Tuesday, December 25, 2012

"Simpatías" que tienen a Gala ser absolutamente falsas y prescindibles y Jerusalén y el Kotel como "asentamiento"



Leo en la Revista de Medio Oriente, donde se "vigila" el antisemitismo tan presente en los medias españolas la última diatriba de Gala relatada por Mauricio Wio y las sugerentes traducciones de EFE comentadas por Masha Gabriel:

Gala hace gala de su antisemitismo (¿aún más?)
El siguiente texto, escrito por Antonio Gala en su columna diaria (La Tronera) en el diario El Mundo (7 de diciembre de 2012) no merece, siquiera, la más mínima aclaración. El catálogo antisemita al completo es desplegado por Gala.
Los israelíes están gobernados por cabezotas. Netanyahu es de temer: el amor a su pueblo lo traduce en odio tenaz a los palestinos. Así no pueden tenerse amigos - o aliados - duraderos ni ganarse las simpatías del resto de la Humanidad. Cualquier reconocimiento a la supervivencia de sus vecinos lo saca de quicio. No ya satisfecho con dar algo más que la vara en Gaza, en cuanto ha reconocido la ONU como Estado a Palestina se ha puesto a construir. ¿Qué querrá? ¿Que lo nombre corral de moros o basurero gerosolimitano?  
De veras, ya está bien. Israel vive del arrepentimiento tras la Segunda Gran Guerra (bueno, vive de bastante más que eso: los judíos destacan por ser buenos negociantes), pero es difícil que dejen vivir a nadie cerca de ellos. España fue, en su momento, un ejemplo largo; el resto del mundo, también. Cuenta con amplias simpatías - la mía entre ellas -, pero procuran dejar de merecerlas...” 
Hay simpatías que, mejor, no merecerlas.

¿Cuando Gala dice Netanyahu, está diciendo judío? ¿Cuando dice israelíes, también está diciendo judíos? Lo que es seguro, es que, cuando dice judíos, despliega todo un arsenal antisemita: el judío avaricioso y negociante; el judío como causa y consecuencia del propio antisemitismo; la justificación tácita de la expulsión de los judíos de España y del Holocausto Nazi; el judío sediento de muerte (“... reconocimiento a la supervivencia de sus vecinos lo saca de quicio”). El judío como el mal de la humanidad, en definitiva: “... es difícil que dejen vivir a nadie cerca de ellos...”.

El espacio para el debate, la discusión, la exposición de ideas, la corrección, está reservado para aquellos que creen en el poder de la razón. Antonio Gala, cuando habla de Israel, lo hace desde el odio más visceral.

El odio, propone C.F. Alford en el libro The Psychology of Hate, es "como una elección de esclavitud para con otro con el objetivo de otorgarle significado, estructura y conexión al frágil yo". Uno se convierte en esclavo del objeto (pues el sujeto se cosifica) del odio, depende de él para encontrar un sostén para la propia existencia. El odio compartido hacia un mismo sujeto brinda la posibilidad de interrelación con otros que encuentran el mismo alivio, el mismo subterfugio con esa táctica. El antisemitismo parece ser, además, el punto donde los extremos se encuentran y confunden: la extrema izquierda y la extrema derecha en una postura común.

Es preciso tener en mente que el odio no se razona; y con el odio no se razona.

El odio no precisa ni de membresía ni de credenciales, pero termina creando ciertas afinidades entre grupos sociales, un lugar de encuentro, de reconocimiento mutuo, sin necesidad de lógica ni de estructuras complejas: sólo necesita un sujeto en el que descargar frustraciones, obsesiones y las pasiones más bajas de las que el humano es capaz. El judío ha sido, y sigue siendo, este punto de encuentro para tantos que no son más que el desprecio que ejercitan.

Declaraciones apócrifas en EFE  
El titular del teletipo de la agencia EFE, del 22 de diciembre de 2012, informaba incorrectamente: "Netanyahu: No me interesa lo que la ONU diga sobre los asentamientos"

El primer ministro jamás pronunció dicha frase, sino que en una entrevista concedida al Canal 2 de televisión israelí, Netanyahu hizo referencia al Muro de los Lamentos. Así lo explicaba la agencia Associated Press: 
"Lo diré del modo más claro posible, el Muro de los Lamentos no es territorio ocupado y no me importa lo que diga la ONU", añadió refiriéndose al muro que los judíos consideran su lugar más sagrado para orar.
Por lo visto, poco importa que el primer ministro se esfuerce en ser claro, algunos medios ya han decidido por él lo que tiene que decir. 
He de decir que la fuente previsible del titular de EFE es, cómo no, el Haaretz, el cual titula así un artículo: "Netanyahu: no estoy interesado en lo que la ONU tenga que decir acerca de la construcción en los asentamientos".

Pero si uno accede al artículo, la fuente real de su titular es nuevamente la entrevista en el Canal 2 y a su contestación a una de las preguntas sobre la ONU:
"Vivimos en un Estado judío y Jerusalén es la capital de Israel. El Muro Occidental no es un territorio ocupado. Vamos a construir en Jerusalén porque es nuestro derecho. Lo que diga la ONU no me interesa".

Revista de Medio Oriente 

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