas (expulsiones, pogromos, el Holocausto) o victimarios (banqueros codiciosos, abogados picapleitos, acaparadores de tierras y productores de limpiezas étnicas)? ¿Los judíos son unos diablos y unos bichos sub-humanos (un tropo nazi e islamista) o son el pueblo escogido de Dios?

La respuesta es todo lo anterior y mucho más, porque como muchos antes ya observaron, el judío como figura cultural e histórica está sobresaturado, lo que significa que los significados que se acumulan sobre él (o ella, pero sobre todo sobre él) superan absolutamente cualquier registro empírico y ello sin ninguna consideración por la ley de la contradicción. Las actitudes, especialmente las negativas hacia los judíos, florecen tanto si hay judíos alrededor o no. El antisemitismo sobrevive en Polonia a pesar de que la mayoría de sus judíos han huido o han muerto. También hay antisemitismo en China, pero escasísimos judíos reales.

Una parte importante de las proteicas y cambiantes formas del antisemitismo a lo largo de la historia son iluminadas por el brillante libro de Matthew Biberman, “Masculinity, Anti-Semitism, and Early Modern English Literature” ("Masculinidad, antisemitismo, y la temprana literatura inglesa Moderna".

Biberman traza dos caracterizaciones entrelazadas del judío: el judío como diablo, como una poderosa fuerza alienígena que bloquea y destruye todo lo que es bueno, y el judío como marica, afeminado, como una figura menuda y despreciable que se queda acurrucada en el fondo y se asimila, pero que debido a su inmersión en el conjunto social es capaz de pudrirlo desde dentro. (Este breve resumen no hace justicia a la riqueza de los análisis de Biberman.) Así que usted puede tener a la vez al feroz y bárbaro judío (Israel como una bomba atómica destructora de los ejércitos árabes, al menos en 1967) y al judío insidioso y suave, esa figura obsequiosa que, cuando nadie está mirando, toma el control de todo. Esto significa que en todo lo que respecta al judío, ya existe un gran número de narraciones pre-empaquetadas, y a menudo mutuamente excluyentes, que lo ubican y califican, y generalmente no son positivas.

Y eso también funciona con la nación judía. Hay, como todo el mundo sabe, un debate en curso acerca de si la crítica de Israel se puede separar de la crítica de los judíos, es decir, del antisemitismo. Pero es posible que la figura del judío esté ya tan numerosa y complejamente cargada de estereotipos, que los intentos de separar la estrategia político-militar de una nación de las antiguas, variables y arraigadas imágenes de sus habitantes resulte poco probable de conseguir.

Los israelíes y sus partidarios pueden por lo tanto considerar que en esas críticas a las políticas de Israel hay demasiados ecos y rémoras de la diáspora, de los libelos de sangre, de los Protocolos de los Sabios de Sión y de la solución final del Tercer Reich. Los que lanzan dichas críticas nunca podrán estar seguros de que su disgusto por las acciones de Israel con respecto a los palestinos es completamente inocente de la influencia de siglos de denigración. Y ahí es donde parece que estamos.


Actualización:

A Marc Tracy, en el Tablet, no le ha gustado ni un pelo este "confuso artículo", que, al mismo tiempo que habla de los judíos "desproporcionadamente ricos", se pregunta...:
"Entonces, ¿cuál es la verdad? ¿los judíos son una historia de éxito o una plaga, no se metan con ellos o cúlpenlos de todo cuando hayan bebido demasiado, son víctimas (expulsiones, pogromos, el Holocausto) o victimarios (banqueros codiciosos, abogados picapleitos, acaparadores de tierras y productores de limpiezas étnicas)? ¿Los judíos son unos diablos y unos bichos sub-humanos (un tropo nazi e islamista) o son el pueblo escogido de Dios?"
y donde finalmente llega a la conclusión de que la cuestión de Israel es especialmente complicada:
"Los que lanzan dichas críticas nunca podrán estar seguros de que su disgusto por las acciones de Israel con respecto a los palestinos es completamente inocente de la influencia de siglos de denigración".
Marc Tracy finaliza:
Tengo algunas preguntas más para este distinguido profesor:

¿Qué pasa con los negros? Triunfan con el hip-hop y tienen a uno de los suyos en la Casa Blanca (¿podría reemplazar a Martin Luther King como el primer "buen chico negro" del Salón de la Fama? ), sin embargo, algunas personas todavía quieren lincharlos. ¿Qué pasa con eso?

¿Qué pasa con los tibetanos? Parecen pobres, y sin embargo, han colonizado las gradas de la Union Square Farmer’s Market. !Paradoja!

¿Qué pasa con los franceses? Ellos celebran poseer una cultura sexual libertina y son elogiados en todas partes por ser gente sofisticada. Pero de pronto, uno de los ejemplos más destacados de esa cultura es acusado de violación, y al parecer eso está fuera de moda por allí. ¿Contradicción?

¿Qué pasa con los vampiros? Ellos son más populares que nunca, con True Blood y la serie Crepúsculo, sin embargo permanecen entre su gente chupando la sangre de las personas decentes gracias a las cuales prosperan (¿son sosias de los judíos o es al revés?). ¡Qué extraño!

¿Qué pasa Con Stanley Fish? La única obra de importancia académica que ha hecho, sobre John Milton, ha servido como mascota durante 20 años, y sin embargo él sigue siendo recibido como una especie de autoridad política y cultural. ¿Qué ocurre?

¿Qué pasa con el New York Times ? Son el mayor periódico del mundo, y sin embargo también pagan a Stanley Fish por escribir un post en su blog para el que la descripción de "estúpido" es un cumplido demasiado alto. ¿Por qué?


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