Thursday, March 28, 2013

El New York Times, ¿cheerleeder de la próxima Intifada? - David Gerstman - Mideast Media Sampler



El New York Times lo ha vuelto a hacer. Menos de dos semanas después de la publicación de un ataque intelectual contra Israel, publica un artículo glorificando los ataques físicos contra Israel. La historia viene en la portada de revista del New York Times de ayer, “¿Será aquí donde comience la Tercera Intifada?”, y es obra de Ben Ehrenriech. (La portada tiene una frase más provocativa: "Si hay una tercera Intifada, queremos ser los que la iniciaron").

Chemi Shalev, del ala izquierdista del diario Ha'aretz, nos muestra un pequeño secreto sobre Ehrenreich:
En 2009, Ehrenreich publicó un ataque directo contra el sionismo en Los Angeles Times en un artículo titulado "El sionismo es el problema". En dicho artículo, Ehrenreich fustigaba no sólo las "deplorables condiciones en que viven y mueren los palestinos en Gaza y Cisjordania", sino que también atacaba "los principios sionistas sobre los que se fundó el Estado". 
"El problema es funcional", escribía Ehrenreich. "La fundación de un Estado moderno con una sola identidad étnica o religiosa en un territorio que es étnica y religiosamente diverso, conduce inexorablemente a cualquier política de exclusión o de limpieza étnica al por mayor. En pocas palabras, el problema es el sionismo".
En otras palabras, Ehrenreich es otro ideólogo anti-Israel similar a Joseph Levine, quien recientemente explicó en el  New York Times por qué Israel no puede ser legítimo mientras sea un Estado judío y democrático. El artículo de Los Angeles Times estaba escrito en un tono mesurado y profesoral. De modo que los aspectos escandalosos del artículo radican en las omisiones que indican que Ehrenreich no está diciendo toda la verdad. Por ejemplo, Ehrenreich escribe:
"Sin embargo, poco se resolvió en Oslo. Una Segunda intifada estalló en el 2000, al principio sobre todo según el modelo establecido por el levantamiento anterior. Los palestinos bloquearon carreteras y lanzaron piedras".
Pero la Segunda intifada no entró en erupción espontáneamente. Fue orquestada por Yasser Arafat, y  las evidencias disponibles son abrumadoras. Pero Ehrenreich no está interesado en esos hechos.

