Saturday, May 26, 2012

"El judío que negoció con los nazis". ¿Quién fue Rezso Kasztner, un héroe, un estúpido o un aprovechado? - Jacques Mandelbaum – Le Monde


Cartel de la pelíula


Trailer

A veces, como dice el refrán, la verdad es más extraña que la ficción. Esto es verdad para el caso Kasztner, una película realizada en 2008 por el estadounidense Ross Gaylen, y que tiene el mérito de descubrir este hecho al gran público. La historia comienza el 19 de marzo de 1944, durante la invasión de Hungría por las tropas alemanas. Los nazis, con el apoyo de un gobierno colaboracionista, comienzan a deportar a los judíos húngaros con una celeridad nunca alcanzada antes. Cuatrocientos cincuenta mil judíos húngaros fueron deportados a Auschwitz en apenas dos meses. Es el momento en que Rezso Kasztner, un periodista judío de 38 años, entra en la historia. Desde enero de 1943, era uno de los co-fundadores del Comité de Ayuda y Socorro, una estructura comunitaria judía que prestaba asistencia a los judíos perseguidos.

De obediencia sionista y socialista, este comité destaca entre los representantes oficiales del judaísmo húngaro por su gran activismo, motivado por la tragedia que estaba en marcha. Kasztner no duda un momento: se pone a negociar directamente con los nazis, comenzando por el más eminente de ellos: Adolf Eichmann. Varios mercadeos, decididamente alucinantes (se considera intercambiar diez mil camiones facilitados por los británicos para el ejército alemán a cambio de la liberación de un millón de judíos), se discuten en las reuniones. Finalmente, las reuniones no llegan a ningún lugar salvo por un acuerdo que permite el rescate de un convoy de 1.684 deportados que se dirigirán a Suiza tras el pago de un rescate de mil dólares por cabeza.
Esta transacción, rarísima si no única en los anales del exterminio, le costará, sin embargo, el honor y la visa a Kasztner. Emigrado a Israel, ocupa en el año 1952 la función de portavoz del Ministerio de Comercio e Industria en el gobierno laborista de David Ben Gurion. Un año más tarde, Kasztner es atacado y desafiado por Malkiel Gruenwald, un oscuro individuo adepto al opio y obsesionado con la historia. El ataque es brutal. Acusa a Kasztner de componer la lista de los judíos que partirían en tren hacia Suiza, centrándose en los dirigentes y en su propia familia, de ocultar conscientemente al resto de la comunidad el terrible destino que les esperaba, de haberse enriquecido personalmente con esta operación y, finalmente, de haber testificado tras la liberación en favor de algunos de los oficiales nazis con los que había negociado.

Haim Cohen, el fiscal general de Israel, aconsejó al gobierno poner en marcha un proceso de difamación junto con Kasztner. Lo que en un principio debía ser un asunto de rutina se volverá sin embargo en contra del demandante, convirtiéndose en uno de los mayores juicios políticos de la historia de Israel, y también el primero en poner en el centro del escenario el espinoso tema de la relación del Estado de Israel (la patria reconquistada por los judíos combatientes) con la Shoah (la tierra de nadie de los judíos victimizados). El hábil artesano que da la vuelta al proceso y consigue instrumentalizarlo se llamaba Shmuel Tamir. Tamir era el abogado de Gruenwald, pero también un defensor del Herut, el partido de la derecha nacionalista dirigido por Menachem Begin, el cual veía una oportunidad para devolver los golpes recibidos desde el establishment laborista en el poder.

Al término de diecisiete meses de proceso, el juez Benjamin Halevi, en una sentencia de más de 300 páginas, disculpa de hecho a Gruenwald por sus ataques contra Kasztner y acusa a Kasztner de haber "vendido su alma al diablo". Esta terrible frase, que lo designa prácticamente como un colaborador, lo convierte en unos de los hombres más odiados de Israel. Tanto es así, que el 03 de marzo de 1957 un joven activista de extrema derecha, Zeev Eckstein, lo asesina en plena calle de Tel Aviv. Un año más tarde, el Tribunal Supremo israelí, tras tramitar un recurso de apelación, anulará el juicio y el veredicto, exculpando a Kasztner de la mayoría de los cargos en su contra. La memoria de este hombre aún permanece en una especie de purgatorio en el Israel actual, gracias a las muchas zonas de sombra que existen en torno a él.

Entre ellas: ¿Por qué Kasztner desmintió durante su juicio que había testificado en favor de algunos oficiales nazis? ¿Esta mentira trataba de cubrir el aval que podían haberle dado las autoridades sionistas del momento y su posible implicación en estas negociaciones? En cuanto a su asesino, un agente de los servicios secretos infiltrado dentro de la extrema derecha y liberado de la cárcel en 1964, ¿debemos creerle cuando afirma que adoptó la ideología que se suponía que debía combatir? ¿Es necesario dar más crédito a su versión del asesinato, según la cual la bala que mató a Kasztner provenía de un francotirador?

Estas preguntas jalonan el desarrollo de la muy documentada película de Gaylen Ross, pero no agotan su sustancia. Porque la directora no se contenta con su trabajo de investigación, ni con las suposiciones que suscita. Ella hace de su película un actor de la historia, al convencer tanto a la hija y a la nieta de Kasztner como a su asesino, para que declaren ante las cámaras y se reúnan por vez primera.

