Wednesday, December 19, 2012

¿La izquierda no ama a los inmigrantes más que cuando son pobres? Lo que el affaire Depardieu revela de la hipocresía francesa - Erwan Le Noan - Atlantico



La partida de Gérard Depardieu a Bélgica ha desatado las pasiones en todos los lados del espectro político. Traidor a Francia para unos,  mártir fiscal para los otros, el actor se ha convertido en el punto central de las discusiones sobre la política fiscal, revelando también la hipocresía política en materia de inmigración y Europa.

Gerard Depardieu estaba visiblemente harto de pagar impuestos. De pagar demasiados impuestos (el 85% de sus ingresos). Y se puede comprender. Las bellas almas que encuentran tan noble sacrificar los propios ingresos para alimentar a un Estado impotente e ineficaz harían mejor comenzando por donar su propio dinero, militando en primer lugar por el impuesto voluntario.

Más allá del tema de la cuestión fiscal, el caso Depardieu revela en primer lugar la hipocresía política existente en Europa.

La construcción europea, se supone, sostiene y defiende la libre circulación de personas. Es normal que Gérard Depardieu se beneficie de ello, al igual que lo hacen los jóvenes franceses que van a trabajar a Londres o los rumanos que vienen a Francia. La libre circulación también significa que podemos ir a disfrutar de un régimen fiscal más favorable. No es posible querer a  Europa por un lado y por el otro denunciar a los ricos o pobres franceses que van a vivir en el extranjero.

Los franceses que se quejan exigiendo una armonización fiscal europea son, o bien mentirosos o bien ingenuos, porque en tal caso, no está claro qué llevaría a los otros países europeos a acercarse al sistema francés. Es más bien todo lo contrario lo que sucedería. Nuestros socios no quieren nuestra fiscalidad, ya que la suya es, por lo general, más baja. Ellos no quieren tampoco nuestro "modelo social" que decididamente no parece demostrar su eficacia o su sostenibilidad financiera.

El affaire Depardieu muestra también nuestra hipocresía en materia de inmigración.

La izquierda es de una hipocresía sin igual cuando defiende el derecho de los inmigrantes a venir a Francia, pretendiendo acogerlos con generosidad, y negando el mismo derecho a Mr. Depardieu.  Después de todo, los unos y los otros buscan un mejor porvenir financiero. No podemos alabar los beneficios de la inmigración y escandalizarnos de los franceses que emigran. Después del ataque de Liberation contra Bernard Arnault (uno de los empresarios más ricos que también ha huido a Bélgica), parece como si a la izquierda no le gustara más que los inmigrantes pobres. ¿El dinero corrompe, no es eso?

En cuanto a la derecha, es un poco irónico que no se de cuenta que ahora la inmigración se ha convertido en un fenómeno económico y que los individuos también responden a los incentivos económicos a la hora de desplazarse.

Todo lo que nos demuestra este affaire es que la clase política francesa, (y especialmente la izquierda) está definitivamente fuera de la realidad económica y no puede entender el mundo tal como es.

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