Sunday, October 28, 2012

La izquierda europea y su problema con los judíos - Colin Shindler - NYTimes



La semana pasada, Twitter tuvo que cerrar una cuenta muy popular por publicar mensajes antisemitas en Francia. Esto se produjo poco después de que una sinagoga cerca de París fuera el blanco de disparos, del descubrimiento de una red de islamistas radicales que habían arrojado una granada de mano en un restaurante kosher, y del asesinato de un profesor y de unos niños judíos en una escuela judía de Estrasburgo a principios de este año. Los ataques forman parte de una creciente campaña de violencia contra los judíos en Francia.

Hoy en día, una parte considerable de la izquierda europea se ha mostrado renuente a tomar una posición clara en lo referente a un antisionismo que cada vez más se expresa como antisemitismo. A principios de la década de 1990, muchos en la izquierda europea comenzaron a contemplar a las minorías musulmanas en crecimiento en sus respectivos países como un nuevo proletariado y a la causa palestina como un mecanismo de reclutamiento. La cuestión de Palestina es particularmente seductora para los hijos de los inmigrantes, abandonados entre sus diferentes identidades.

El capitalismo fue cada vez más representado como un debilitamiento de una sociedad islámica perfecta, mientras que el imperialismo cultural dañaba al Islam. La táctica tiene un distinguido pedigrí revolucionario. En efecto, el grito de "¡Viva el poder soviético, viva la sharia!", se escuchó en Asia Central durante la década de 1920 después de que Lenin trataba de captar a los nacionalistas musulmanes del Oriente soviético una vez que su intento de extender la revolución a Europa había fracasado. Pero la pregunta sigue siendo ¿por qué los socialistas europeos de hoy en día se identifican con los islamistas, cuya visión del mundo está a años luz de la suya?

En los últimos años, ha existido una confusión cada vez mayor a la hora de distinguir entre judío, sionista e israelí. Hassan Nasrallah, líder de Hezbollah como es bien sabido, afirmó: "Si buscamos por todo el mundo una persona más cobarde, despreciable, endeble y psiquica, mental, ideologííca y religiosamente débil, no encontraríamos a nadie como al judío. Observese que no digo israelí".

Mientras que históricamente el Islam ha sido a menudo benevolente hacia los judíos si lo comparamos con el cristianismo, muchos islamistas contemporáneos han evocado la idea del "judío eterno". Por ejemplo, la Batalla de Khaybar en el año 629, donde el profeta Mahoma luchó contra las tribus judías que no querían convertirse, se recuerda en los cantos de victoria de Hezbollah en sus manifestaciones: "Khaybar, Khaybar, oh judíos, el ejército de Mahoma regresará", y se les da el nombre de Khaybar a sus cohetes dirigidos a Israel.

Muchos islamistas contemporáneos ven poca diferencia entre los oponentes judíos del profeta en el siglo VII en Arabía a los judíos actuales. La importación de símbolos antiguos del antisemitismo europeo - representaciones de los judíos como enemigos de Dios o proclamas de una conspiración judía mundial - han ayudado a imponer tales imágenes. Si existe una distinción entre antijudaísmo islámico y antisemitismo moderno se ha perdido en el caso de los islamistas franceses.

El miedo a la dominación judía de Oriente Medio se ha convertido en un tema repetitivo entre los medios de comunicación islamistas - que se ha vuelto más influyentes desde que los partidos religiosos islamistas han ganado terreno a raíz de la Primavera Árabe -. Este es un factor importante en el rechazo general de grupos como Hezbollah y Hamas a reunirse públicamente con los miembros del campo de la paz israelí, por lo que estamos muy lejos de cuando los nacionalistas palestinos voluntariamente negociaban con los palomas israelíes antes del apretón de manos de 1993 entre Yitzhak Rabin y Yasir Arafat en el cesped de la Casa Blanca.

La vieja izquierda en Europa se ha forjado en la lucha contra los fascistas locales en la década de 1930. La mayor parte de Europa experimentó la brutal ocupación nazi y fue testigo de las atrocidades del Holocausto. La izquierda europea se identificó fuertemente con el sufrimiento judío, por lo que dio la bienvenida al nacimiento del Estado de Israel en 1948. Algunos consideraron que la lucha por Israel era similar a la lucha por la libertad en la Guerra Civil española.

Pero la siguiente generación de la izquierda europea ya no veía las cosas de esta manera. Su marco de referencia era la lucha anticolonial en Vietnam, Sudáfrica, Rhodesia y una multitud de otros lugares. Su icono sagrado ya no era el soldado de las Brigadas Internacionales que luchó contra Franco en España, sino el Che Guevara, cuya imagen adorna innumerables dormitorios estudiantiles. En el anticolonialismo han influido múltiples causas, desde los Panteras Negras de Estados Unidos en la década de 1960 hasta la revolución bolivariana de Hugo Chávez en la actual Venezuela.

