Thursday, February 23, 2012

El judaísmo en el New York Times - Big Eyes (Ashley Rindsberg) - JPostBlog



El New York Times estrena nueva jefa de oficina de Jerusalén, Jodi Rudoren, quien "se metió en su nuevo papel" esta misma semana – aunque quizás lo más acertado sería decir que se estrelló - tuiteando públicamente con un par de entradas y salidas en web muy críticas con Israel, diciendo de uno de sus interlocutores que solamente había "oído cosas buenas de él". La indignación, el pánico y las discusiones ganaron muchos puntos afectando al control de daños, como cualquier observador de Israel relacionado con los medios de comunicación debería haber supuesto.

Dejando a un lado los detalles específicos de este incidente, me vino a la mente el auténtico trasfondo del affaire Rudoren, que no se refiere tanto a ella como periodista, sino como judía. En sí, el hecho de que ella sea judía no significa nada. Pero teniendo en cuenta que su predecesor, Ethan Bronner, y la predecesor de éste, Deborah Sontag, también eran judíos, una piensa que la cuestión que debería plantearse es esta: ¿Por qué el New York Times siempre envía a periodistas judíos a la cabeza de su oficina central en el Estado judío?

Después de todo, el New York Times no siempre envía a estadounidenses de origen ruso a su oficina de Moscú (donde Ellen Barry es la jefa) o americanos de origen mexicano para dirigir la oficina de México DF (dirigida por Randal Archibold, quien, sobre la base de su nombre, me atrevo a adivinar que no es de ascendencia mexicana). Es por esto que... ¿por qué el New York Times ha enviado periodistas judíos al frente de su oficina de Jerusalén al menos durante los últimos 15 años?

Para responder a esta pregunta, ustedes tienen que entender la propia “historia o relación” del New York Times con el judaísmo. El primer miembro de la familia propietaria del periódico, la familia Ochs, fue un judío descendiente de una familia judeo-alemana. Al igual que otros muchos judíos alemanes, después de la Haskalá (la "Ilustración" judía) y la emancipación de los judíos en Alemania, tanto los Ochs como los Sulzberger provenían de familias asimiladas.

Adolph Ochs, que compró al entonces desfalleciente diario en 1896, se casó con la hija del más importante representante americano del Judaísmo de la Reforma. Su única hija se casó con Arthur Hays Sulzberger, quien más tarde dirigió el diario, y dio su nombre y su legado al editor actual del periódico.

Tanto Ochs como Sulzberger suscribían una forma de judaísmo denominada Judaísmo de la Reforma Clásico, el cual abrazaba el judaísmo como una forma de culto, y con vehemencia sostenía que los judíos no eran una nación.

Para los miembros del Judaísmo de la Reforma Clásico, el judaísmo se manifestaba en la sinagoga, no fuera de ella. Mientras en el mundo, en el exterior, un hombre no era un judío, sino por ejemplo un americano (en este caso), éste únicamente se convertía en un judío cuando oraba en una sinagoga en lugar de una iglesia.

¿Qué significaba este punto de vista con respecto a Israel?

"Estados Unidos es nuestra Sión. Aquí, en el hogar de la libertad religiosa, hemos sido ayudados a fundar esta nueva Sión, la materialización de los principios establecidos en la antigua (Sión)", así reza una resolución de la Unión de Congregaciones Hebreas Americanas, uno los pilares del movimiento del Judaísmo Reformista Clásico.

El clan Ochs-Sulzberger abrazó este punto de vista “de manera vociferante”, y el gran editor del NYTimes, Arthur Sulzberger, manifestando su temor a ser "criticado si nombraba a un judío como editor, ya que la propiedad ya estaba en manos de judíos", como se afirma en un libro sobre la historia del NYTimes que revisa sus políticas desde 1999. Sulzberger fue tan lejos como para prohibir el uso de la palabra "judío" (si tenía connotaciones o denotaba especialmente el carácter de pueblo o nación), excepto cuando fuera absolutamente necesario, tal como lo relataba Laurel Leff en un artículo sobre la historia judía americana publicado en 2000.

Entonces, ¿cómo explica este hecho con la aparente decisión del NYTimes de seleccionar a periodistas judíos para la jefatura de su oficina en Jerusalén?

En la elección de estos periodistas judíos para la oficina de Jerusalén, el NYTimes subraya la creencia más importante y fundamental de la familia propietaria con relación al judaísmo: que una persona "sólo puede ser individualmente judía" – no como miembro de un pueblo judío -; que la judeidad no determina nada – la herencia, la tradición, la cultura -; y que solo determina el hecho de ser judío la predilección personal. Así pues, la selección de los periodistas "de origen judío" no sólo afirma la creencia de que los judíos “no son diferentes", sino que tampoco “lo pueden ser”.

Es su impulso por hacer desaparecer al judaísmo de la familia, el deseo se consumó finalmente cuando el padre del editor actual, "Punch" Sulzberger, se convirtió a la Iglesia Episcopal. Pero además existía mucho más que eso, un rechazo expreso y categórico a la característica más sobresaliente del pueblo judío: la elección y la singularidad. (Y teniendo en cuenta esto, podríamos entender las actitudes y puntos de vista del NYTimes de los Sulzberger con respecto a la legitimidad de Israel como Estado).

Es una ironía, una especie de paradoja personal, que sólo una división interna tan profunda podría producir. Pero en la historia de los judíos, y especialmente en la de los judíos alemanes, esto no resulta de ninguna manera poco frecuente: su propio deseo personal de “ejemplaridad” choca con su deseo de mantener la cabeza hacia abajo (un perfil bajo), para así mezclarse y no singularizarse, hasta casi desaparecer [N.P.: Por ejemplo, Schlomo Sand e Ilan Pappe son de origen judeo-alemán].

Judith Sulzberger, la tía del actual editor del NYTimes Arthur Ochs Sulzberger Jr., e hija de Arthur Sulzberger (el que quería mantener la palabra "judío" fuera del diario) una vez dijo que su padre "probablemente deseaba que cuanto antes dejaramos de ser judíos".

Y así, su hijo y ahora su nieto, han acatado rápidamente ese deseo de evitar que sus periodistas sean identificados por su judeidad. Y para demostrarlo, envían a periodistas de origen judío al Estado judío para que informen de una manera muy poco judía.

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