Esta "primicia" que acaricia las fronteras de los “talk-show” es la culminación de una puesta en escena que no escatima los medios para cautivar al espectador, ya que la incertidumbre que rige en la reconstrucción de la historia y del crimen esta enfatizada por un fondo musical contundente, además de un “final feliz” poco creíble. El caso Kasztner, ya suficientemente trágico, no demandaba menos. Queda una investigación impresionante y una historia dolorosa, y hubiéramos deseado que las numerosas suposiciones deslizadas, y sus implicaciones políticas, hubieran pasado a través del filtro de la experiencia histórica.

"El Holocausto no es el pasado, es el presente"

Una entrevista con Yehuda Bauer, académico e historiador del Holocausto, sobre el documental de la estadounidense Gaylen Ross "El judío que negoció con los nazis".

Cuando en julio de 2007 la familia de Rudolf Rezso Israel Kasztner Rezso se dirigió a Yad Vashem para donar sus archivos privados, tenía la esperanza de que ese legado permitiera de una vez por todas desembarazar su nombre de todo reproche. El entonces presidente del Memorial Nacional de los héroes y mártires del Holocausto, Joseph Lapid, había intentado disipar toda ambigüedad: "No ha habido ningún hombre en la historia del Holocausto que haya salvado tantos judíos, y que haya sufrido tantas injusticias como Rezso Kasztner". Este acto no extinguió la controversia. Unos cincuenta y cinco años después de su asesinato en Israel, Rezso Kasztner continúa alimentando un fuerte debate entre partidarios y adversarios.

En su despacho de Yad Vashem, el historiador del Holocausto Yehuda Bauer nos explica que, a medida que los archivos se abren, los detalles inéditos aparecen, iluminando la personalidad de este hombre complejo. En cuanto al fondo, nos dice, "Yo no creo que podamos zanjar de una vez la cuestión de si fue un héroe o no, aunque fuera rehabilitado por el Tribunal Supremo de Israel". Personalmente, Yehuda Bauer, cuyas numerosas obras sobre este período le han convertido en una autoridad, no tiene dudas: "He dicho muy claramente que fue un héroe judío. Quizás un desagradable héroe judío, de acuerdo, pero un héroe. Trató de salvar la vida de los judíos, y esto debe ser tenido en cuenta por las personas que continúan denunciándolo. Se las arregló para salvar a algunas personas, pero su papel no termina ahí: sus negociaciones con los nazis condujeron a esas otras llevadas a cabo por la suiza Saly Mayer (con el oficial de las SS Kurt Becher, representante de Heinrich Himmler), que permitieron salvar más vidas".

Yehuda Bauer estima que Rezso Kasztner "hizo la única cosa que era posible" en ese momento. Desde Cluj, la antigua capital de la Transilvania húngara de 1940 a 1944, antes de volver a formar parte de Rumania, “se podía viajar a través de Rumania, porque no estaba lejos, pero en Budapest y en otras ciudades y pueblos de Hungría, no había a dónde ir. Lo único posible era negociar con el diablo, y eso es lo que hizo. ¿Podría haber hecho más? Yo no lo creo". A petición suya, asegura, jóvenes judíos fueron enviados a las provincias húngaras para prevenir a los judíos de la suerte funesta que les esperaba, pero "fueron rechazados".

De Kasztner, realiza un retrato ambivalente: "Era un hombre muy ambicioso, un ideólogo sionista, pero también un hombre muy valiente. Torturado por los húngaros, no dijo nada. No obstante, sus relaciones con la gente, de una manera muy general, no fueron buenas. No era una persona agradable. E hizo ciertas cosas que no son muy hermosas, como entregar a los alemanes a los paracaidistas judíos de Palestina (un grupo de judíos de la Palestina mandataria enviados desde varios países europeos para ayudar a la resistencia al nazismo). Y es que pensaba que sin eso, los alemanes liquidarían a todos los judíos de Budapest".

Si la cuestión de saber quién fue realmente Rezso Kasztner sigue siendo un tema sensible en Israel, es porque la memoria del Holocausto es aún muy embarazosa. No pasa un día sin que los periódicos israelíes publiquen varios artículos relacionados de una manera u otra con el Holocausto. "Somos un pueblo traumatizado, vivimos con este trauma, no lo hemos superado, y es poco probable que lo hagamos en un futuro próximo”, nos comenta Yehuda Bauer, quien agrega, “no se trata solamente de los judíos de Israel, sino de todos los judíos del mundo: el Holocausto, insiste, no es el pasado, es el presente. Todavía hay muchos sobrevivientes, y aún están los hijos de los sobrevivientes: esto significa que el Holocausto sigue siendo una historia personal para muchas, muchas personas...".

¿El Holocausto se instrumentaliza hoy en día? "Por supuesto”, zanja el historiador, “por los políticos, por los periodistas, por todo el mundo. Todo el mundo lo ha utilizado y lo sigue utilizando, a veces sin querer, sin comprenderlo verdaderamente. Pero en esto no es tan realmente diferente a cualquier otro evento importante en la historia de cualquier pueblo... "

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