Se inició con la exclusión de Israel de entre las filas de las naciones no alineadas hace más de 50 años, cuando los estados árabes se negaron a asistir a una conferencia de países no alineados en 1955 en Indonesia si un delegado israelí estaba presente. El Estado judío fue rechazado en favor de reinos feudales como Arabia Saudita, Libia y Yemen. Y la colusión de Israel con países como Gran Bretaña y Francia durante la crisis de Suez al año siguiente, cimentó su ostracismo.

Dado el profundo arrepentimiento por las malas acciones del colonialismo, era más fácil para la Nueva Izquierda de los años 1960 identificarse con el emergente movimiento nacional palestino que con la ya establecida Israel socialdemócrata. Esta profunda hostilidad hacia Israel ya estaba presente en Europa antes de 1967, año de la guerra árabe-israelí, y antes de la construcción de asentamientos en la Ribera Occidental.

En medio de esta creciente hostilidad hacia Israel, el filósofo y activista político francés Jean-Paul Sartre abogaba por un camino diferente. Marcado por el recuerdo de lo que había sucedido a los judíos de Francia durante la Segunda Guerra Mundial - la discriminación, las traiciones, las deportaciones y los exterminios -, comprendió la legitimidad de la guerra por la independencia de Israel y más tarde comentó que el establecimiento del Estado de Israel fue uno de los pocos eventos "que nos permitía conservar la esperanza". Sin embargo, Sartre también apoyó firmemente la lucha de Argelia para independizarse de Francia.

Este doble legado, apoyar a Israel y la lucha argelina, simbolizaba la situación de toda la izquierda europea de posguerra. Sartre argumentaba que la izquierda no debía elegir entre dos causas morales y que correspondía a los judíos y a los árabes resolver su conflicto a través del debate y la negociación. Sartre intentó crear un espacio para el diálogo prestando su nombre y prestigio a las reuniones privadas y públicas entre las dos partes, tales como el Comité Israel-Palestina en los años 1970. Su enfoque alcanzó su apogeo con las numerosas reuniones entre israelíes y palestinos en Europa, que finalmente condujeron a los Acuerdos de Oslo. Pero la visión de Sartre fue bloqueada por la proliferación de asentamientos israelíes después de 1977, por el fortalecimiento de la caricaturización de Israel entre la izquierda como una potencia imperialista y una empresa colonial de asentamientos. Algunas voces prominentes de la izquierda europea utilizaron tropos antisemitas en su deseo de aparecer apoyando la causa palestina. Ken Livingstone, antiguo director de un periódico y alcalde de Londres, tiene una larga historia de comentarios insensibles sobre los judíos, como la publicación de una caricatura en 1982 de Menachem Begin, entonces primer ministro de Israel, vestido con el uniforme de la Gestapo sobre una pila de cráneos palestinos, o bien comparar a un conocido reportero judío "con un guardia de un campo de concentración" 20 años después. Hoy en día contribuye en Press TV, la cadena en inglés del gobierno iraní.

A veces la izquierda distingue entre los vulnerables judíos europeos que han sido perseguidos y los "prusianos" de Israel. Sin embargo, a menudo se olvida que la mayoría de los israelíes no dejan de ser judíos y temen por lo tanto que lo que comienza con la deslegitimación del Estado termine con la deslegitimación de su propia gente.

Tal Israelofobia, enunciada desde sectores de la izquierda europea, encajaba perfectamente con el auge del islamismo entre los palestinos y el mundo árabe. La ofuscación islamista sobre el "Judío" refleja la ceguera de muchos marxistas europeos. A pesar de los esfuerzos bien intencionados de muchos judíos y musulmanes para dejar a un lado sus diferentes perspectivas sobre el conflicto palestino-israelí, la imagen ofensiva del "Judío" ha persistido en muchas comunidades de inmigrantes musulmanes en Europa Occidental. Los islamistas estaban dispuestos a compartir plataformas con los socialistas y los ateos, pero no con los sionistas.

La profunda oposición de La Nueva Izquierda al poder estadounidense, y la convergencia de los reaccionarios islamistas y los izquierdistas incondicionales se reflejó en la gran protesta del "millón" en Londres contra la invasión de Irak en 2003. Fue organizado por la Asociación Musulmana de Gran Bretaña (MAB), el trotskista Partido Socialista de los Trabajadores y el estalinista Partido Comunista de Gran Bretaña. Cuando algunos musulmanes expresaron su temor de participar en la protesta con los no musulmanes, el liderazgo del MAB decretó que era religiosamente admisible si se proporcionaba comida halal y a los hombres y a las mujeres se les situara en áreas separadas. Tales muestras de "clericalismo reaccionario", como los primeros bolcheviques las habrían definido, fueron aceptadas y quitadas importancia.

Sartre entendía que el conflicto no era sólo entre israelíes y palestinos, sino entre los que defendían la paz en ambos lados y sus opositores. Este conflicto dentro del conflicto es algo que muchos en la izquierda europea, aliándose con fuerzas indeseables, siguen sin comprender.

En cambio, el hundimiento de ambos campos por la paz, israelíes y palestinas, por la polarización política ha acelerado la cerrazón dentro de las mentes progresistas. Y un estático fatalismo ha permitido que el tiroteo de sinagogas y el asesino de los niños judíos llenen el vacío.

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