En el blog This Ongoing War, Roths nos comenta otra omisión:
Eso es todo lo que él escribe sobre Ahlam Tamimi, pero podemos darle más información. Ella es una jordana que, con 21 años de edad y siendo presentadora de las noticias en la televisión oficial de la Autoridad Palestina, se alió con Hamas para convertirse en una terrorista. Ella participó en el diseño y planificación, además de ayudar en la ejecución, de una masacre en el centro de Jerusalén en una calurosa tarde del verano de 2001. Ella eligió el blanco, un restaurante lleno de niños judíos, y proporcionó la bomba. El resultado (15 muertos, un dieciseisavo todavía en estado vegetativo aún hoy en día, y 130 heridos) fue tan edificante para ella que se ha plantado ante las cámara una y otra vez para afirmar, sonriendo ante la cámara, lo orgullosa que está de lo que hizo. Ella se muestra completamente libre de remordimientos. Una criminal convicta y una asesina en serie condenada por cargos de homicidio múltiple, y que nunca ha negado el papel que abrazó y que justifica plenamente. 
Sin embargo, todo lo que el New York Times cuenta de la residente favorita de Nabi Saleh durante su estancia allí, es que fue una compañera de lucha "que ahora vive en el exilio en Jordania". Punto. Y esto no es un simple descuido. Los editores de The New York Times vuelven a mostrar una vez más a esa psicópata tal como hace seis años. Entonces, como ahora, sentimos la necesidad de que alguien diera marcha atrás en la historia y mostrara las "frías verdades acerca de esos dulces rostros de jóvenes palestinas", y por una vez mostrara un poco de atención. Pero estaba claro para nosotros que quienes entonces pensaban percibir la “grandeza de espíritu de esa joven”, aún continúan haciéndolo, 
Uno de los niños asesinados en la matanza de Sbarro en la que participó Ahlam Tamimi fue mi hija Malki de 15 años.
Por su parte, Israellycool reseña la historia de Roth y añade otro detalle que se omitió de alguna manera:
Voy a añadir lo siguiente: Como he publicado recientemente con respecto a un articulo elogioso de Bassem Tamimi  en el Ha'aretz, en su página de Facebook Tamimi Press, indica claramente que está luchando por una solución de un único Estado - un estado palestino -, además de que apoya el terrorismo y a los terroristas que cometen atroces asesinatos persiguiendo este objetivo.
El obvio objetivo del artículo de Ehrenreich en el New York Times es retratar esa tan "deseada" próxima Intifada como la “justificada respuesta no violenta a las acciones de Israel”, pero como Elder of Ziyon observa, el lanzamiento de grandes piedras y de cócteles molotov contra la "ocupación" no es exactamente una expresión no violenta:
Lástima que el señor Ehrenreich no trate de hacer retroceder la irritación de Bassem Tamimi impugnando su idea de que lanzar piedras es supuestamente una actitud "no violenta". 
Porque desde hace unos días una niña israelí de tres años se encuentra en estado crítico como consecuencia de un ataque “no violento” con piedras contra el coche que conducía su madre – en el cual también viajaban algunos de sus pequeños hermanos y hermanas -. 
Aunque por otra parte, la historia de este ataque “no violento” no la podrán encontrar en el New York Times, por lo que no debe ser muy importante.
Israel Matzav añade:
Es como si estos periodistas estuvieran deseando que esa Intifada se desencadenara. Quizás quieran otra Intifada “no violenta” en la que cientos de personas mueran, Dios no lo quiera.
Lo crean o no, esta no es la primera vez en la que el New York Times ha idealizado una Intifada. La revista dominical del 29 de octubre de 1989 contaba  “el interior de la Intifada” por medio del entonces corresponsal de Israel, Joel Brinkley.
A la luz de una luna casi llena, el shebab, agachándose detrás de unas pequeñas rocas, ve la llegada del autobús. Sentado en el asiento delantero está un soldado de color verde oliva, con el M-16 estribado en la ventana. En los jeeps que preceden y siguen al autobús (protegiendo a los civiles), las tropas también se sientan con sus armas dirigidas hacia la oscuridad y bajó sus escudos de plexiglás. Al llegar a la ciudad los soldados escuchan varios silbidos estridentes, es la señal que se dan los shebab entre sí. Desde los jeeps, como si fuera la respuesta, llega el ruido del chasquido del cerrojo de los fusiles y la carga de las balas en las recamaras. 
A medida que el autobús avanza pesadamente, los jóvenes palestinos ajustan sus máscaras y se levantan en silencio en la oscuridad. Cada uno toma puntería y con toda su fuerza lanza sus piedras del tamaño de unas pelotas. A pesar de que las rocas vuelan, ellos se giran y corren sin esperar a ver los resultados. 
... 
Antes de que el crujido de los cristales rotos se haya detenido reverberando a través del campo silencioso, los soldados ya están en el suelo, disparando andanadas de balas de goma y caucho a las formas que creen ver moviéndose en la oscuridad. El conductor, Itzik Meuchas, también salta enarbolando una pistola, agitado y enojado.

Joel Brinkley es actualmente profesor de periodismo en la Universidad de Stanford. Me pregunto si ahora discute la ética de marchar con un grupo de vándalos con la intención de atacar a los civiles de un autobús.

Pero el problema más grande radica en el New York Times. Este es el diario que frecuentemente castiga en sus editoriales al gobierno israelí por no hacer lo suficiente por la paz. Sin embargo, este mismo diario utiliza su influencia no para fomentar el compromiso, sino para promover y prolongar las quejas palestinas contra Israel. La hipocresía del New York Times es asombrosa.

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